»El nombre de Dios es misericordia», el libro-entrevista del Papa Francisco con el periodista italiano Andrea Tornielli, sale en 86 países y ha sido presentado en el Instituto Augustinianum de Roma por el cardenal Secretario de Estado, Pietro Parolin y por el actor Roberto Benigni durante un encuentro moderado por el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, padre Federico Lombardi SI. También han estado presentes monseñor Giuseppe Costa (director de la Libreria Editrice Vaticana, (LEV) y Zhang Agostino Jianquing, un detenido de la cárcel italiana de Padua convertido al cristianismo que el pasado año recibió el bautismo, la eucaristía y la confirmación . Algunas palabras del premio Oscar , Roberto Benigni, que formaban parte de una de sus lecturas dedicadas a »Los Diez Mandamientos» fueron citadas por el Papa en una homilía pronunciada durante el Te Deum de fin de año en 2014, en la que habló de la debilidad del ser humano, a veces propenso a la esclavitud y al pecado por miedo a la libertad.
El volumen, que lleva la firma del Papa en la cubierta de las ediciones en italiano, español, francés, inglés y portugués, se articula en nueve capítulos. Comienza con »El tiempo de la misericordia» y concluye con »Para vivir bien el Jubileo». A lo largo de los otros siete capítulos Francisco dialoga con Andrea Tornielli -con quien habló durante cuatro horas este verano en la Casa de Santa Marta y que le planteó cuarenta preguntas- sobre diversas cuestiones cuyo hilo central es la misericordia, »carnet de identidad de Dios», como afirma el Pontífice. La confesión que no es »ni una tintorería, ni una tortura» y debe fundarse en la escucha y no en el interrogatorio; el reconocerse pecadores, la condena de la Iglesia del pecado pero el abrazo al pecador, el reconocimiento del Papa de que él también necesita la misericordia divina, la necesidad de levantarse después de la caída, la constatación de que la lógica de Dios es una lógica de amor que escandaliza a los doctores de la Ley y de que la adhesión formal a las reglas lleva a la degradación del estupor por la salvación que Dios ofrece, son algunos de los argumentos afrontados por el Santo Padre. No olvida tampoco en el capítulo 7 recordar que la corrupción es un pecado elevado a sistema, ni reiterar más adelante que la compasión vence la globalización de la indiferencia, mientras advierte poco antes de acabar el volumen que practicar obras de misericordia es la piedra de parangón de los cristianos.
En el libro, considerado ya por muchos una síntesis del magisterio y del pontificado de Francisco, el Santo Padre explica al vaticanista del diario italiano »La Stampa», sirviéndose de sus recuerdos de juventud y de episodios relacionados con su experiencia de pastor las razones que le han llevado a convocar un Año Santo de la Misericordia, palabra clave de su enseñanza.