El arzobispo mayor de Kyiv se reunió en Lviv con una delegación de Ayuda a la Iglesia Necesitada. El temor, dice, es que el mundo se olvide de la guerra en Ucrania mientras nos preparamos para afrontar un segundo invierno sin electricidad ni calefacción: «Aunque el odio es una reacción normal ante la agresión que sufrimos, ceder ante él es dejar que gane».
Lviv (Ucrania), 19 de diciembre 2023.- «Los ucranianos se sienten muy, muy cansados. La gente está agotada, porque no hay señales de que el conflicto esté llegando a su fin. La población está terriblemente traumatizada por la guerra y la cuestión clave es cómo vamos a afrontar este trauma. El futuro del país está ligado a ello». Así se expresaba Su Beatitud Sviatoslav Shevchuk, arzobispo mayor de Kyiv, que el 6 de diciembre, día de San Nicolás, se reunió con una delegación de la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada en Lviv.
Sólo el amor puede ayudarnos a superar la desesperación
«Alrededor del 80% de la población se ha visto afectada por esta guerra», explica Shevchuk, «algunos están heridos físicamente, pero sobre todo lo están en el alma. Y luego está el trauma psicológico, del que soy testigo de primera mano. Siempre que viajo, no puedo dormir durante varias noches, mientras mi cerebro se acostumbra a los sonidos que me rodean». «La guerra que estamos viviendo en Ucrania ya no es una guerra abierta ni un ataque directo», subraya, «sino una guerra de desgaste». «¿Cómo podemos evitar derrumbarnos por el cansancio?», se pregunta el arzobispo mayor, «sólo el amor auténtico nunca se cansa de la lucha, los valores auténticos son los que nos ayudarán a superar la desesperación.»
El miedo a ser olvidados
Dos son las principales preocupaciones del arzobispo mayor, afirma el comunicado de la ACN. La primera es la del invierno. Por segundo año consecutivo, de hecho, la red eléctrica está muy dañada. El año pasado, cerca del 60% de la infraestructura eléctrica quedó destruida, y ahora se calcula que el 75% de los ucranianos dependerá de generadores eléctricos para calentarse. El otro temor es que el mundo se olvide de esta guerra, lo que podría colapsar el flujo de ayuda humanitaria, dejando a la población en una situación de extrema necesidad.
Un país destruido
En este contexto, «las palabras de esperanza son esenciales en una nación devastada por la guerra», explicó Shevchuk. «Hoy existe una línea divisoria, que depende de la experiencia que cada uno haya tenido de la guerra», añadió. «Existe una división entre los que abandonaron el país y los que se quedaron, entre los maridos que sirvieron en el frente y sus esposas evacuadas, y entre los que vivieron la guerra en el oeste de Ucrania y los del este. Por eso es importante trabajar juntos para superar estas diferencias y construir una nueva sociedad basada en el respeto y la tolerancia: «Los sentimientos de abandono y resentimiento hacia los demás son también armas sociológicas de guerra. Es fácil buscar un chivo expiatorio, alguien a quien culpar de todo», afirmó.
Nunca esclavos del odio
A continuación, el jefe de la Iglesia greco-católica hizo un llamamiento a la reconciliación y al perdón como parte del proceso de superación del trauma. Aunque reconoció que el perdón puede ser difícil, subrayó la importancia de no dejar que el odio se apodere de los corazones de las personas. «Cuando el miedo y el odio se apoderan de nuestras decisiones, nos convertimos en sus esclavos. Aunque el odio es una reacción normal ante la agresión que vivimos, ceder a él es dejar que gane en mi corazón».
MICHELE RAVIART
Imagen: Un árbol de Navidad construido con proyectiles de artillería usados en Kyiv .