La Conferencia episcopal española ha actualizado la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migradas. Y ofrece, desde la diversidad aportada por las migraciones, algunas claves para afrontar los desafíos del futuro.
7 de mayo 2024.- El futuro de la sociedad y de la Iglesia en España pasa por la plena incorporación de las personas migradas. En consecuencia, o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos. La exhortación propone una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde “cabemos todos”.
Signos de los tiempos eclesiales más claros
La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros.
Actualizar la identidad y el marco de referencia de la pastoral con personas migradas. Y ofrecer, desde la diversidad aportada por las migraciones, algunas claves para afrontar los desafíos del futuro.
Con este objetivo, la Conferencia episcopal española (CEE) ofrece la Exhortación pastoral “Comunidades acogedoras y misioneras. Identidad y marco de la pastoral con migrantes”, que fue aprobada por la Asamblea Plenaria del pasado mes de marzo.
Este documento se hizo público en rueda de prensa el pasado 6 de mayo. Intervienen el arzobispo de Madrid y vicepresidente de la CEE, cardenal José Cobo, el director del departamento de Migraciones, Xabier Gómez; y Melania Flores, peruana, de la parroquia San Millán y San Cayetano de Madrid.
Pastoral transversal con personas migradas
La exhortación propone una pastoral transversal con personas migradas, en una Iglesia «en salida» donde “cabemos todos”. La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros.
Este documento ha sido redactado, después de un proceso de escucha y reflexión, por el departamento de Migraciones de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, y fue presentado en la Plenaria por la Comisión Episcopal para la Pastoral Social y Promoción humana.
La Exhortación se divide en cinco capítulos. El primero, para poner en contexto la migración y sus causas y analizar cuál es el grado de integración de las personas migradas en la sociedad. “Vivir la catolicidad” es el título que encabeza el segundo capítulo, que comienza con un reconocimiento de la aportación de los migrantes a la sociedad y en el que también se señalan unos criterios de acción. En el tercero, se perfilan unas orientaciones para la conversión personal y pastoral. El cuarto plantea las claves de transformación para avanzar de una pastoral para a una pastoral con. Y en el último se presentan un conjunto de propuestas y buenas prácticas. Las primeras páginas son un preámbulo en el que se sintetiza el contenido del documento, que se cierra con un apartado de agradecimientos.
Continuidad y evolución
Como se explica en las primeras páginas, este nuevo documento actualiza “La Iglesia en España y los migrantes”, de 2007, pero sin prescindir de su reflexión teológico-pastoral que “continúa siendo un referente válido” por “la calidad y profundidad de sus planteamientos”. Sin embargo, “desde el 2007 se han sucedido muchos cambios en la sociedad y en la propia Iglesia que aconsejan una puesta al día que aglutina continuidad y evolución”.
O somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos
De hecho, se recuerda, que los datos actuales “confirman lo que han ido mostrando los pronunciamientos de los obispos desde 1994 hasta la actualidad: que el futuro de la sociedad y de la Iglesia en España pasa por la plena incorporación de las personas migradas”. En consecuencia, “o somos una Iglesia acogedora y misionera, o no seremos”.
“La integración, que no asimilación, de las personas migradas en la Iglesia
es uno de los signos de los tiempos eclesiales más claros”
Suscitar un cambio en la conciencia
Partiendo de esta premisa, esta Exhortación se publica con la esperanza de suscitar “un cambio en la conciencia y el enfoque de quienes conformamos el santo pueblo de Dios. Que nos ayude a configurar las comunidades del futuro, caminando con lo que funciona o replanteando donde sea necesario el modelo de parroquia y de misión; promoviendo con quienes ya viven entre nosotros y los nuevos vecinos o hermanos comunidades acogedoras y misioneras. Conversión personal y pastoral para vivir en armonía, testimoniar y anunciar juntos la alegría del Evangelio”.
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