Intervención de monseñor Robert Murphy, jefe de la delegación de la Santa Sede, en el debate general de la IV Conferencia sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) que concluye hoy 30 de mayo en St John’s, Antigua.
30 de mayo 2024.- «Instamos a los Estados desarrollados a considerar la cancelación de la deuda como un factor de “prosperidad resiliente”». Así lo ha afirmado monseñor Robert Murphy, jefe de la delegación de la Santa Sede, durante el debate general de la IV Conferencia sobre los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (PEID) que se celebra en Saint John’s, Antigua, hasta el 30 de mayo.
«La búsqueda del desarrollo sostenible es esencial para la prosperidad futura de todos los PEID», afirmó el prelado; sin embargo, tiene que hacer frente a «la creciente carga de la deuda» que «obliga a los PEID a elegir de forma insostenible entre el aumento del pago de intereses o la asignación de recursos para invertir en salud, educación, sistemas de protección social e infraestructuras», con dificultades añadidas ante «cuestiones acuciantes como la erradicación de la pobreza y el cambio climático».
Imperativo moral
Llamando, por tanto, a «un enfoque valiente de la deuda», monseñor Murphy reiteró, siguiendo la estela del Papa Francisco, que su cancelación «no es sólo una cuestión de política económica o de desarrollo, sino un imperativo moral enraizado en los principios de justicia y solidaridad.»
El representante de la Santa Sede, por último, ha subrayado que «el cambio climático, la erosión costera y la pérdida de biodiversidad» obstaculizan el desarrollo de los PEID, representando para ellos también «una amenaza vacilante». De ahí la esperanza de que se aplique oportunamente un «Índice de Vulnerabilidad Multidimensional», a fin de «reforzar la acción en el camino hacia un futuro sostenible para todos».
L’OSSERVATORE ROMANO