Religiosos y cooperantes de Médicos Sin Fronteras se han visto obligados a huir de Jartum. Según un experto, es clave que la comunidad internacional no reconozca a ninguno de los bandos.
4 de mayo 2023.- «Casi todos los religiosos han salido ya» de Jartum, escribía a Alfa y Omega el nuncio en Sudán, Luis-Miguel Muñoz Cárdaba, el 27 de abril desde Yibuti, antes de viajar a Eritrea. «La situación es dramática» desde que el día 15 empezaron los enfrentamientos entre las Fuerzas Armadas, fieles al general Abdelfatá al Burhan, presidente del Consejo Soberano de Transición, y los paramilitares de las Fuerzas de Apoyo Rápido de Mohamed Hamdan Dagalo, Hemedti. Al igual que los ciudadanos de Occidente, también el personal de Médicos Sin Fronteras (MSF) dejó la ciudad. «En muchos barrios la gente no puede salir, es demasiado peligroso», relata desde Kenia Jairo González, responsable de la entidad en África oriental. No hay agua ni luz.
En todo el país al menos 14 hospitales han sido bombardeados y en las zonas de conflicto el 70 % no funciona, según el Sindicato de Médicos. «Hay informes que hablan de que los atacan directamente», apunta González. También «han matado a gente que intentaba salir de Jartum» o llegar a los pocos centros abiertos, que están saturados, sin apenas material ni combustible. «Los trabajadores están exhaustos y los de los turnos siguientes no logran llegar».
El estallido se produjo cuando se preparaba un paso más en la transición hacia un Gobierno civil. Al Burhan y Hemedti eran aliados: en 2021 colaboraron en un golpe de Estado para frenar las reformas que habían empezado en 2019 tras tres décadas de dictadura. Últimamente «empezaban a reconocer la necesidad de una transición verdadera» que atrajera la financiación internacional que el país necesita desesperadamente; pero «se estaban haciendo de rogar», explica Joseph Siegle, analista del Africa Center for Strategic Studies con sede en Estados Unidos. Además «nunca han confiado mucho el uno en el otro». Todo explotó cuando llegó el momento de que los paramilitares se integraran en las Fuerzas Armadas, lo que restaba fuerza a Hemedti. «Este conflicto no es una guerra civil con partidarios de uno y otro por razones regionales o étnicas, es casi del todo una lucha por el poder».
Sudán
Población: 49,2 millones.
Religión: Musulmanes, 91 %, y cristianos, 5,4 %.
Hambre: 7,8 millones no cubren sus necesidades mínimas.
Quien lo sufre es una población en la que ya había 16 millones de personas que necesitaban ayuda humanitaria urgente por las consecuencias de la violencia en la región de Darfur, la sequía y la hiperinflación. «Sudán ya era el cuarto país de África con más desplazados a la fuerza, 3,9 millones; y los cercanos Etiopía, Sudán del Sur y Somalia también están entre los cinco primeros», abunda Siegle. «Un conflicto prolongado pondrá una enorme carga humanitaria en la región», en la que no faltan conflictos.
«No sabemos qué ocurrirá»
De momento, MSF sigue trabajando donde puede, por ejemplo atendiendo a «miles de personas que han huido de Jartum a Wad Madani». Ha reforzado su protocolo de seguridad y los equipos móviles siempre informan de su ruta a las autoridades y los combatientes. Al mismo tiempo, la entidad estudia cómo ampliar su respuesta. «Hay equipos preparados para entrar al país» y están acopiándose de material. Quieren llevar cirujanos a la maternidad de Al Fasher (Darfur), con la que colaboran. Ahora es el único hospital de la zona. Ha recibido a 400 heridos y la falta de preparación ante esta avalancha, entre otros motivos, ha hecho que 54 fallecieran.
Pero para que puedan llegar, hace falta que se abran los aeropuertos y «negociaciones transparentes para asegurar un acceso total. Necesitamos poder asistir dónde y cuando sea preciso», sin depender de corredores humanitarios o treguas. Después de 40 años abordando las consecuencias de la violencia y los desastres naturales, González reconoce que «no sabemos qué ocurrirá, la situación actual no tiene precedentes».
Siegle ve una posible salida. «Será vital que haya mensajes constantes de la comunidad internacional de que ninguno de los líderes será reconocido aunque gane». También le inspiran confianza los líderes de la sociedad civil y los comités de resistencia formados por jóvenes, que «han sido muy resueltos y organizados» reclamando una transición y «no van a aceptar otro Gobierno militar». Si pueden ofrecer un marco de cómo avanzar hacia la democracia, cree que sería posible una solución diplomática.
Entre guerras y golpes de Estado
1956
• 1 de enero. Sudán logra la independencia del Reino Unido. Guerra civil entre norte y sur hasta 1972.
1983
• 5 de junio. Sudán logra la independencia del Reino Unido. Guerra civil entre norte y sur hasta 1972.
1989
• 30 de junio. El coronel Omar al Bashir depone al Gobierno democrático en un golpe de Estado.
2019
• 11 de abril. Tras cuatro meses de protestas el Ejército depone a Al Bashir y se inicia una transición.
2021
• 25 de octubre. Golpe de Estado militar para no entregar el poder a un civil. En noviembre dan marcha atrás.
2022
• 5 de diciembre. Tras dimitir el primer ministro en enero, se firma un nuevo acuerdo de transición.
MARÍA MARTÍNEZ LÓPEZ
Alfa y Omega
Imagen: El conflicto ha dejado coches y edificios quemados en la zona del mercado de Jartum.
(Foto: Reuters / Mohamed Nureldin Abdallah)