El presidente de la Pontificia Academia Mariana recalca la importancia de la verificación ante el aumento de engaños.
¿Cómo nace el observatorio sobre apariciones y fenómenos místicos vinculados a la figura de la Virgen?
Surge para dar una respuesta a todos los problemas, a la confusión que han creado ciertas apariciones falsas. En el siglo XIX, por influencia del positivismo, la Iglesia casi negaba lo sobrenatural; no le daba importancia. Pero el problema es que, si lo pasas por alto, pueden nacer sectas, como ya ha ocurrido. América Latina es un ejemplo rampante de proliferación de santeros, curanderos, gurús… gente que quiere sacar tajada de la credulidad del pueblo y de su dolor. Luego está el peligro de la infiltración de las mafias, que saben que los santuarios son una fuente de dinero. Por eso, son los propios obispos los que nos han pedido explícitamente una mariología sana y sólida.
¿Cuál va a ser su papel?
No estamos aquí para ocupar el lugar de los obispos; solo ofrecemos formación. Les intentamos ayudar, porque muchas veces se enfrentan a situaciones de este tipo y no saben qué hacer, no están preparados. O niegan el fenómeno o lo ventilan de forma positiva demasiado rápidamente; otras veces son muy condescendientes. Por eso, cuando un obispo no sabe qué hacer o quiere crear una comisión de estudio, nos llama. Hay que tener claro que la Pontificia Academia Mariana Internacional (PAMI) es un organismo que depende directamente de la Curia romana. Somos los únicos competentes en el tema de la figura de María en todo el mundo. Nuestros estudiosos están acreditados por la Santa Sede. Es decir, se nos reconoce como expertos en esta disciplina y, por tanto, con derecho a intervenir. Cuando nos ponemos manos a la obra lo hacemos con un certificado de la Santa Sede que nos acredita como personas dignas de confianza, sin intereses externos. Pero son los obispos los que hacen el juicio final y tienen la última palabra.
¿Qué pasa si empieza a ser un fenómeno que traspasa fronteras y no se limita a la realidad local?
Si el fenómeno se amplía y se vuelve mundial, como en Medjugorje, por ejemplo, entonces interviene la Congregación para la Doctrina de la Fe. También interviene cuando hay un problema doctrinal o teológico.
¿De qué tipo? ¿Puede poner un ejemplo?
Tenemos un ejemplo claro en los estudios sobre madre Ágreda. Fue condenada por la Inquisición porque dijo que María es la madre de la Iglesia. Se tomó como un error teológico, pero no lo era.
¿Tienen un presupuesto asignado?
No, por hacer esto no recibimos ninguna remuneración. Trabajamos gratuitamente. Esto refuerza nuestra independencia. No tenemos ningún interés que no sea el bien de la Iglesia.
Pero esto también puede limitar el trabajo…
Nuestro trabajo es más bien de coordinación. De momento no podemos hacer bilocaciones [ríe]. Pero ahora con internet es más fácil. Nuestra idea es crear una red de especialistas radicados en todas las partes del mundo, que todas las diócesis cuenten con un lugar específico donde poder encontrar a los expertos, que serán los encargados de bregar con estos fenómenos si se presentan. Para ello contaremos con las distintas sociedades mariológicas nacionales. También ofreceremos cursos online.
Analizan estigmas y lacrimaciones
El Vaticano presentó el pasado 13 de abril el Observatorio Internacional sobre apariciones y fenómenos místicos ligados a la Virgen María, que se integra en la Pontificia Academia Mariana. El objetivo es crear una red de expertos para estudiar casos de apariciones marianas, lacrimaciones, locuciones interiores, estigmas y otros fenómenos místicos cuya autenticidad no ha sido aprobada por la Iglesia.
¿Cómo funciona la comisión de estudio?
Las apariciones se examinan con lupa de forma interdisciplinar bajo una perspectiva científica. La comisión está formada por médicos, abogados, psicólogos… Hay que analizar, por ejemplo, la moralidad de los videntes, su estado físico y psíquico o si hay condicionamientos o intereses externos. A continuación se procede a la votación. Cada miembro de la comisión emite un juicio por escrito, da su voto, su opinión positiva o negativa. Este material se entrega al obispo para que decida.
¿Qué elementos pueden hacer sospechar de que se trata de algo falso?
La Santa Sede dictó unas normas claras sobre esto en 1978. Por tanto, hay un protocolo en acto. Pero hay señales de alerta. ¿Quiere una madre castigar a sus hijos enviándoles enfermedades, la muerte…? De ninguna manera. Así que las apariciones que hablan de castigos de Dios son absolutamente falsas.
¿Cuál es la función del Papa en todo esto?
Hay que dejar claro que las apariciones son revelaciones privadas. No añaden ni quitan nada a las revelaciones públicas, por lo que no es necesaria la aprobación del Papa. Nunca la habrá, nunca la ha habido. Si el Pontífice va a un lugar donde ha habido apariciones ya aprobadas, es siempre con un significado pastoral. Además, hay que tener claro que en el campo del Derecho Canónico no existe la palabra aparición. Para la Iglesia existen las apariciones o fenómenos místicos, pero en el discurso jurídico hablamos de lugar de peregrinación. Son dos cosas diferentes. Por ejemplo, en el caso Medjugorje puede que la aparición no sea aprobada, pero el lugar de peregrinación sí.
¿Era más fácil ahora acometer una investigación de este tipo?
En el pasado era más difícil encontrar documentos, pero hoy es más difícil mantener a raya todas las influencias que pueden distorsionar los mensajes. Los tiempos han cambiado. Tenemos más recursos y más expertos. Por ejemplo, las lágrimas de sangre se analizan con pruebas de ADN y así se pueden cotejar con otras apariciones.
VICTORIA ISABEL CARDIEL C.
Alfa y Omega
Imagen: El franciscano forma parte del comité directivo del observatorio.
(Foto: Victoria I. Cardiel).