El Santo Padre dedicó la catequesis del miércoles 5 de noviembre a la dimensión jerárquica de la Iglesia. Cómo mediante los ministerios, Cristo edifica la Iglesia como su cuerpo y de entre ellos destaca el ministerio episcopal, a través del cual el Señor se hace presente en su Iglesia, la guía y la cuida.
»En la presencia y en el ministerio de los obispos, de los presbíteros y diáconos -ha dicho-podemos reconocer el verdadero rostro de la Iglesia… y a través de estos hermanos elegidos por el Señor y consagrados con el sacramento de la ordenación, la Iglesia ejercita su maternidad». Francisco ha destacado que no se trata, por tanto, de un cargo honorífico, sino de un servicio que se ha de realizar siguiendo el ejemplo de Jesús.
Ha hablado también de la unión de los obispos como una única familia. »Al igual que Jesús llamó y pensó en los Apóstoles no por separado sino unidos en torno a él, como una familia, también los obispos constituyen un único colegio, reunido en torno al Papa, que es el custodio y garante de la comunión entre ellos» y ha recordado »a todos los obispos repartidos por el mundo que se sienten unidos a los demás, y son expresión visible del vínculo íntimo que une sus respectivas comunidades en la única Iglesia de Cristo».
El Papa ha concluido explicando que no existe una Iglesia sana si los fieles, los diáconos y los presbíteros no están unidos al obispo. »Esta Iglesia separada del obispo es una Iglesia enferma».
El proceso de nulidad matrimonial no tiene que entrar en el marco de los negocios
Antes de salir a la Plaza de San Pedro para celebrar como cada miércoles la audiencia general, el Papa Francisco ha recibido en el Aula Pablo VI a los participantes del curso sobre el matrimonio organizado por la Rota Romana. El Papa ha recordado cómo en el Sínodo se habló de los procedimientos y la preocupación de simplificar los procesos por una razón de justicia. Francisco ha hablado también de todas las personas que esperan desde hace años una sentencia. »Algunos procedimientos son tan largos y tan pesados -ha dicho- que no favorecen, y la gente se va».
El Pontífice ha destacado la importancia de la realización de este tipo de cursos y la necesidad de estar muy atentos a que los procedimientos no estén dentro del marco de los negocios, refiriéndose a los escándalos públicos. »En el Sínodo se ha hablado de gratuidad y se tiene que ver. Porque cuando el interés espiritual va unido al económico, ¡esto no es de Dios! La Madre Iglesia -ha concluido- es muy generosa para poder hacer justicia gratuitamente, como gratuitamente hemos sido justificados por Jesucristo. Esto es importante: separadas las dos cosas».