El Papa improvisa sus palabras ante los jóvenes reunidos en Santa María la Mayor en vigilia por la JMJ
(ZENIT – Roma).- En un ambiente de gran entusiasmo, el santo padre Francisco llegó el sábado 8 por la tarde a la basílica de Santa María Mayor en Roma, donde cientos de jóvenes le esperaban para iniciar una vigila de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebró a nivel diocesano. Todo teniendo en vista el sínodo de los obispos de 2018 sobre los jóvenes y la JMJ de Panamá en 2019.
No faltaron momentos de reflexión, lectura del Evangelio, música, oración, ni danzas de unas religiosas africanas. Así como el ingreso de la cruz de la JMJ que de Cracovia pasa a los jóvenes panameños.
Antes de las palabras del Pontífice dieron su testimonio una joven religiosa, sor Marialisa, franciscana alcantarina, que expresó su “alegría por ser una mujer consagrada y de esta época”. “Nunca hubiera pensado de volverme monja”, dijo, porque “después de la confirmación dejé de ir a la Iglesia”. Hasta que en un cierto momento “entendí que la vocación no es otra cosa que una llamada a amar de manera radical”.
El otro testimonio lo dio Pompeo Barbieri, único sobreviviente de una escuela que el 31 de octubre de 2002 fue arrasada por un terremoto. “No tengo más miedo –dijo al concluir su narración– de lo que la vida me reserva”.
“Gracias jóvenes por estar aquí”, dijo el Papa que dejó de lado el discurso que había preparado e improvisó unas palabras. Recordó que se está en camino hacia”un sínodo del cual ningún joven tiene que sentirse excluido”, un sínodo “de y para todos los jóvenes”, ninguno excluido. “Cada joven tiene algo que decirle a los otros, algo que decir a los adultos, a los sacerdotes, a las monjas a los obispos y al Papa. Todos tenemos necesidad de escucharles” y el sínodo programado para el 2018 les escuchará, aseguró.
Recordando la parte del Evangelio que narra cuando la Virgen María fue de prisa para ayudar a su prima santa Isabel, señaló que “el mundo de hoy necesita jóvenes que vayan rápido”, sabiendo que “la vida a ellos les ofrece una misión”. O sea ser “jóvenes en Camino”.
“El mundo solamente puede cambiar si los jóvenes están en camino” aseguró el Papa. Entretanto indicó que “el drama del mundo de hoy” es que “los jóvenes muchas veces son descartados”, sin trabajo, sin un ideal, sin educación ni integración y muchos tienen que mirar a otros países. “Hoy es duro decirlo pero muchas veces hoy los jóvenes son material de descarte”. Y “en el sínodo queremos decir que no son materiales de descarte”.
Citando al joven Pompeo señaló que “por dos veces estuvo al límite de ser material de descarte y logró salir adelante”, porque “la vida cuando miramos el horizonte, siempre nos sorprende”.
Francisco reconoció que en el camino hacia el sínodo y hacia Panamá, hay un riesgo, pero si un joven no arriesga se ha envejecido, dijo y los exhortó así a “arriesgar en la vida para preparar el futuro que está en vuestras manos”. Señaló también que la Iglesia necesita más primavera y la primavera es la estación de los jóvenes. Quiero invitarles también a hacer este camino hacia el sínodo y Panamá con alegría, sin miedo, sin vergüenza, con coraje. “Porque se necesita coraje”, dijo.
Les invitó además a agradecer a Dios “así cómo somos”. Porque si bien debemos preguntarnos quienes somos, sobre todo debemos preguntarnos ‘para quien soy yo’, como hizo María antes de ir a lo de su prima Isabel.
El Papa les aseguró en sus palabras que “el sínodo no será un lugar solo para hablar”, porque “la vida para ustedes pide ser concretos”. Y si bien dijo “a mi edad uno está por irse,” en cambio “vuestra edad tiene el futuro delante” y señaló que “a los jóvenes la Iglesia les pide hoy una misión: volver hacia atrás y hablar con los abuelos”.
El Santo Padre aseguró que “tenemos necesidad de este puente de diálogo entre los jóvenes y los ancianos” Y les exhortó: “Les doy esta tarea en nombre de la Iglesia: hablen con los ancianos, pregúntenle cosas y háganles soñar y ustedes lleven ese sueño hacia adelante, profetizando”.
Recordó también a los jóvenes esa canción alpina que dice: “En el arte de subir lo importante no es no caer, sino no quedarse caído”.
“Gracias por vuestro coraje y hacia Panamá. No sé si estaré yo, pero el Papa les preguntará: ¿cumplieron la tarea de hablar con los ancianos?”, concluyó.
Sergio Mora