Los anunciados fichajes por parte de Feijóo, obsesionado en buena lógica electoral con llevar a su cesto al menos al 7% de los votantes socialistas, de ex dirigentes populares que se fueron por causas distintas, ha reabierto la polémica en el seno del PP acerca de aquellos que ponen pies en polvorosa cuando se pierde el poder y que siempre regresan cuando se abren perspectivas de recuperarlo. Condición humana en estado puro, según la cual la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana.
Quiero escribir y escribo algo obvio por lo demás. Resulta una constante en la vida española en general (incluida la mediática) y en la política en particular que aquellos que desembarcan en Normandía no suelen desfilar bajo el Arco de Triunfo. Sucede en todas las formaciones políticas, pero muy especialmente en el espectro de la derecha. Sucedió cuando Aznar alcanzó el poder en 1996, volvió a ocurrir con Rajoy tras el fiasco de Zapatero y ocurre ya sin haber pisado moqueta –aunque se intenta- en el corto espacio de tiempo que podría desembocar con otro gallego habitando en el palacio de la Moncloa.
Dicho de otro modo, hay nombres dentro de la derecha por todos conocidos, que cuando el PP pierde el poder, renuncian raudos al remo (trabajar desde un escaño o cualquier otra responsabilidad partidaria en la oposición), pero que siempre desfilan marcialmente en la moqueta. Ello introduce un lógico desconcierto muy humano. Nosotros tiramos del carro, dicen, para que otros que han estado en la desenfilada en las duras se lleven el santo y la peana. Empieza a no ser de recibo.
No tengo nada personal, más bien al contrario, ni contra Sémper, ni contra De la Serna, ni contra los exportables hermanos Nadal, ni contra Luis de Guindos, ni contra Pedro Morenés, ni contra Eduardo Serra. No suelo construir mis análisis sobre argumentos ad hominem. Núñez Feijóo tiene toda la legitimidad para cooptar a los colaboradores que estime conveniente. Gobernar un partido, al fin y a la postre, es decidir y decidir es optar. Advertir, en cualquier caso, que si no aprenden de lo sucedido a sus mayores hace menos de cuatro años, volverán a persistir en el error. Soraya, la del bolso, por ejemplo, salvó al Grupo Prisa, a La Sexta y Cuatro. Cierto es que el rutilante muchacho guipuzcoano es uno de sus próceres en el espectro de la derecha. ¿Alguien podría decirme de qué sirvió al PP aquel favor de supervivencia?
GRACIANO PALOMO
Publicado por okDiario
Sábado 14 de enero 2023