El Patriarca latino de Jerusalén, en su mensaje para la solemnidad de la Asunción de María, habla de la guerra en Oriente Medio que sigue causando consternación y sufrimiento: «El odio, el rencor y el desprecio sólo aumentan la violencia y alejan la posibilidad de encontrar soluciones».
10 de agosto 2024.- El odio, el rencor y el desprecio sólo aumentan la violencia y alejan la posibilidad de encontrar soluciones al conflicto de Oriente Medio. El cardenal Pierbattista Pizzaballa, Patriarca latino de Jerusalén, se dirige a los cristianos de Tierra Santa con un sentido mensaje, con ocasión de la fiesta de la Asunción, para expresar su dolor por una «terrible guerra» que ha causado sufrimientos y consternación que, a pesar de los muchos meses transcurridos, «siguen intactos».
Al día de hoy, señaló el cardenal, «es cada vez más difícil imaginar una conclusión de este conflicto, cuyo impacto en la vida de nuestras poblaciones es el más elevado y doloroso de todos los tiempos». Y es también «cada vez más difícil encontrar personas e instituciones con las que sea posible dialogar sobre el futuro y las relaciones serenas». Este presente, es la consideración, «amasado por tanta violencia y, ciertamente, también por la cólera», parece aplastar a todos.
Oración a la Virgen
Pizzaballa considera el 15 de agosto, solemnidad de la Asunción de la Virgen María, como uno de los días que «parecen importantes para lograr dar la vuelta al conflicto». Ese día, el Patriarca invita a los fieles «a un momento de oración de intercesión por la paz a la Santísima Virgen Asunta al cielo», expresando también el deseo «de que las parroquias, las comunidades religiosas contemplativas y apostólicas, e incluso los pocos peregrinos presentes entre nosotros, se unan en el deseo común de paz que confiamos a la Santísima Virgen».
«Sólo nos queda rezar», es su invocación, después de haber pronunciado tantas palabras y después de «haber hecho todo lo posible para ayudar y estar cerca de todos, especialmente de los más afectados». Es la oración a Nuestra Señora de la Asunción, «hecha de palabras de reconciliación y de paz» para oponerse a «las muchas palabras de odio, que se pronuncian con demasiada frecuencia», la que puede abrir para el mundo entero «un tajo de luz».
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