Monseñor Sviatoslav Shevchuk, Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, dedica su reflexión a los heridos y hace un llamamiento a las instituciones internacionales, a la opinión pública de la comunidad mundial para que juntos puedan detener la guerra en Ucrania.
20 de marzo 2022.- “No hagan oídos sordos a los gemidos, a los gritos, a los llantos de miles de personas en Ucrania”. Esta es una de las dolorosas frases del Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana Primado de la Iglesia Greco-Católica Ucraniana, en su mensaje cotidiano, casi un parte de guerra, un quejido profundo por un pueblo que escapa, sangre y muere bajo las bombas. En su reporte del 19 de marzo, el prelado ucraniano recuerda que Ucrania está viviendo el 24º día de esta “sangrienta e injusta guerra emprendida por el agresor ruso contra el pacífico pueblo ucraniano”.
La victoria no es del más fuerte…
“Hoy, esta noche, en particular, Ucrania ha seguido defendiéndose. Ucrania se mantiene en pie. Ucrania cada vez más cree en su victoria. Sentimos que el Dios Nuestro Señor está con nosotros. Y la victoria no la obtiene aquel que es más fuerte en fuerza humana, sino que la victoria, la obtiene aquel con quien está Dios, aquel quien está en la Verdad, es ese quien tiene la verdadera fuerza…”, recuerda monseñor Shevchuk.
Los heridos…
El primado de Ucrania en su mensaje dirigió una mirada particular a las víctimas inmediatas de esta guerra: los heridos. “Hoy en día, Ucrania ni siquiera sabe con certeza cuántas personas han resultado heridas, lesionadas, lisiadas durante esta guerra”, afirma el prelado, al tiempo que invita a recordar en nuestras oraciones a “nuestros soldados heridos, que llevan en sus cuerpos las heridas de Ucrania de manera muy especial, entregando su vida y su salud por nuestra libertad”. Pero también a los civiles que han sido alcanzados por los ataques aéreos, por las batallas callejeras, por los bombardeos y que se han convertido en las primeras víctimas de esta guerra. A quienes quedaron bajo los escombros de casas destruidas por misiles y bombas y a los padres y madres que cubrieron a sus hijos con sus cuerpos y sufrieron graves heridas.
“Podemos decir que hoy el número de heridos, de diversa gravedad, se cuenta por miles en Ucrania. Toda la tierra ucraniana en estos momentos está llena de gritos, gemidos, de heridas en los cuerpos de la gente… Y cuántas heridas síquicas y espirituales está recibiendo la gente hoy en Ucrania. Ni siquiera sabemos hasta el final de qué estamos hablando”, constata Monseñor Shevchuk.
Dejar entrar el dolor humano en nuestros corazones
Más adelante, el primado greco-católico ucraniano recordó a uno de los mártires del comunismo, el padre Lesiv, quien solía decir: “¡No tengamos miedo de dejar entrar el dolor humano en nuestros corazones, porque justamente es este dolor el que lo que nos hará cristianos!”.
“Hoy debemos ser capaces de co-preocuparnos, de co-sufrir con aquellos que sufren, en particular con los que sufren ese dolor a causa de las heridas personales en las circunstancias de la guerra en Ucrania. ¡Es tan importante para nosotros poder co-sufrir con nuestro prójimo…!”, exclama el prelado ucraniano.
Esta guerra no es un juego virtual
Monseñor Shevchuk. Manifestó su preocupación por la forma en que muchas personas en el mundo de hoy se enteran de la guerra en Ucrania, pues son personas que han crecido a lo largo de su vida, de una manera u otra, con acceso a todo tipo de juegos de computadora.
“A veces, para ellos, la palabra “guerra” puede significar un simplemente un juego, un tipo de espectáculo, otro tipo de show de televisión… Y existe el gran peligro de que incluso las horribles imágenes de la guerra que están viendo hoy, las vean como otro juego más y así viendo cómo a Ucrania la crucifican… cómo a Ucrania la mutilan, la hieren… pueden llegar a verlo sin que les llegue el dolor del pueblo ucraniano”.
Podemos y debemos detener la guerra en Ucrania
Hoy, el prelado ucraniano nuevamente llama a las instituciones internacionales, a la opinión pública de la comunidad mundial.
“Yo no creo que la humanidad sea impotente ante la guerra! ¡Todos juntos podemos y debemos detener la guerra en Ucrania. No hagan oídos sordos a los gemidos, a los gritos, a los llantos de miles de personas en Ucrania… Ábranle a ellos su corazón. Y hagamos todos juntos lo que sea necesario para detener esta terrible guerra. Que la paz gane sobre guerra en Ucrania”, dijo monseñor Shevchuk antes de pedir a la Virgen María, a quien serán consagradas Ucrania y Rusia que tome bajo su amparo al pueblo ucraniano: Oh Santísima Madre de Dios, Inmaculado Corazón de María, sálvanos. Amén.
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