El domingo se abrirá en Alcalá de Henares la causa de beatificación de la hermana Clare, sierva del Hogar de la Madre fallecida en 2016 en un terremoto en Ecuador.
9 de enero 2025.- «Continuamente nos llegan mensajes de personas a las que la hermana Clare Crockett les ha cambiado la vida. Son tantas historias, tan distintas… pero lo impresionante es que son conscientes de que ella es quién ha intervenido, a veces de forma realmente sorprendente, para acercarles a Dios», cuenta la hermana Beatriz Liaño, sierva del Hogar de la Madre.
En la comunidad de Alcalá de Henares viven con júbilo estos primeros días del 2025, porque el próximo domingo, 12 de enero, se llevará a cabo la apertura de la causa de beatificación de la religiosa irlandesa en la catedral diocesana. La ceremonia tendrá lugar a las 17:30 horas y marcará el inicio formal del proceso para investigar la vida y virtudes de a hermana, a quienes muchos llaman «mi amiga del cielo; y una amiga insistente».
La hermana Clare nació en 1982 en Derry, en Irlanda del Norte, en un ambiente difícil, marcado por luchas sangrientas por la independencia de la región del Gobierno del Reino Unido, algo que hirió profundamente su corazón. Pero ya apuntaba las maneras que de ella destacarían después todos los que la conocieron: carisma, luz y alegría desbordantes. Algo que inicialmente volcó en el mundo artístico: su sueño era ser actriz famosa —y luego «monja famosa», le costaba abandonar su deseo—. Trabajó como presentadora de programas juveniles de televisión para el Canal 4, uno de los más importantes de Reino Unido. A los 17 se había interesado por ella el Canal Nickelodeon. Hasta llegó a interpretar un papel en la película Sunday, que describe las matanzas del Domingo Sangriento.
Tenía 17 años cuando, en el Jubileo del año 2000, viajó a España para participar en un encuentro de oración en Semana Santa con el Hogar de la Madre. «Buscaba sol y fiesta y se encontró con un grupo de personas que celebraba con toda intensidad la Pasión, Muerte y Resurrección del Señor», recuerdan sus hermanas de congregación. Los primeros días los pasó descansando y fumando. El Viernes Santo alguien dijo: «Clare, hoy sí que tienes que entrar en la capilla. Hoy es Viernes Santo». Durante la liturgia se acercó a besar la cruz y ese sencillo gesto supuso un antes y un después en su vida. Un año más tarde entró como candidata de las Siervas del Hogar de la Madre. Fue un proceso lento. Ella misma explicó: «Al principio tenía la tentación de mirar para atrás y decir: “Lo quiero otra vez”. Pero entendí que había encontrado un amor más grande».
«Un poderoso estímulo para los jóvenes»
Antonio Lucena, obispo de la ciudad complutense, asegura que «es una satisfacción para mí presidir este solemne acto, que muestra la bondad de Dios, que enriquece con sus dones a sus hijos, en la Iglesia, de manera que el pueblo cristiano puede reconocer en ellos una presencia especial de la gracia». En declaraciones a Alfa y Omega, asegura que pide «al Señor que, si es su voluntad, el proceso que se inicia llegue a buen término, ya que la vida de la hermana Clare, si se prueban sus virtudes heroicas, puede ser un poderoso estímulo para la vida cristiana de muchos jóvenes, y especialmente para aquellos que son llamados a la vida consagrada».
Pasó por muchos destinos: en Cuenca trabajó en una residencia para niñas y jóvenes de familias con dificultades. Allí puso de manifiesto el don tan especial que tenía para llegar a las almas de los niños y jóvenes. Después viajó hasta Florida, en EE. UU., donde las siervas abrieron una casa y se pusieron al servicio de una parroquia y su escuela. También estuvo en Mislata, en Valencia, donde atendió espiritualmente a los enfermos terminales y crónicos del hospital de la localidad. Su último destino, en 2012, fue Ecuador. Daba clase de religión y de inglés en varios colegios, algunos en zonas muy pobres, y desarrolló una gran labor parroquial y de evangelización de niños y jóvenes, un intensísimo ritmo de trabajo al que se unía el desgaste por las diversas enfermedades tropicales que padeció. Dos años después, en 2014, fue destinada a Playa Prieta y desde allí entraba en la selva preamazónica para evangelizar a sus habitantes. Todos la recuerdan siempre abrazada a su guitarra. La hermana Kelly María Pezo rescata: «Cuando cantaba se notaba que así era como vivía. Cantaba con todas sus ganas, con todas sus fuerzas, hasta quedar afónica. Cuando ella hacía algo, lo hacía con todas sus ganas, sin guardarse nada». Por eso su lema de vida, el que da título al documental sobre ella, es «o todo, o nada». El terremoto que acabó con su historia y con la de otras cinco jóvenes aspirantes comenzó a las 18:58 horas del sábado 16 de abril de 2016. Ese día, en la comida, la conversación había girado en torno al tema de la muerte. La hermana Clare dijo, con mucha seguridad: «Yo no le tengo miedo a la muerte. ¿Por qué voy a tenerlo, si me voy a ir con Aquel con el que he anhelado estar toda mi vida?».
«Me impresiona de forma especial cuántos seminaristas le deben su vocación, no solo el ingreso en el seminario, sino la superación de momentos de crisis. Conocimos a uno que se ordenó con una camiseta con el rostro de Clare debajo de la sotana», explica la hermana Beatriz Liaño. Y la tumba es ya lugar de peregrinaciones masivas en su Irlanda del Norte natal, en su pueblo doliente, Derry.
CRISTINA SÁNCHEZ AGUILAR
Alfa y Omega