Cuarto pontífice en visitarlo.
(ZENIT).- El Santo Padre Francisco ha visitado el Capitolio, sede de representación del Ayuntamiento de Roma, acogiendo la invitación de la alcaldesa de la ciudad, Virginia Raggi, quien le ha recibido a su llegada en la zona de Sixto IV, al toque de trompeta de los fieles de Vitorchiano.
Francisco se convierte así en el
cuarto pontífice que visita el Campidoglio romano:
el primero fue Pablo VI en 1966, seguido por Juan Pablo II en 1998 y por
Benedicto XVI en 2009.
Después de llegar al primer piso del Palazzo Senatorio, en la Sala del Reloj, el Pontífice saludó a los familiares de la alcaldesa. Después, entraron juntos en su despacho y se asomó al balcón cuya vista se abre hacia el Foro Romano.
El Santo Padre sostuvo una conversación privada con Virginia Raggi y al final, juntos se dirigieron a la Sala del Tapiz, donde se encontraban el teniente de alcalde, los presidentes de los grupos del cabildo y los administradores del Capitolio, a quienes el Papa entregó una copia del libro Repensar el futuro desde las relaciones con sus discursos sobre Europa.
Sucesivamente, Francisco saludó a los asesores del Capitolio y a los presidentes de los municipios en el Salón de las Banderas y firmó el Libro de Oro Capitolino.
Discurso a los administradores municipales
Posteriormente, el Papa y la alcaldesa entraron en la Sala Julio César. Aquí, tras el saludo de la alcaldesa Virginia Raggi, el Santo Padre dirigió su discurso a los administradores municipales.
“La ‘Ciudad eterna’ –anunció el Papa– es como un enorme cofre de tesoros espirituales, histórico-artísticos e institucionales, y al mismo tiempo es el lugar habitado por cerca de tres millones de personas que aquí trabajan, estudian, rezan, se encuentran y llevan adelante su historia personal y familiar, y que en su conjunto son el honor y el esfuerzo de todo administrador, de todo aquel que trabaje por el bien común de la ciudad”. Por lo tanto, continuó, “necesita de cuidados humildes y asiduos y coraje creativo para mantenerse ordenado y vivible, para que tanto esplendor no se degrade”.
Roma, además “posee una vocación universal”, “portadora de una misión y de un ideal” a ser “narrado a todos” , “a cualquier pueblo al que se pertenezca, cualquier idioma se hable y de cualquier color sea la piel”, describió Francisco.
Estudios sobre Ciencias de la Paz
Al final, la alcaldesa dio las gracias al Papa y anunció la creación de dos becas en el ámbito de estudios sobre Ciencias de la Paz, instituido por el Santo Padre en la Pontificia Universidad Lateranense y la dedicación de la Sala de la Pequeña Protomoteca a la Laudato si’ del Papa Francisco.
A continuación, tuvo lugar el intercambio de regalos: en memoria de su visita, el Santo Padre regaló un mosaico que reproduce el Coliseo y las medallas del Pontificado.
A las 11:20 horas, el Papa Francisco y la alcaldesa Virginia Raggi se asomaron a la Logia del Palacio Senatorio; el Santo Padre saludó a los ciudadanosconcentrados en la Plaza del Capitolio.
Al final, en la Sala de la Protomoteca, el Papa saludó a una representación de los empleados del ayuntamiento con sus familiares. A las 11:50 horas, después de llegar al Pórtico del Vignola, el Papa se despidió de la alcaldesa y regresó en automóvil al Vaticano.
ROSA DIE ALCOLEA
Imagen: El Papa Francisco y Virginia Raggi, alcaldesa de Roma,
en el Capitolio Romano
(Foto: © Vatican Media)