En entrevista con Vatican News el arzobispo de Puerto Montt, Chile, habló sobre la importancia del Diaconado Permanente, una vocación maravillosa, dijo, no hay que confundirla con la sombra del sacerdocio ni en competencia con el sacerdote, sino que se complementa.
Ciudad del Vaticano, 9 de octubre 2024.- En el Briefing de esta tarde, sobre los trabajos de la XVI Asamblea general ordinario del Sínodo de los Obispos, participaron entre otros, Mons. Inácio Saure, arzobispo de Nampula, en Mozambique; el reverendo diácono Geert De Cubber, testimonio del proceso sinodal en Europa, único miembro diácono permanente de la Iglesia latina, casado con hijos. Y al arzobispo de Puerto Montt, Chile, Mons. Luis Fernando Ramos Pérez.
Uno de los temas abordados fue sobre el Diaconado Permanente, al respecto, Mons. Ramos dando su testimonio, dijo que en Chile hay un gran número de diáconos permanentes, después del Concilio Vaticano II se ordenaron diáconos permanentes. En su arquidiócesis, afirmó que hay más diáconos permanentes que sacerdotes diocesanos y religiosos. El diaconado permanente es una contribución muy apreciada.
En su arquidiócesis, ante la falta de sacerdotes, están utilizando la modalidad de que una parroquia en específico, sea atendida por un sacerdote moderador de la pastoral con la ayuda de diáconos permanentes y laicos, con el nombramiento del obispo para llevar la tarea pastoral, y en eso los diáconos permanentes, señaló, han realizado y realizan una acción extraordinaria.
El Diaconado confirmó el prelado, es una vocación específica, «no es un sacerdote en chiquito, o un sacerdote con menor poder, es una vocación en sí misma cuyo acento está en el servicio en identificarse con Cristo servidor». Es una vocación maravillosa, agregó y dijo que no hay que confundirla con la sombra del sacerdocio ni en competencia con el sacerdote sino que se complementa.
Mons. Ramos resaltó además la importancia de la familia, y que en el Instrumentum laboris se habló poco de la institución familiar, que ayuda tanto en la introducción de la fe en el proceso de iniciación de los cristianos en las nuevas generaciones, es importante, dijo que se introduzca a los jóvenes y a los niños en el camino de la sinodalidad.
Los trabajos en el sínodo
En este sínodo han surgido una serie de temas muy relevantes, dijo Mons. Ramos se ha hablado sobre la espiritualidad sinodal, si queremos cambiar las estructuras y el modo de ser Iglesia se debe partir desde una espiritualidad vivida personalmente por cada uno de los miembros de la Iglesia hacia un cambio, una conversión personal, comunitaria, eclesial y pastoral. Se habló también de la importancia de la participación de los laicos en la Iglesia y en la colaboración en la vida pastoral se subrayó la importancia de que los laicos no pierdan nunca su vocación primera.
Esta semana en cambio, señaló, se habló de la sinodalidad desde las relaciones entre seres humanos, dentro de la Iglesia y de la Iglesia hacia afuera, en este contexto surge la necesidad de convertir relaciones o purificarlas, porque hay muchos tipos de relaciones -afirmó el prelado- unas construyen otras destruyen, algunas relaciones ayudan a crecer y otras producen abusos, desde donde podemos purificar y transformar e iluminar las relaciones. Algunos lo han subrayado desde la caridad como la vivió Cristo es que podemos purificar y actualizar nuestras relaciones.
PATRICIA YNESTROZA