Tercer testimonio escuchado en el Encuentro
(ZENIT).- Un sacerdote de Europa del Este, víctima de abuso sexual por parte de un sacerdote en el momento de su adolescencia, invita a los obispos: “Que escuchen a estas personas, que aprendan a escuchar a las personas que hablan”.
Este testimonio estaba grabado y ha sido difundido el jueves 21 de febrero en la mañana, después de la apertura del Encuentro sobre “La protección de menores dentro de la Iglesia” (21-24 de febrero) en el aula nueva del Sínodo, en el Vaticano. Un total de cinco testimonios fueron previamente grabados, provenientes de los cinco continentes fueron escuchados por los obispos en el comienzo de este encuentro.
Herido por un sacerdote, este hombre también fue herido por la actitud de un obispo: “Entonces me encontré con el obispo y me atacó sin tratar de entenderme, y eso me hirió”. Al final de su testimonio afirma que ha perdonado: “Perdono de todo corazón a ese sacerdote y al obispo”.
Reproducimos las palabras de este tercer testimonio escuchado en el Encuentro sobre protección de menores en la Iglesia.
Tercer testimonio
Tengo 53 años, soy un sacerdote religioso. Este año es el 25º aniversario de mi ordenación. Estoy agradecido a Dios. ¿Qué me ha herido? Me hirió conocer a un sacerdote. Cuando era adolescente, después de la conversión, iba donde el sacerdote para que me enseñara a leer las Escrituras durante la Misa, y él tocaba mis partes íntimas. Pasé una noche en su cama. Esto me hirió profundamente. La otra cosa que me hirió fue el obispo a quien, después de muchos años como adulto, le hablé de lo que había pasado. Fui con él junto con mi provincial. Primero le escribí una carta al obispo, seis meses después de una entrevista con el sacerdote. El obispo no me respondió y después de seis meses escribí al nuncio. El nuncio reaccionó mostrando comprensión. Entonces me encontré con el obispo y me atacó sin tratar de entenderme, y eso me hirió. Por un lado el sacerdote y por otro este obispo que…
¿Qué siento? Me siento mal, porque ni ese sacerdote ni el obispo respondieron a mi carta, y ya han pasado ocho años y tampoco él ha respondido. ¿Qué me gustaría decir a los obispos? Que escuchen a estas personas, que aprendan a escuchar a las personas que hablan. Yo quería que alguien me escuchara, que se supiera quién es ese hombre, ese sacerdote y lo que hace. Perdono de todo corazón a ese sacerdote y al obispo. Doy gracias a Dios por la Iglesia, estoy agradecido de estar en la Iglesia. Tengo muchos amigos sacerdotes que me han ayudado.