En la XVI Jornada de las Asociaciones de Tierra Santa, en Roma, un enfoque especial sobre Siria con el párroco de la parroquia San Francisco de Alepo, padre Karakash. Debido a la guerra y a los daños causados por el terremoto del pasado mes de febrero, muchos han perdido su trabajo y para sobrevivir se ven obligados a vender lo que tienen en casa. Es necesario devolver la esperanza, ofrecer ayudas y apoyar sobre todo a los jóvenes para que no abandonen su tierra.
Ciudad del Vaticano, 12 de noviembre 2023.- Las consecuencias de la guerra son peores que la guerra misma, y Siria hoy, después de la guerra que comenzó en 2011 y el terremoto de este año, es una tragedia olvidada. Hay miseria, hambre y, sobre todo, desesperación, porque en el horizonte no se vislumbran soluciones políticas. Los salarios solo llegan a 15 o 20 dólares al mes, pero muchos no tienen ingresos porque han perdido su trabajo y para sobrevivir se ven obligados a vender todo lo que tienen en casa: la nevera, la lavadora, las sillas. Para describir la dramática realidad en Alepo está fray Bahjat Karakash, párroco de la parroquia San Francisco, que intervino en Roma, en el Antonianum, en la XVI Jornada de las asociaciones de voluntariado que apoyan proyectos en Tierra Santa. «La caridad más grande que hacer es la caridad política – dice – lograr encontrar una solución significa devolver un poco de esperanza. Este es el mayor desafío».
Devolver la dignidad a las personas
Fray Bahjat, franciscano de la Custodia de Tierra Santa, en Siria nació, soñó, pensó y trabajó para que su país se curara, luego cambió de perspectiva. «He entendido que hay que interesarse por las personas y no por las soluciones de manera global y anónima – dice – hay que ayudar a la gente a vivir mejor desde el punto de vista material, pero sobre todo dignamente. Porque es muy fácil ayudar materialmente, es mucho más difícil, en cambio, devolver la dignidad a las personas».
Al lado de los sirios hoy solo hay familias religiosas y organizaciones no gubernamentales, se vive de caridad. Los frailes menores en Alepo, en la mesa de los pobres, alimentan cada día a 1300 personas, cristianos y musulmanes, en los días del terremoto a sentarse a la mesa eran 6 mil. Se debería invertir en el futuro del país, apoyando la educación de los niños y jóvenes, afirma el párroco de San Francisco, para hacer frente al trabajo infantil y a la explotación de los niños por parte de organizaciones criminales. Habría que ayudar también a los jóvenes universitarios, porque no consiguen pagarse las tasas, muchos, además, ni siquiera tienen el dinero para coger el transporte público e ir a clase. Son muchos los que quieren partir, dejar su tierra, en busca de un futuro mejor.
El apoyo de los franciscanos
Los religiosos franciscanos trabajan de varias maneras para ayudar. Ofrecen apoyo psicológico a los niños, tanto cristianos como musulmanes, con la ayuda de psicólogos y psicoterapeutas, involucran a los más pequeños en diversas actividades. En el Centro Tau, nacido para el catecismo y la educación cristiana, hoy se encuentran alrededor de 1200 niños y jóvenes y para los ancianos está el Centro Simeón y Ana. Los cristianos hoy en Siria son apenas el 2% de la población, pero el país todavía tiene «un bagaje de valores cristianos y religiosos» y para fray Bahjat «apelar a estos valores ayudaría a levantar al pueblo y a la nación». Sin embargo, la disminución de los cristianos, «que son mediadores culturales entre Occidente y Oriente, presencia provocadora de paz, diálogo y educación» pone en peligro a toda una sociedad.
En Vatican News – Radio Vaticana, el religioso franciscano pide dar a conocer la realidad actual en Siria, para que no sea olvidado su pueblo en dificultad y espera que a nivel político se abra al diálogo para que el país pueda renacer.
¿Cuál es la situación en Alepo ahora?
La situación es una tragedia lamentablemente olvidada, sobre todo después del terremoto. Muchas personas han perdido su trabajo, muchas familias han tenido la casa dañada y esto se suma a una tragedia previa, la de la guerra, de la crisis económica, por lo que es una situación muy crítica.
¿Qué desafíos deben afrontar los religiosos?
El primer desafío es dar esperanza. No es fácil, porque no hay una solución política en el horizonte. Nuestra respuesta es arremangarnos y ayudar a la gente a vivir con dignidad y dar también un mensaje espiritual, es decir, el del Evangelio y de la esperanza.
¿Qué se puede hacer desde el exterior?
Ante todo informarse sobre la situación siria, saber que es una tragedia aún no terminada, difundir las noticias, interesarse, intentar venir, si es posible, a ver la situación en Siria. Todo esto además de la ayuda material, la caridad y la oración que seguramente nos sostiene.
¿Cuáles son las principales emergencias?
Es muy difícil establecer prioridades, porque todos los frentes son una emergencia, desde la educativa hasta la sanitaria y la económica. Realmente la realidad siria es muy precaria, que necesitaría apoyo en todos los frentes.
¿Cómo ve el futuro de Siria?
Si tuviera que contar con algo contaría con la sociedad, con la gente que todavía conserva valores espirituales y religiosos, valores humanos capaces de volver a poner en pie estas fuerzas para el futuro del país. Pero todo esto sin duda necesitaría un marco a nivel institucional y esto no es posible en la situación actual. Hay que ayudar a los sirios a sentarse a una mesa, a dialogar y a encontrar también una forma de ayuda para que el país renazca.
TIZIANA CAMPISI
Imagen: Edificio destruido en Alepo, Siria.