Esta tarde a las 17.00 horas la Curia Romana inicia los ejercicios espirituales de Cuaresma en el Aula Pablo VI. El predicador de la Casa Pontificia asegura que, aunque el Papa este «ausente» debido a que se encuentra ingresado en el Hospital Gemelli, «su misma ausencia será una palabra para nosotros».
Ciudad del Vaticano, 9 de marzo 2025.- «La ausencia del Papa no será una ausencia completa, en primer lugar porque nos reuniremos en oración por él con mayor intensidad. Y luego porque su misma ausencia será una palabra para nosotros». El padre Roberto Pasolini, de 53 años, fraile capuchino, biblista y desde noviembre de 2024 nuevo predicador de la Casa Pontificia, se dispone a predicar desde mañana 9 hasta el viernes 14 de marzo los Ejercicios Espirituales de Cuaresma en el Aula Pablo VI de la Curia Romana. Ejercicios Espirituales sin el Papa Francisco, que se encuentra hospitalizado en el Hospital Gemelli. «Su sufrimiento es profundamente evocador», dijo Pasolini a los medios vaticanos: es decir, evoca el dolor de tantas personas que hoy son víctimas del sufrimiento o de la violencia. «Con el Santo Padre experimentaremos una comunión espiritual».
«La esperanza de la vida eterna». Padre Roberto, explícanos el significado del tema elegido para los Ejercicios Espirituales de esta Cuaresma. ¿Qué es el corazón?
El corazón es ciertamente la vida eterna, que es también uno de los artículos del Credo de Nicea, formulación central de la fe para nosotros los cristianos, cuyo 1700 aniversario cae en este año jubilar. Tomé la expresión «La esperanza de la vida eterna del Nuevo Testamento» y es, en cierto modo, el corazón mismo de la esperanza cristiana, es decir, el hecho de que la vida que Dios ya nos ha dado en este mundo es algo bueno, algo que no sólo tiene sentido en el marco de la vida terrenal, sino que apunta a una eternidad de la que ya tenemos los presagios y los signos para poder captarla plenamente.
Cuando pensamos en la vida eterna pensamos en la muerte, así que ¿cómo se relaciona la esperanza con el tema de la vida eterna, que además se describe como «una promesa»?
Vivimos en este mundo y sabemos que tenemos ante nosotros un gran obstáculo que es precisamente el de la muerte, ligada a nuestro pecado, como nos dice nuestra tradición espiritual. La promesa que Dios nos ha hecho al darnos la vida es que la muerte no será la última palabra, no habría felicidad ni esperanza posible para nosotros si no pudiéramos afrontar este obstáculo tan definitivo, tan grave, que es la interrupción de la vida. Por supuesto, la vida eterna, para ser auténtica, debe manifestar ya sus rasgos y su calidad antes de la muerte; de lo contrario, corremos el riesgo de convertirnos en una vaga esperanza para no temer el acontecimiento de la muerte. Este fue también el objeto de la predicación de Jesús: insistir en que la vida eterna comienza ya ahora y es Él para nosotros, Cristo.

¿Y cómo transmitir este mensaje a un mundo como el de hoy? Un mundo en el que la propia secularización parece superada, pero en el que prevalece un sentimiento de indiferencia, sobre todo entre los jóvenes…
Es cierto, hoy estamos muy centrados en «las cosas de aquí abajo», por utilizar el lenguaje paulino, por lo que nos resulta difícil «salir y ver las estrellas» que nos dirigen a otra parte. Sin embargo, en una época tan centrada en el materialismo, en tantas cosas que brillan ante nuestros ojos, creo que en realidad está volviendo una gran nostalgia de la eternidad, al menos como cualidad de vida, de belleza, de humanidad que debe brillar ante nuestros ojos en este mundo. Así que, sí, este mundo ha perdido quizá de vista las realidades últimas, el llamado horizonte escatológico, pero es extremadamente sensible a todo lo humano y profundamente humano. Y es ahí donde los cristianos estamos urgidos, fuertemente urgidos, a hacer brillar la calidad de una vida eterna.
¿Qué línea seguirá su predicación en los Ejercicios Espirituales?
Partiremos de los datos un tanto teológicos del Catecismo sobre la vida eterna para entrar en la onda de la tradición. Luego intentaremos conducir a los participantes en los Ejercicios por un camino más bíblico a través de las Escrituras escuchando lo que dicen sobre la vida eterna, precisamente para recuperar el sentido de esta vida ya en el horizonte de la vida humana, y así «saborear» ya los aspectos de la vida eterna que podemos vivir y acoger desde ahora.
Los ejercicios de Cuaresma se realizan «en comunión espiritual» con el Papa. ¿Qué significa esto?
Significa que, obviamente, el Santo Padre no podrá participar como le hubiera gustado, debido a esta enfermedad. Sin embargo, su ausencia no será una ausencia total, en primer lugar porque pensaremos en él y nos reuniremos en torno a la Palabra de Dios en la oración, de un modo aún más especial, con mayor intensidad. Y luego porque su misma ausencia será una palabra para nosotros.
Así pues, una presencia de ausencia que es también un testimonio…
Absolutamente. Su testimonio se une a todos los testimonios de personas que en el silencio, en la clandestinidad, en todas las partes del mundo, viven el mismo misterio del sufrimiento, pero también del mal a causa de las guerras, la violencia y la muerte. Así que el suyo es un sufrimiento profundamente sugestivo también porque todas estas personas están siempre en las palabras, en el corazón y en las oraciones del Santo Padre.
Hablando siempre del Papa, ¿hay algún deseo que le pida personalmente a Francisco?
El deseo que personalmente le pido al Santo Padre es que siga haciendo, en estas horas, lo que siempre ha hecho, es decir, permanecer ante nosotros como pastor universal de la Iglesia con toda su fe en el Señor Jesús, en su Pascua y sobre todo en su Evangelio.
SALVATORE CERNUZIO