El español Manuel Barrios, elegido en junio nuevo secretario general de la Comisión de las Conferencias Episcopales de la Comunidad Europea (COMECE), ha tomado posesión de su cargo en el comienzo de un curso (otro más) decisivo para la Unión Europea. Después de años de negociaciones y meses de prórroga, el brexit podría producirse dentro de unas semanas sin acuerdo, con serias consecuencias, como ha reconocido el propio Gobierno. Esta decisión provoca en COMECE, «como cristianos y europeos, pesar». También preocupación por la cuestión de la frontera con Irlanda, que Barrios, en declaraciones a Alfa y Omega espera que «pueda resolverse de un modo adecuado para todos».
Pero –recuerda– «lo primero que tenemos que hacer es respetar el voto de los británicos», pues «el proyecto europeo está ligado de modo intrínseco a la democracia». Con todo, el sacerdote madrileño apunta a que incluso si se sale de la Unión Europea «el Reino Unido formará siempre parte de Europa», por lo que confía en que «al final del proceso se mantendrán buenas relaciones, de colaboración y entendimiento».
La apuesta de COMECE y de la Santa Sede por la unidad europea es clara. Y se ha visto respaldada por la decisión del Papa de crear cardenal, el 5 de octubre, a su presidente, monseñor Jean-Claude Höllerich. Pero los retos a día de hoy son importantes. En el otro extremo del mapa europeo, la actitud del Grupo de Visegrado (Hungría, Polonia, la República Checa y Eslovaquia), con su rechazo a Bruselas y a la inmigración y su populismo nacionalista, sigue cuestionando la viabilidad de una integración plena entre las dos Europas, la occidental y la oriental. La diferencia entre ellas «la percibimos también dentro de la COMECE, entre los obispos», reconoce Barrios. Con todo, insiste en que Europa sigue necesitando «sus dos pulmones». «Es un proyecto de “unidad en la diversidad”, y en esto los cristianos podemos aportar mucho».
Sin embargo, el secretario general de COMECE ve la participación en las elecciones al Parlamento Europeo de mayo, «superior al 50 % y a las elecciones precedentes», como «una buena señal. Se ha dicho que los europeos han dado una nueva posibilidad a Europa. Las instituciones europeas deben hacerse cargo de lo que este voto significa haciendo políticas que las acerquen a los ciudadanos y sus preocupaciones». Pide también que en los Estados miembro «se hable de Europa y de sus instituciones y se muestre lo que es la identidad europea y lo que implica. Necesitamos políticas creativas», como el programa Erasmus.
La polémica decisión de la nueva presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, de proponer que la cartera de migraciones se denomine «Protección del modo de vida europeo», criticada por la izquierda como una cesión a los populismos antiinmigración, ha devuelto a la actualidad la reflexión sobre la esencia europea. Para Barrios, «está ligada a los valores que constituyen el alma de Europa, como la libertad, la democracia, la solidaridad, el Estado de Derecho, la subsidiariedad, la justicia social…», que «tienen su origen también en las raíces cristianas» de Europa. Y hoy se ven amenazados por «los miedos e incertidumbres, la crisis económica y migratoria, la distancia entre instituciones y ciudadanos, los nacionalismos extremos y los populismos».
Otro reto para la nueva legislatura europea es la reforma del Reglamento de Dublín, para evitar los problemas desatados por la obligación de que las solicitudes de asilo deban tramitarse en el primer país de la UE al que llega un migrante. ¿Tiene COMECE alguna propuesta para una regulación alternativa? «Lo primero siempre es el respeto de la dignidad de todo ser humano. Para los cristianos estas personas que se acercan a nuestras fronteras no solo son seres humanos que hay que respetar, son hermanos que debemos acoger. A los políticos les toca hacer leyes justas que respeten estos principios ejerciendo la virtud de la prudencia».
M. M. L.
Imagen: Manuel Barrios, secretario general de la COMECE,
saluda al presidente de COMECE, Jean-Claude Hollerich.
(Foto: Manuel Barrios Prieto)