Un informe sostiene que los atentados han disminuido, pero en 2022 se ha arrestado a 46 personas
7 de mayo 2023.- Kanjaa, el atacante de la iglesia de Santa María Auxiliadora de Algeciras, lo hizo porque sintió que los cristianos «tenían un pacto con Satanás». Tres días después de los hechos, que tuvieron lugar en enero de este año, manifestó a la Policía Nacional: «Tenía que matar a todos los sacerdotes que se encontraban en la iglesia». Incluso argumentaba una pronta llegada del «fin del mundo».
Abdellah Gmara embistió la terraza de un bar en Torre Pacheco, Murcia. Falleció uno de los comensales y el propio conductor, que además se infringió heridas de arma blanca. Su familia explicó que tenía las facultades mentales mermadas. El director del Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo (OIET), Carlos Igualada, explica que «es muy complejo establecer dónde esta la línea entre cometer un acto terrorista basado en unas ideas políticas o debido a una enfermedad mental». No obstante, añade, «tanto en Torre Pacheco como en Algeciras se consideran atentados terroristas porque durante la investigación se ha demostrado que estas personas habían asumido un proceso de radicalización por consumo de propaganda y otras labores vinculadas a grupos yihadistas».
El citado observatorio acaba de publicar su último informe, correspondiente al año 2022, en el que, aunque no incluye el atentado de Algeciras —cometido en 2023—, ya alerta de que los últimos ataques «no están siendo dirigidos por organizaciones terroristas, sino por individuos autorradicalizados». Un modelo que se viene repitiendo desde finales de 2017.
Desde el año 2018 se han realizado en España tres atentados yihadistas. Los ya mencionados de Algeciras y Torre Pacheco y un ataque a la comisaría en » en agosto de 2018, donde el agresor murió abatido por una agente de los Mossos d’Esquadra. Ataques solitarios sin reivindicación que distan mucho de los atentados de Barcelona en 2017 o los ocurridos en otras capitales europeas (París en 2015, Bruselas y Niza en 2016 y Manchester en 2017).
En cifras
2.270 atentados yihadistas a nivel internacional durante el año 2022.
Tres atentados en España desde 2018.
27 operaciones frente al yihadismo en nuestro país durante el último año.
«Estamos en una mejor situación en comparación con el periodo anterior (2015-2017), pero no se puede asegurar que en España no vayamos a tener un ataque con células terroristas o con un número mayor de víctimas», asegura Igualada, quien valora enormemente el trabajo de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y las labores de inteligencia. Si bien los atentados han disminuido en España, las operaciones frente al yihadismo se han multiplicado. En 2022 se realizaron 27, con el arresto de 46 personas con «presunta vinculación con actividades ligadas al yihadismo». En cuatro de estas operaciones «la persona arrestada había manifestado abiertamente su intención de cometer una acción terrorista, algo que es probable que hubiese ocurrido de forma más o menos inminente», explica el reciente informe, que destaca operaciones como Kital, Sakina, Besos-Mifta o Talikodos.
Preocupan especialmente las conexiones de alguno de los detenidos con «combatientes terroristas extranjeros». Además, sobre el retorno de mujeres y menores españoles provenientes de campos de detención sirios hay todo un capítulo en el informe. Daniel Pérez, investigador del OIET, pone como ejemplo las repatriaciones de Yolanda Martínez y Luna Fernández, destacando que es un desafío complejo y diverso que necesita un itinerario personalizado «hacia la desvinculación de la violencia terrorista».
Durante el año 2022, destaca el informe, las noticias sobre terrorismo yihadista han dejado de estar entre los principales temas de conversación pública. Inés Gaviria, directora de Comunicación de COVITE, explica que las víctimas tienen un papel esencial en esto, pues son las únicas que pueden revelar el alcance real de las consecuencias del terrorismo. Gracias a sus testimonios se puede paliar la dejación social e institucional a la que suelen ser relegadas y contribuir a la reparación, y su presencia, además, constituye el recuerdo permanente del mal, lo que las convierte en una barrera frente al empuje de teorías legitimadoras del terrorismo. Sin embargo, «la perspectiva desde la que se suele abordar el terrorismo —y el yihadismo no es una excepción—, tanto en el ámbito académico e histórico como en el político, social y cultural, tiende a poner el foco en los perpetradores y no en la situación de los protagonistas pasivos e involuntarios del fenómeno, que son las víctimas».
Desde el año 2018 se han realizado en Europa 45 atentados con 53 víctimas mortales y, a nivel internacional, en 2022 se produjeron un total de 2.270 atentados terroristas en los que perdieron la vida 8.305 personas. La mayoría de ellos en el continente africano, concretamente en Burkina Faso y Malí, «centros gravitatorios de la actividad yihadista global». El ataque a las poblaciones cristianas está siendo indiscriminado en países como República Democrática del Congo y Mozambique. Pero desde el Observatorio Internacional de Estudios sobre Terrorismo advierten: «Es cuestión de tiempo que Al Qaeda y Daesh traten de reorientar su atención de nuevo sobre Occidente».
ÁLVARO REAL ARÉVALO
Alfa y Omega
Imagen: La Audiencia Nacional juzga en noviembre de 2022 a presuntos integrantes
de una célula yihadista que planeaba atentar en Barcelona.
(Foto: EFE / Fernando Villar).