En su discurso al término del encuentro en Viena sobre «La cooperación internacional para hacer frente a las violaciones del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos», el observador permanente de la Santa Sede destacó el riesgo que corren las prerrogativas fundamentales de la persona durante los conflictos armados.
Ciudad del Vaticano, 30 de marzo 2022.- «¿Qué podemos hacer, como miembros de la comunidad internacional, para reducir el riesgo de violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario durante un conflicto armado?» Esta fue la pregunta que planteó monseñor Janusz Urbańczyk, observador permanente de la Santa Sede ante la OSCE, la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa, al concluir una conferencia en Viena sobre «La cooperación internacional para hacer frente a las violaciones del derecho internacional humanitario y del derecho internacional de los derechos humanos». La guerra, dice Urbańczyk, es, en sí misma, una ruptura del orden jurídico internacional y representa un «profundo fracaso del Estado de Derecho internacional».
La paz se basa en el respeto de los derechos
Desde el Acta Final de Helsinki de 1975, recuerda el representante de la Santa Sede, los derechos humanos universales y las libertades fundamentales se reconocen como «un factor esencial para la paz, la justicia y el bienestar, necesario para garantizar el desarrollo de las relaciones amistosas y la cooperación entre sí y entre todos los Estados». Por lo tanto, cualquier violación de los derechos humanos universales y las libertades fundamentales es una amenaza para la paz. Urbańczyk recuerda entonces las palabras del Papa Francisco, desde el principio de la inaceptable agresión armada contra Ucrania. El Pontífice llamó la atención sobre las continuas violaciones de los derechos humanos fundamentales, insistiendo en que se respete de nuevo el derecho internacional. «La sangre y las lágrimas de los niños, el sufrimiento de las mujeres y los hombres que defienden su tierra o huyen de las bombas sacuden nuestra conciencia. Una vez más la humanidad se ve amenazada por un perverso abuso de poder y de intereses particulares, que está condenando a personas indefensas a sufrir todas las formas de violencia brutal.»
Violaciones que cuestionan nuestra conciencia
La Santa Sede siempre ha estado convencida, concluyó el observador permanente, de que la seguridad y la paz se «modelan con esfuerzos dirigidos día a día hacia el establecimiento del universo ordenado querido por Dios, con una justicia más perfecta entre los hombres». Ese orden y esa justicia no se basan en la fuerza del poderío militar, sino en el respeto sincero a la defensa y promoción de los derechos humanos universales y de las libertades fundamentales, cuyas violaciones nunca dejarán de inquietar nuestras conciencias.
GIANCARLO LA VELLA
(Vatican News)