En vísperas de la votación en el Parlamento Europeo para resolver la escalada de violencia en el país africano, monseñor Crociata, presidente de la Comisión de las Conferencias Episcopales Continentales, expresa su «profundo dolor» y espera el fin de la violencia de las milicias del M23.
Ciudad del Vaticano, 12 de febrero 2025.- «Profundo dolor», pero también un llamamiento a la acción «urgente» de la Unión Europea y de la comunidad internacional para poner fin a las hostilidades en la República Democrática del Congo. Un proceso que, según monseñor Mariano Crociata, presidente de la Comisión de Conferencias Episcopales Europeas (Comece), no puede separarse del fin del «supuesto» apoyo de Ruanda a las milicias rebeldes del M23. Estos son los dos mensajes clave de la declaración publicada por monseñor Crociata en vísperas de la votación en el Parlamento Europeo de una resolución destinada a hacer frente a «la escalada de violencia» en el este del país africano.

La «catástrofe» que causó 3.000 muertos
El contexto es el de la región de Kivu del Norte, marcada por la reciente toma de la ciudad de Goma por los rebeldes del M23. Una situación calificada de «catástrofe» por Crociata, que se remite a las cifras de Naciones Unidas: hasta el momento se han producido cerca de 3.000 muertos y más de un millón de civiles desplazados. La intervención de Crociata se produce tras el «conmovedor testimonio» de Monseñor Willy Ngumbi Ngengele, obispo de Goma, presentado ante la Secretaría de la Comece. Afirma que acoge con satisfacción el reciente paquete de ayuda humanitaria aprobado por Bruselas, que asciende a sesenta millones de euros y está destinado a la RD del Congo. También apoya la hoja de ruta promovida por las Iglesias católica y protestante locales para «poner fin a la violencia y promover la coexistencia pacífica y la cohesión social».
Garantizar la protección de los civiles
En su mensaje, Crociata pide, no obstante, «mayores esfuerzos para garantizar la protección de los civiles» y su acceso efectivo a la ayuda. También insta a las autoridades locales y a la comunidad internacional a «hacer todo lo posible para resolver el conflicto por medios pacíficos». La «supuesta» implicación de Ruanda en el apoyo a los rebeldes, subraya el presidente de Comece, representaría «una grave violación del derecho internacional». El llamamiento a las instituciones internacionales es claro: no comprometer sus «valores y principios» y, si es necesario, adoptar «sanciones selectivas» para reconsiderar la cooperación económica. En particular, el prelado llama la atención sobre las «prácticas extractivas» en la República Democrática del Congo, identificadas como una de las causas del conflicto, pidiendo una mayor transparencia en este sector.
EDOARDO GIRIBALDI