Ciudad del Vaticano, 12 de febrero 2016 (Vis).-El Santo Padre ha empezado esta mañana su XII viaje apostólico internacional con destino a México durante el cual efectuará una parada en La Habana (Cuba) para encontrar a Su Santidad Kiril, Patriarca de Moscú y de toda Rusia. El Papa ha llegado al aeropuerto internacional de Roma-Fiumicino poco después de las 7.30 y su avión ha despegado a las 8.24. La llegada al aeropuerto José Martí, de La Habana está prevista a las 14.00 (hora local, 20.00 hora de Roma).
El Papa llega a La Habana
Ciudad del Vaticano, 13 de febrero de 2016 (Vis).-El Santo Padre Francisco comenzó ayer su décimosegundo viaje apostólico con el histórico encuentro en el aeropuerto José Martí de La Habana (Cuba) con Su Santidad el Patriarca de Moscú y de toda Rusia Kiril, encuentro durante el cual firmaron una declaración conjunta.
El Papa, tras doce horas de vuelo, llegó poco después de las 14.00 (hora local, 20.00 hora de Roma) a La Habana donde fue recibido por el presidente de Cuba, Raúl Castro, en presencia, entre otros, del cardenal arzobispo de San Cristóbal de La Habana, Jaime Ortega y Alamino, del arzobispo de Santiago de Cuba, mons. Dionisio García Ibañéz y del cardenal Kurt Koch, Presidente del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos
Encuentro con Kiril, patriarca ortodoxo de Moscú y de toda Rusia
El encuentro con el Patriarca Kiril tuvo lugar en una sala del aeropuerto y a él asistieron también el metropolitano Hilarión, Presidente del Departamento para las Relaciones Externas del Patriarcado de Rusia y el cardenal Koch. Su Santidad Kiril es miembro desde 1979 de la Comisión del Sacro Sínodo Ortodoxo para la Unidad cristiana. En 2006 consagró la primera iglesia ortodoxa Rusa en Roma y en 2008 inauguró en La Habna la catedral de la Virgen de Kazan, primera iglesia ortodoxa de Cuba. Fue elegido por amplia mayoría Patriarca de Moscú y de toda Rusia en 2009 y entronizado en la catedral del Cristo Salvador de Moscú, ceremonia en la que participó por parte de la Santa Sede el cardenal Walter Kasper, entonces Presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.
Después de dos horas de intenso coloquio, el Papa y el Patriarca se trasladarón a un salón del aeropuerto, donde les esperaba el Presidente Castro, para la firma de una Declaración conjunta, articulada en 30 puntos en la que se reconoce que católicos y ortodoxos comparten la Tradición espiritual común del primer milenio del cristianismo, a pesar de la división causada por las heridas de conflictos del pasado lejano y reciente y de las diferencias heredadas de los antepasados en la comprensión y la explicación de la fe en Dios. El Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú esperan, se lee en el texto, que su encuentro contribuya a la obtención de la unidad mandada por Dios por la que Cristo había rezado y subrayan que católicos y ortodoxos deben aprender a llevar el testimonio común de la verdad en las áreas en las que es posible y necesario.
Asimismo, recuerdan a los cristianos sometidos a persecución en diversas regiones del mundo y lanzan un llamamiento a la comunidad internacional para que tome medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos en Oriente Medio. También manifiestan su alegría por el renacer de la fe cristiana en Rusia y los países del Este de Europa tras la caida de los regímenes ateos y comparten su preocupación por el destino de millones de migrantes y refugiados que tocan a las puertas de los países ricos, y por la crisis de la familia en algunos países. Reiteran un llamamiento en defensa del derecho inalienable a la vida y de la misión que une a ortodoxos y católicos de predicar el Evangelio de Cristo en el mundo contemporáneo y esperan que la división entre los creyentes ortodoxos de Ucrania se supere para que todos vivan en paz y armonía y que las comunidades católicas del país contribuyan a ello.
Después de la firma, el Papa pronunció un breve y emotivo discurso improvisado: »Hablamos como hermanos, tenemos el mismo Bautismo, somos obispos. Hablamos de nuestras Iglesias, y coincidimos en que la unidad se hace caminando -dijo- Hablamos claramente, sin medias palabras, y yo les confieso que he sentido la consolación del Espíritu en este diálogo. Agradezco la humildad de Su Santidad, humildad fraterna, y sus buenos deseos de unidad».
»Hemos salido con una serie de iniciativas que creo que son viables y se podrán realizar. Por eso quiero agradecer, una vez más, a Su Santidad su benévola acogida, como asimismo a los colaboradores – y nombro a dos-: Su Eminencia el Metropolita Hilarión y Su Eminencia el Cardenal Koch, con todos sus equipos que han trabajado para esto.
»No quiero irme sin dar un sentido agradecimiento a Cuba, al gran pueblo cubano y a su Presidente aquí presente -concluyó- Le agradezco su disponibilidad activa. Si sigue así, Cuba será la capital de la unidad. Y que todo esto sea para gloria de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, y para el bien del santo Pueblo fiel de Dios, bajo el manto de la Santa Madre de Dios».
El Patriarca Kiril afirmó que aunque las dificultades entre católicos y ortodoxos todavía no se hayan allanado completamente, el encuentro con el Papa había sido muy importante y la conversación con Francisco, densa de contenido, le había dado la oportunidad de entender y sentir las respectivas posiciones. Su Santidad Kiril subrayó que las dos Iglesias pueden cooperar conjuntamente defendiendo a los cristianos de todo el mundo y con plena responsabilidad trabajar unidas para que no haya guerra, para que la vida humana se respete en todo el mundo y se fortalezcan las bases de la moral personal, familiar y social, así como para que a través de la participación de la Iglesia en la vida de la sociedad humana moderna se glorifique el nombre de nuestro Señor Jesucristo y del Espíritu Santo.
El encuentro finalizó con el intercambio de regalos entre el Papa y el Patriarca. Francisco regaló una reliquia de San Cirilo y un cáliz al Patriarca de Moscú y Su Santidad Kiril entregó al Papa una copia original del ícono de la virgen de Kazán.
Texto completo de la Declaración Conjunta:
»Que la gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la participación del Espíritu Santo estén con todos vosotros».
- Por la voluntad de Dios Padre, de quien procede todo don, en el nombre de Nuestro Señor Jesucristo, con la ayuda del Espíritu Santo Consolador, nosotros, Francisco, Papa y Obispo de Roma, y Kiril, Patriarca de Moscú y Toda Rusia, reunimos hoy en La Habana. Damos gracias a Dios, glorificado en la Santísima Trinidad, por este encuentro, el primero en la historia.
Con alegría, nos reunimos como hermanos en la fe cristiana que se encontraron para »hablar… personalmente», de corazón a corazón, y discutir las relaciones mutuas entre las Iglesias, los problemas palpitantes de nuestro rebaño y las perspectivas del desarrollo de la civilización humana.
- Nuestro encuentro fraterno se llevó a cabo en Cuba, en la encrucijada entre el Norte y el Sur, el Este y el Oeste. Desde esta isla, un símbolo de esperanza del Nuevo Mundo y de los dramáticos acontecimientos de la historia del siglo XX, dirigimos nuestras palabras a todas las naciones de América Latina y de otros continentes.
Nos alegra el hecho de que hoy en día aquí la fe cristiana evoluciona dinámicamente. El potencial religioso de gran alcance en América Latina, sus tradiciones cristianas multiseculares, manifestadas en la experiencia personal de millones de personas, son clave para un gran futuro de esta región.
- Al reunirnos a distancia de las antiguas disputas del Viejo Mundo, sentimos muy fuertemente la necesidad de colaboración entre los católicos y los ortodoxos, que deben estar siempre preparados para responder a cualquiera que les pida razón de la esperanza.
- Damos gracias a Dios por los dones que hemos recibido a través de la venida al mundo de su Hijo Unigénito. Compartimos la Tradición espiritual común del primer milenio del cristianismo. Los testigos de esta Tradición son la Santísima Madre de Dios, la Virgen María, y los santos a quienes veneramos. Entre ellos están innumerables mártires que mostraron su fidelidad a Cristo y se convirtieron en »la semilla de cristianos».
- A pesar de tener la Tradición común de diez primeros siglos, los católicos y los ortodoxos, durante casi mil años, están privados de comunicación en la Eucaristía. Permanecimos divididos dado a las heridas causadas por los conflictos del pasado lejano y reciente, por las diferencias heredadas de nuestros antepasados, en la comprensión y la explicación de nuestra fe en Dios, un ser único que existe como tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Lamentamos la pérdida de la unidad, que era una consecuencia de la debilidad y la pecaminosidad humana, que se produjo a despecho de la oración del Primer Sacerdote, Cristo Salvador: »Te pido que todos ellos estén unidos; que como tú, Padre, estás en mí y yo en ti, también ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste».
- Conscientes de muchos obstáculos que hay que superar, esperamos que nuestro encuentro contribuya a la obtención de la unidad mandada por Dios, por la que Cristo había rezado. Que nuestro encuentro inspire a los cristianos de todo el mundo para invocar con el nuevo fervor al Señor, orando sobre la plena unidad de todos sus discípulos. Que ésta, en el mundo que espera de nosotros no sólo palabras, sino acciones, sea un signo de esperanza para todas las personas de buena voluntad.
- Teniendo firmeza en hacer todo lo necesario para superar las diferencias históricas heredadas por nosotros, queremos reunir nuestros esfuerzos a fin de dar testimonio del Evangelio de Cristo y del patrimonio común de la Iglesia del primer milenio, respondiendo conjuntamente a los desafíos del mundo moderno. Los ortodoxos y los católicos deben aprender a llevar el testimonio común de la verdad en aquellas áreas, en las que es posible y necesario. La civilización humana ha entrado en un período de cambios epocales. La conciencia cristiana y la responsabilidad pastoral no nos permiten que permanezcamos indiferentes ante los desafíos que requieren una respuesta conjunta.
- Nuestra atención está dirigida principalmente hacia aquellas regiones del mundo donde los cristianos están sometidos a persecución. En muchos países de Oriente Medio y África del Norte, se exterminan familias completas de nuestros hermanos y hermanas en Cristo, pueblos y ciudades enteros habitados por ellos. Sus templos están sometidos a la destrucción bárbara y a los saqueos, los santuarios – a la profanación, los monumentos – a la demolición. En Siria, Irak y otros países de Oriente Medio observamos con dolor el éxodo masivo de cristianos de la tierra donde nuestra fe comenzó a extenderse, y donde ellos vivían a partir de los tiempos apostólicos, junto con otras comunidades religiosas.
- Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a tomar medidas inmediatas para evitar un mayor desplazamiento de los cristianos de Oriente Medio. Levantando nuestras voces en defensa de los cristianos perseguidos, también solidarizamos con sufrimientos de seguidores de otras tradiciones religiosas, que se han convertido en víctimas de la guerra civil, el caos y la violencia terrorista.
- En Siria e Irak esta violencia ha cobrado miles de vidas, dejando sin hogares y medios de vida a unos millones de personas. Hacemos un llamamiento a la comunidad internacional a unirse para poner fin a la violencia y al terrorismo y al mismo tiempo, a través del diálogo, a contribuir a la pronta obtención de la paz civil. Se requiere una ayuda humanitaria de gran escala para el pueblo que sufre, y para muchos refugiados en los países vecinos.
Solicitamos a todos los que pueden, influir en el destino de todos los secuestrados, incluyendo a los Metropolitas de Alepo, Pablo y Juan Ibrahim, capturados en abril de 2013, para hacer todo lo necesario a fin de su pronta liberación.
- Enviamos oraciones a Cristo, Salvador del mundo, sobre el establecimiento en suelo de Oriente Medio de la paz, que es producto de la justicia , sobre el fortalecimiento de la convivencia fraterna entre diversos pueblos, Iglesias y religiones situados en esta tierra, sobre el regreso de los refugiados a sus casas, sobre la curación de los heridos y el reposo de almas de las víctimas inocentes.
Dirigimos a todas las partes que puedan estar involucradas en los conflictos, un ferviente llamamiento para manifestar buena voluntad y llegar a la mesa de negociación. Al mismo tiempo, es necesario que la comunidad internacional haga todos los esfuerzos posibles para poner fin al terrorismo mediante acciones comunes, conjuntas y sincronizadas. Hacemos un llamamiento a todos los países involucrados en la lucha contra el terrorismo, a las acciones responsables y prudentes. Hacemos un llamado a todos los cristianos y a todos los creyentes en Dios para rezar al Señor Creador y Providente que cuida el mundo, que guarde su creación de la destrucción y no permita una nueva guerra mundial. Para que la paz sea duradera y fiable, se requieren esfuerzos especiales destinadas al regreso a los valores comunes, que nos unen, basados en el Evangelio de Nuestro Señor Jesucristo.
- Admiramos la valentía de aquellos que entregan sus vidas por haber dado testimonio de la verdad del Evangelio, prefiriendo la muerte ante la abjuración de Cristo. Creemos que los mártires de nuestros tiempos, procedentes de diferentes Iglesias, pero unidos por un sufrimiento común, son la clave para la unidad de los cristianos. A vosotros, los que sufren por Cristo, dirige su palabra el Apóstol del Señor: »Queridos hermanos,… alegraos de tener parte en los sufrimientos de Cristo, para que también os llenéis de alegría cuando su gloria se manifieste».
- En esta época turbadora se necesita el diálogo interreligioso. Las diferencias en comprensión de las verdades religiosas no deben impedir que las personas de diversas religiones vivan en paz y armonía. En las circunstancias actuales, los líderes religiosos tienen una responsabilidad especial por la educación de su rebaño en el espíritu de respeto por las creencias de aquellos que pertenecen a otras tradiciones religiosas. Los intentos de justificar actos criminales por consignas religiosas son absolutamente inaceptables. Ningún crimen puede ser cometido en el nombre de Dios, »porque Dios es Dios de paz y no de confusión».
- Atestiguando el alto valor de la libertad religiosa, damos gracias a Dios por el renacimiento sin precedentes de la fe cristiana que ahora se lleva a cabo en Rusia y muchos países de Europa del Este, donde por décadas han gobernado regímenes ateos. Hoy en día, las cadenas del ateísmo militante cayeron, y en muchos lugares los cristianos son libres de profesar su fe. Durante un cuarto de siglo, aquí se erigieron decenas de miles de nuevos templos, se abrieron cientos de monasterios y escuelas teológicas. Las comunidades cristianas realizan amplias actividades caritativas y sociales, prestando diversa asistencia a los necesitados. Los ortodoxos y los católicos a menudo trabajan hombro con hombro. Ellos defienden la base espiritual común de la sociedad humana, dando testimonio de los valores evangélicos.
- Al mismo tiempo, nos preocupa la situación que tiene lugar en tantos países, donde los cristianos enfrentan cada vez más la restricción de la libertad religiosa y del derecho a dar testimonio sobre sus creencias y a vivir de acuerdo con ellas. En particular, vemos que la transformación de algunos países en las sociedades secularizadas, ajenas de cualquier memoria de Dios y su verdad, implica una grave amenaza para la libertad religiosa. Estamos preocupados por la limitación de los derechos de los cristianos, por no hablar de la discriminación contra ellos, cuando algunas fuerzas políticas, guiadas por la ideología del secularismo que en numerosos casos se vuelve agresivo, tienden a empujarles a los márgenes de la vida pública.
- El proceso de la integración europea, que comenzó después de siglos de conflictos sangrientos, fue acogido por muchas personas con esperanza, como prenda de paz y seguridad. Al mismo tiempo, advertimos en contra de aquella clase de integración que no respeta la identidad religiosa. Respetamos la contribución de otras religiones a nuestra civilización, pero estamos convencidos de que Europa debe mantener la fidelidad a sus raíces cristianos. Hacemos un llamamiento a los cristianos en Europa Occidental y Europa Oriental a unirse a fin de dar testimonio conjunto sobre Cristo y el Evangelio, para que Europa mantenga su alma formada por dos mil años de la tradición cristiana.
- Nuestra atención está destinada a las personas que se encuentran en una situación desesperada, viven en la pobreza extrema en el momento en que la riqueza de la humanidad está creciendo. No podemos permanecer indiferentes al destino de millones de migrantes y refugiados que tocan a las puertas de los países ricos. El consumo incontrolado, típico para algunos estados más desarrollados, agota rápidamente los recursos de nuestro planeta. La creciente desigualdad en la distribución de bienes terrenales, aumenta el sentido de la injusticia del sistema de las relaciones internacionales que se está implantando.
- Las Iglesias cristianas están llamadas a defender exigencias de la justicia, del respeto a las tradiciones nacionales y de la solidaridad efectiva con todos los que sufren. Nosotros, los cristianos, no debemos olvidar que »para avergonzar a los sabios, Dios ha escogido a los que el mundo tiene por tontos; y para avergonzar a los fuertes ha escogido a los que el mundo tiene por débiles. Dios ha escogido a la gente despreciada y sin importancia de este mundo, es decir, a los que no son nada, para anular a los que son algo. Así nadie podrá presumir delante de Dios».
- La familia es el centro natural de la vida de un ser humano y de la sociedad. Estamos preocupados por la crisis de la familia en muchos países. Los ortodoxos y los católicos, compartiendo la misma visión de la familia, están llamados a testificar acerca de la familia como de un camino hacia la santidad, que se manifiesta en la fidelidad mutua de los cónyuges, su disponibilidad para dar a luz a los niños y formarles, en la solidaridad entre las generaciones y el respeto hacia los enfermizos.
- La familia es fundada sobre el matrimonio que es un acto libre y fiel de amor entre un hombre y una mujer. El amor fortalece su unión, les enseña a aceptar uno a otros como a un don. El matrimonio es la escuela del amor y de la fidelidad. Lamentamos que otras formas de convivencia se equiparan ahora con esta unión, y la visión de la paternidad y la maternidad como de especial vocación del hombre y de la mujer en el matrimonio, santificada por la tradición bíblica, se expulsa de la conciencia pública.
- Hacemos un llamamiento a todos para respetar el derecho inalienable a la vida. Unos millones de bebés están privados de la propia posibilidad de aparecer a la luz. La sangre de los niños no nacidos pide a gritos a Dios que haga justicia.
La divulgación de la así llamada eutanasia conduce al hecho de que los ancianos y enfermos comienzan a sentirse carga excesiva para su familia y la sociedad en conjunto.
Expresamos nuestra preocupación por el uso cada vez más extendido de las tecnologías biomédicas de reproducción, porque la manipulación de la vida humana es un ataque contra los fundamentos del ser de la persona creada a imagen de Dios. Consideramos que nuestro deber es hacer acordarse sobre la inmutabilidad de los principios morales cristianos, basados en el respeto por la dignidad de la persona que está destinada a la vida de acuerdo con el plan de su Creador.
- Queremos hoy dirigir unas palabras especiales a la juventud cristiana. Vosotros, los jóvenes, no debéis esconder dinero en la tierra , sino usar todas las dotes dadas por Dios, para afirmar la verdad de Cristo en el mundo, realizar los mandamientos evangélicos del amor a Dios y al prójimo. No tengáis miedo de ir contra la corriente, defendiendo la verdad de Dios, con la que no siempre se ajustan las normas seculares modernas.
- Dios os ama y espera de cada uno de vosotros que seáis sus discípulos y apóstoles. Sed la luz de este mundo, para que otros, viendo el bien que hacéis, alaben todos a vuestro Padre que está en el cielo . Educad a los niños en la fe cristiana para entregarles la perla preciosa de la fe que recibisteis de vuestros padres y antepasados. No olvidéis que »Dios os ha comprado por un precio», el precio de la muerte en la cruz de Dios Hombre, Jesucristo.
- Los ortodoxos y los católicos están unidos no sólo por la Tradición común de la Iglesia del primer milenio, sino también por la misión de predicar el Evangelio de Cristo en el mundo contemporáneo. Esta misión requiere respeto mutuo entre los miembros de las comunidades cristianas, excluye cualquier forma del proselitismo.
No somos competidores, sino hermanos: debemos arrancar de este concepto ejecutando todas actividades relacionadas con nuestros lazos y contactos con el mundo exterior. Instamos a los católicos y a los ortodoxos de todo el mundo para aprender a vivir juntos en paz, amor y armonía unos con otros (Romanos 15, 5). Es inaceptable el uso de medios incorrectos para obligar a los fieles a pasar de una Iglesia a otra, dejando de lado su libertad religiosa y sus propias tradiciones. Estamos llamados a poner en práctica el mandamiento de San Pablo Apóstol y »anunciar el evangelio donde nunca antes se había oído hablar de Cristo, para no construir sobre cimientos puestos por otros».
- Esperamos que nuestro encuentro contribuya a la reconciliación donde hay tensiones entre los greco-católicos y los ortodoxos. Hoy en día es obvio que el método de »la unión» de los siglos pasados que implica la unidad de una comunidad con la otra a costa de la separación de su Iglesia, no es la manera de restaurar la unidad. Al mismo tiempo, las comunidades eclesiásticas que han aparecido como resultado de circunstancias históricas tienen derecho a existir y hacer todo lo necesario para satisfacer menesteres espirituales de sus fieles, buscando la paz con sus vecinos. Los ortodoxos y los greco-católicos necesitan la reconciliación y la búsqueda de formas de convivencia mutuamente aceptables.
- Lamentamos el enfrentamiento en Ucrania que ya cobró muchas vidas, causó sufrimientos innumerables a los civiles, hundió la sociedad en una profunda crisis económica y humanitaria. Hacemos un llamamiento a todas las partes del conflicto a tener prudencia, mostrar la solidaridad social y trabajar activamente para el establecimiento de la paz. Instamos a nuestras Iglesias en Ucrania a trabajar para lograr la armonía social, abstenerse de participar en la confrontación y de apoyar el desarrollo del conflicto.
- Esperamos que la división entre los creyentes ortodoxos en Ucrania sea vencida sobre la base de las normas canónicas existentes, que todos los cristianos ortodoxos de Ucrania vivan en paz y armonía, y que las comunidades católicas del país contribuyan a ello, para que nuestra hermandad cristiana sea aún más evidente.
- En el mundo de hoy, multifacético y al mismo tiempo unido por el destino común, los católicos y los ortodoxos están llamados a colaborar fraternamente para anunciar el Evangelio de la salvación, dar testimonio común de la dignidad moral y la auténtica libertad humana, »para que el mundo crea». Este mundo, en el que se están socavando rápidamente los fundamentos morales de la existencia humana, espera de nosotros el fuerte testimonio cristiano en todos los ámbitos de la vida personal y social. ¿Podremos en la época crucial dar testimonio conjunto del Espíritu de la verdad? De esto depende, en gran medida, el futuro de la humanidad.
- Que Jesucristo, Dios Hombre, Nuestro Señor y Salvador, nos ayude en el anuncio valiente de la verdad de Dios y de la Buena Noticia de salvación. El Señor nos fortalece espiritualmente con su promesa infalible: »No tengáis miedo, pequeño rebaño, que el Padre, en su bondad, ha decidido daros el reino» .
Cristo es una fuente de alegría y de esperanza. La fe en él transfigura la vida del ser humano, la llena de significado. Lo han vivido por su propia experiencia todos aquellos de los que se puede decir con las palabras de San Pedro Apóstol: »Antes, ni siquiera erais pueblo, pero ahora sois pueblo de Dios; antes Dios no os tenía compasión, pero ahora tiene compasión de vosotros».
- Llenos de gratitud por el don de comprensión mutua que se manifestó en nuestra reunión, nos dirigimos con esperanza a la Santísima Madre de Dios, haciendo solicitud con las palabras de la antigua oración: »Bajo tu amparo nos acogemos, Santa Madre de Dios». Que la Santísima Virgen María con su amparo fortalezca la hermandad de todos que la veneran, para que ellos, en un momento determinado por Dios, se junten, en paz y concordia, en el único pueblo de Dios, ¡sea glorificado el nombre de la Trinidad Consustancial e Inseparable!
El Papa llega a México y pide a los fieles que le esperaban en la nunciatura que recen a la Virgen por quienes les quieren y por quienes les han hecho daño
Ciudad del Vaticano, 13 de febrero de 2016 (Vis).-Después de la firma de la Declaración conjunta con el Patriarca Kiril, el Papa emprendió el vuelo a México. Durante el viaje departió brevemente con los periodistas manifestando ante todo su alegría por el encuentro con el Patriarca y por la disponibilidad del presidente Raúl Castro para que se llevase a cabo.
El Papa reveló que había hablado con el presidente cubano en su anterior encuentro y éste había manifestado su plena disponibilidad para facilitar la reunión del Obispo de Roma y el Patriarca de Moscú y de toda Rusia en La Habana. Francisco agradeció al presidente Castro este gesto y después habló de su experiencia con el Patriarca Kiril.
»Con toda franqueza -dijo- me he sentido ante un hermano y él ha dicho lo mismo. Dos obispos que hablan en primer lugar de la situación de sus Iglesias y luego de la situación del mundo… de las guerras que ahora corren el peligro de no ser sólo »a trozos», sino que involucran a todo el mundo; de la situación de la Ortodoxia… Por último hemos elaborado un programa de posibles actividades en común porque la unidad se hace caminando. Ya una vez dije que si la unidad se hace en un estudio, estudiando teología y lo demás, quizás venga el Señor y todavía la estemos haciendo. La unidad se hace caminando: que, por lo menos, el Señor cuando venga nos encuentre andando».
»Por último hemos firmado la Declaración… Habrá tantas interpretaciones… Pero no es una declaración política, no es una declaración sociológica. Es una declaración pastoral, también cuando se habla de secularismo y de cosas explícitas, de la manipulación biogenética y de todas estas cosas. Pero es pastoral: de dos obispos que se encuentran con preocupaciones pastorales. Y yo estoy contento».
Después de tres horas de vuelo, el Papa llegó a las 19,30 (hora local, 02,30 de esta madrugada en Roma) al aeropuerto Benito Juárez de Ciudad de México donde fue acogido por el Presidente Enrique Peña Nieto, en presencia de algunas autoridades del Estado y de representantes del Consejo Permanente de los Obispos mexicanos. Se trató de una acogida oficial pero informal, sin ceremonias protocolares ni discursos, aunque el Papa y el Presidente departieron brevemente en la Sala Presidencial.
Desde el aeropuerto, Francisco recorrió en papamóvil los 19 kilómetros que lo separaban de la nunciatura apostólica donde se alojará durante su estancia en Ciudad de México y donde le esperaban cientos de personas. El Papa salió mas tarde a saludarlas pidiéndoles, antes de darles la bendición, que al volver a sus casas para descansar rezasen a la Virgen por las personas que les quieren y también por las que les habían hecho daño para que la Madre de Dios los bendijera.
La cultura ancestral y el capital humano de México son la base para un compromiso solidario
Ciudad del Vaticano, 14 de febrero de 2016 (Vis).-»Vengo como misionero de misericordia y paz pero también como hijo que quiere rendir homenaje a su madre, la Virgen de Guadalupe, y dejarse mirar por ella. Buscando ser buen hijo, siguiendo las huellas de la madre, quiero, a su vez, rendirle homenaje a este pueblo y a esta tierra tan rica en culturas, historia y diversidad». Estas fueron las palabras del Papa Francisco en su primer discurso pronunciado en tierra mexicana ante las autoridades y los representantes de la sociedad civil reunidos en el Palacio Nacional de Ciudad del México donde el Santo Padre fue recibido por el Presidente Enrique Peña Nieto con quien se había entrevistado previamente regalándole un mosaico de Nuestra Señora de Guadalupe realizado por los artistas mosaicistas del Estudio del Mosaico Vaticano.
»México es un gran País -exclamó Franciscso- Bendecido con abundantes recursos naturales y una enorme biodiversidad que se extiende a lo largo de todo su vasto territorio. Su privilegiada ubicación geográfica lo convierte en un referente de América; y sus culturas indígenas, mestizas y criollas, le dan una identidad propia que le posibilita una riqueza cultural no siempre fácil de encontrar y especialmente valorar. La sabiduría ancestral que porta su multiculturalidad es, por lejos, uno de sus mayores recursos biográficos. Una identidad que fue aprendiendo a gestarse en la diversidad y, sin lugar a dudas, constituye un patrimonio rico a valorar, estimular y cuidar.
Pero, para el Papa la principal riqueza de México hoy tiene rostro joven porque poco más de la mitad de la población está en edad juvenil. »Esto permite pensar y proyectar un futuro, un mañana, da esperanza y proyección -afirmó el Pontífice- Un pueblo con juventud es un pueblo capaz de renovarse, transformarse; es una invitación a alzar con ilusión la mirada hacia el futuro y, a su vez, nos desafía positivamente en el presente. Esta realidad nos lleva inevitablemente a reflexionar sobre la propia responsabilidad a la hora de construir el México que queremos, el México que deseamos legar a las generaciones venideras. También a darnos cuenta de que un futuro esperanzador se forja en un presente de hombres y mujeres justos, honestos, capaces de empeñarse en el bien común, este »bien común» que en este siglo XXI no goza de buen mercado. La experiencia nos demuestra que cada vez que buscamos el camino del privilegio o beneficio de unos pocos en detrimento del bien de todos, tarde o temprano, la vida en sociedad se vuelve un terreno fértil para la corrupción, el narcotráfico, la exclusión de las culturas diferentes, la violencia e incluso el tráfico de personas, el secuestro y la muerte, causando sufrimiento y frenando el desarrollo».
Francisco subrayó que el pueblo mexicano afianza su esperanza »en la identidad que ha sido forjada en duros y difíciles momentos de su historia por grandes testimonios de ciudadanos que han comprendido que, para poder superar las situaciones nacidas de la cerrazón del individualismo, era necesario el acuerdo de las Instituciones políticas, sociales y de mercado, y de todos los hombres y mujeres que se comprometen en la búsqueda del bien común y en la promoción de la dignidad de la persona. Una cultura ancestral y un capital humano esperanzador, como el vuestro, tiene que ser la fuente de estímulo para que encontremos nuevas formas de diálogo, de negociación, de puentes capaces de guiarnos por la senda del compromiso solidario. Un compromiso en el que todos, comenzando por los que nos llamamos cristianos, nos entreguemos a la construcción de »una política auténticamente humana» y una sociedad en la que nadie se sienta víctima de la cultura del descarte».
»A los dirigentes de la vida social, cultural y política -agregó- les corresponde de modo especial trabajar para ofrecer a todos los ciudadanos la oportunidad de ser dignos actores de su propio destino, en su familia y en todos los círculos en los que se desarrolla la sociabilidad humana, ayudándoles a un acceso efectivo a los bienes materiales y espirituales indispensables: vivienda adecuada, trabajo digno, alimento, justicia real, seguridad efectiva, un ambiente sano y de paz. Esto no es sólo un asunto de leyes que requieran de actualizaciones y mejoras —siempre necesarias—, sino de una urgente formación de la responsabilidad personal de cada uno, con pleno respeto del otro como corresponsable en la causa común de promover el desarrollo nacional. Es una tarea que involucra a todo el pueblo mexicano en las distintas instancias tanto públicas como privadas, tanto colectivas como individuales».
El Papa aseguró al Presidente Nieto que, en ese esfuerzo, el Gobierno mexicano »puede contar con la colaboración de la Iglesia católica, que ha acompañado la vida de esta Nación y que renueva su compromiso y voluntad de servicio a la gran causa del hombre: la edificación de la civilización del amor».
»Me dispongo a recorrer este hermoso y gran País como misionero y peregrino que quiere renovar con ustedes la experiencia de la misericordia como un nuevo horizonte de posibilidad que es inevitablemente portador de justicia y de paz -finalizó- Y me pongo bajo la mirada de María, la Virgen de Guadalupe, le pido que me mire, para que, por su intercesión, el Padre misericordioso nos conceda que estas jornadas y el futuro de esta tierra sean una oportunidad de encuentro, de comunión y de paz».
A los obispos de México: Tienen la misión de ceñir toda la Nación mexicana con la fecundidad de Dios.
Ciudad del Vaticano, 14 de febrero de 2016 (Vis).-Desde el Palacio Nacional el Papa se trasladó ayer en papamóvil a la cercana Plaza de la Constitución -conocida también como »Zócalo» y lugar altamente simbólico porque surge sobre los restos del antiguo centro político y religioso de la capital del imperio azteca Tenochtitlán- donde está la Catedral de la Asunción. El templo, construido en roca volcánica, se yergue sobre el lugar ocupado por un templo dedicado a la divinidad azteca Xipe. Hernán Cortés hizo construir alli una iglesia con el material de los antiguos santuarios y el Papa Clemente VII la declara catedral en 1530, mientras su sucesor, Pablo III la eleva a »metropolitana» en 1567. La construcción del templo actual comienza en 1657 pero se concluye solamente en 1813.
El Santo Padre habló a los obispos manifestando ante todo su alegría por poder posar la propia mirada sobre la »Virgen Morenita» y por encontrarse en la catedral »casita» prolongada, pero siempre »sagrada», dijo, que pidió la Virgen de Guadalupe.
»Porque sé que aquí se halla el corazón secreto de cada mexicano -afirmó- entro con pasos suaves como corresponde entrar en la casa y en el alma de este pueblo y estoy profundamente agradecido por abrirme la puerta. Sé que mirando los ojos de la Virgen alcanzo la mirada de su gente que, en Ella, ha aprendido a manifestarse. Sé que ninguna otra voz puede hablar así tan profundamente del corazón mexicano como me puede hablar la Virgen; Ella custodia sus más altos deseos y sus más recónditas esperanzas. Ella recoge sus alegrías y sus lágrimas.Ella comprende sus numerosos idiomas y les responde con ternura de Madre porque son sus propios hijos».
El Papa pidió a los presentes que le permitieran hablar partiendo de la Guadalupana, de la mirada de la Virgen de Guadalupe: una mirada de ternura, una mirada capaz de tejer, una mirada atenta y cercana, no adormecida y también una mirada de conjunto y unidad. Así, todo el discurso de Francisco al episcopado partió de estas características, aplicadas de vez en vez a las necesidades y esperanzas de los mexicanos, desde la reconciliación del pasado con un futuro relegado a un »mañana que se escabulle», hasta la denuncia de la violencia y el narcotráfico, sin olvidar la mirada especial para las poblaciones amerindias ni la que sigue a los miles de migrantes.
Texto del discurso del Papa:
Una mirada de ternura
Ante todo, la »Virgen Morenita» nos enseña que la única fuerza capaz de conquistar el corazón de los hombres es la ternura de Dios. Aquello que encanta y atrae, aquello que doblega y vence, aquello que abre y desencadena no es la fuerza de los instrumentos o la dureza de la ley, sino la debilidad omnipotente del amor divino, que es la fuerza irresistible de su dulzura y la promesa irreversible de su misericordia.
Un inquieto y notable literato de esta tierra dijo que en Guadalupe ya no se pide la abundancia de las cosechas o la fertilidad de la tierra, sino que se busca un regazo en el cual los hombres, siempre huérfanos y desheredados, están en la búsqueda de un resguardo, de un hogar.Transcurridos siglos del evento fundante de este País y de la evangelización del Continente, ¿acaso se ha diluido, se ha olvidado, la necesidad de regazo que anhela el corazón del pueblo que se les ha confiado a ustedes?
Conozco la larga y dolorosa historia que han atravesado, no sin derramar tanta sangre, no sin impetuosas y desgarradoras convulsiones, no sin violencia e incomprensiones. Con razón mi venerado y santo Predecesor, que en México estaba como en su casa, ha querido recordar que: »Como ríos a veces ocultos y siempre caudalosos, tres realidades que unas veces se encuentran y otras revelan sus diferencias complementarias, sin jamás confundirse del todo: la antigua y rica sensibilidad de los pueblos indígenas que amaron Juan de Zumárraga y Vasco de Quiroga, a quienes muchos de estos pueblos siguen llamando padres; el cristianismo arraigado en el alma de los mexicanos; y la moderna racionalidad de corte europeo que tanto ha querido enaltecer la independencia y la libertad». Y en esta historia, el regazo materno que continuamente ha generado a México, aunque a veces pareciera una »red que recogía ciento cincuenta y tres peces» no se demostró jamás infecundo, y las amenazantes fracturas se recompusieron siempre.
Por eso, les invito a partir nuevamente de esta necesidad de regazo que promana del alma de vuestro pueblo. El regazo de la fe cristiana es capaz de reconciliar el pasado, frecuentemente marcado por la soledad, el aislamiento y la marginación, con el futuro continuamente relegado a un mañana que se escabulle. Sólo en aquel regazo se puede, sin renunciar a la propia identidad, »descubrir la profunda verdad de la nueva humanidad, en la cual todos están llamados a ser hijos de Dios».
Reclínense pues, hermanos, con delicadeza y respeto, sobre el alma profunda de su gente, desciendan con atención y descifren su misterioso rostro. El presente, frecuentemente disuelto en dispersión y fiesta, ¿ acaso no es también propedéutico a Dios que es sólo y pleno presente? ¿La familiaridad con el dolor y la muerte no son formas de coraje y caminos hacia la esperanza? La percepción de que el mundo sea siempre y solamente para redimir, ¿no es antídoto a la autosuficiencia prepotente de cuantos creen poder prescindir de Dios?
Naturalmente, por todo esto se necesita una mirada capaz de reflejar la ternura de Dios. Sean por lo tanto Obispos de mirada limpia, de alma trasparente, de rostro luminoso. No tengan miedo a la transparencia. La Iglesia no necesita de la oscuridad para trabajar. Vigilen para que sus miradas no se cubran de las penumbras de la niebla de la mundanidad; no se dejen corromper por el materialismo trivial ni por las ilusiones seductoras de los acuerdos debajo de la mesa; no pongan su confianza en los »carros y caballos» de los faraones actuales, porque nuestra fuerza es la »columna de fuego» que rompe dividiendo en dos las marejadas del mar, sin hacer grande rumor.
El mundo en el cual el Señor nos llama a desarrollar nuestra misión se ha vuelto muy complejo. Y aunque la prepotente idea del »cogito», que no negaba que hubiese al menos una roca sobre la arena del ser, hoy está dominada por una concepción de la vida, considerada por muchos, más que nunca, vacilante, errabunda y anómica, porque carece de sustrato sólido. Las fronteras, tan intensamente invocadas y sostenidas, se han vuelto permeables a la novedad de un mundo en el cual la fuerza de algunos ya no puede sobrevivir sin la vulnerabilidad de otros. La irreversible hibridación de la tecnología hace cercano lo que está lejano pero, lamentablemente, hace distante lo que debería estar cerca. Y, precisamente en este mundo así, Dios les pide tener una mirada capaz de interceptar la pregunta que grita en el corazón de vuestra gente, la única que posee en el propio calendario una »fiesta del grito». A ese grito es necesario responder que Dios existe y está cerca a través de Jesús. Que sólo Dios es la realidad sobre la cual se puede construir, porque »Dios es la realidad fundante, no un Dios sólo pensado o hipotético, sino el Dios de rostro humano».
En las miradas de ustedes, el Pueblo mexicano tiene el derecho de encontrar las huellas de quienes »han visto al Señor» , de quienes han estado con Dios. Esto es lo esencial. No pierdan, entonces, tiempo y energías en las cosas secundarias, en las habladurías e intrigas, en los vanos proyectos de carrera, en los vacíos planes de hegemonía, en los infecundos clubs de intereses o de consorterías. No se dejen arrastrar por las murmuraciones y las maledicencias. Introduzcan a sus sacerdotes en esta comprensión del sagrado ministerio. A nosotros, ministros de Dios, basta la gracia de »beber el cáliz del Señor», el don de custodiar la parte de su heredad que se nos ha confiado, aunque seamos inexpertos administradores. Dejemos al Padre asignarnos el puesto que nos tiene preparado . ¿Acaso podemos estar de verdad ocupados en otras cosas si no es en las del Padre? Fuera de las »cosas del Padre» perdemos nuestra identidad y, culpablemente, hacemos vana su gracia.
Si nuestra mirada no testimonia haber visto a Jesús, entonces las palabras que recordamos de Él resultan solamente figuras retóricas vacías. Quizás expresen la nostalgia de aquellos que no pueden olvidar al Señor, pero de todos modos son sólo el balbucear de huérfanos junto al sepulcro. Palabras finalmente incapaces de impedir que el mundo quede abandonado y reducido a la propia potencia desesperada. Pienso en la necesidad de ofrecer un regazo materno a los jóvenes. Que vuestras miradas sean capaces de cruzarse con las miradas de ellos, de amarlos y de captar lo que ellos buscan, con aquella fuerza con la que muchos como ellos han dejado barcas y redes sobre la otra orilla del mar, han abandonado bancos de extorsiones con tal de seguir al Señor de la verdadera riqueza. Me preocupan tantos que, seducidos por la potencia vacía del mundo, exaltan las quimeras y se revisten de sus macabros símbolos para comercializar la muerte en cambio de monedas que, al final, »la polilla y el óxido echan a perder, y por lo que los ladrones perforan muros y roban» . Les ruego no minusvalorar el desafío ético y anticívico que el narcotráfico representa para la juventud y para la entera sociedad mexicana, comprendida la Iglesia.
La proporción del fenómeno, la complejidad de sus causas, la inmensidad de su extensión, como metástasis que devora, la gravedad de la violencia que disgrega y sus trastornadas conexiones, no nos consienten a nosotros, Pastores de la Iglesia, refugiarnos en condenas genéricas, formas de nominalismo, sino que exigen un coraje profético y un serio y cualificado proyecto pastoral para contribuir, gradualmente, a entretejer aquella delicada red humana, sin la cual todos seríamos desde el inicio derrotados por tal insidiosa amenaza. Sólo comenzando por las familias; acercándonos y abrazando la periferia humana y existencial de los territorios desolados de nuestras ciudades; involucrando las comunidades parroquiales, las escuelas, las instituciones comunitarias, la comunidades políticas, las estructuras de seguridad; sólo así se podrá liberar totalmente de las aguas en las cuales lamentablemente se ahogan tantas vidas, sea la vida de quien muere como víctima, sea la de quien delante de Dios tendrá siempre las manos manchadas de sangre, aunque tenga los bolsillos llenos de dinero sórdido y la conciencia anestesiada.
Una mirada capaz de tejer
En el manto del alma mexicana Dios ha tejido, con el hilo de las huellas mestizas de su gente, el rostro de su manifestación en la »Morenita». Dios no necesita de colores apagados para diseñar su rostro. Los diseños de Dios no están condicionados por los colores y por los hilos, sino que están determinados por la irreversibilidad de su amor que quiere persistentemente imprimirse en nosotros. Sean, por tanto, Obispos capaces de imitar esta libertad de Dios eligiendo cuanto es humilde para hacer visible la majestad de su rostro y de copiar esta paciencia divina en tejer, con el hilo fino de la humanidad que encuentren, aquel hombre nuevo que su país espera. No se dejen llevar por la vana búsqueda de cambiar de pueblo, como si el amor de Dios no tuviese bastante fuerza para cambiarlo.
Redescubran pues la sabia y humilde constancia con que los Padres de la fe de esta Patria han sabido introducir a las generaciones sucesivas en la semántica del misterio divino. Primero aprendiendo y, luego, enseñando la gramática necesaria para dialogar con aquel Dios, escondido en los siglos de su búsqueda y hecho cercano en la persona de su Hijo Jesús, que hoy tantos reconocen en la imagen ensangrentada y humillada, como figura del propio destino. Imiten su condescendencia y su capacidad de reclinarse. No comprenderemos jamás bastante el hecho de que con los hilos mestizos de nuestra gente Dios entretejió el rostro con el cual se da a conocer. Nunca seremos suficientemente agradecidos a este inclinarse a esta »sincatábasis».
Una mirada de singular delicadeza les pido para los pueblos indígenas, para ellos y sus fascinantes, y no pocas veces masacradas culturas. México tiene necesidad de sus raíces amerindias para no quedarse en un enigma irresuelto. Los indígenas de México aún esperan que se les reconozca efectivamente la riqueza de su contribución y la fecundidad de su presencia, para heredar aquella identidad que les convierte en una Nación única y no solamente una entre otras.
Se ha hablado muchas veces del presunto destino incumplido de esta Nación, del »laberinto de la soledad» en el cual estaría aprisionada, de la geografía como destino que la entrampa. Para algunos, todo esto sería obstáculo para el diseño de un rostro unitario, de una identidad adulta, de una posición singular en el concierto de las naciones y de una misión compartida. Para otros, también la Iglesia en México estaría condenada a escoger entre sufrir la inferioridad en la cual fue relegada en algunos períodos de su historia, como cuando su voz fue silenciada y se buscó amputar su presencia, o aventurarse en los fundamentalismos para volver a tener certezas provisorias, -como aquel »cogito» famoso- olvidándose de tener anidada en su corazón la sed de Absoluto y ser llamada en Cristo a reunir a todos y no sólo una parte. No se cansen en cambio de recordarle a su Pueblo cuánto son potentes las raíces antiguas, que han permitido la viva síntesis cristiana de comunión humana, cultural y espiritual que se forjó aquí. Recuerden que las alas de su Pueblo ya se han desplegado varias veces por encima de no pocas vicisitudes. Custodien la memoria del largo camino hasta ahora recorrido -sean deuteronómicos- y sepan suscitar la esperanza de nuevas metas, porque el mañana será una tierra »rica de frutos» aunque nos plantee desafíos no indiferentes.
Que las miradas de ustedes, reposadas siempre y solamente en Cristo, sean capaces de contribuir a la unidad de su Pueblo; de favorecer la reconciliación de sus diferencias y la integración de sus diversidades; de promover la solución de sus problemas endógenos; de recordar la medida alta que México puede alcanzar si aprende a pertenecerse a sí mismo antes que a otros; de ayudar a encontrar soluciones compartidas y sostenibles para sus miserias; de motivar a la entera Nación a no contentarse con menos de cuanto se espera del modo mexicano de habitar el mundo.
Una mirada atenta y cercana, no adormecida
Les ruego no caer en la paralización de dar viejas respuestas a las nuevas demandas. Vuestro pasado es un pozo de riquezas donde excavar, que puede inspirar el presente e iluminar el futuro. ¡Ay de ustedes si se duermen en sus laureles! Es necesario no desperdiciar la herencia recibida, custodiándola con un trabajo constante. Están asentados sobre espaldas de gigantes: obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos, fieles »hasta el final», que han ofrecido la vida para que la Iglesia pudiese cumplir la propia misión. Desde lo alto de ese podio están llamados a lanzar una mirada amplia sobre el campo del Señor para planificar la siembra y esperar la cosecha.
Los invito a cansarse, a cansarse sin miedo en la tarea de evangelizar y de profundizar la fe mediante una catequesis mistagógica que sepa atesorar la religiosidad popular de su gente. Nuestro tiempo requiere atención pastoral a las personas y a los grupos, que esperan poder salir al encuentro del Cristo vivo. Solamente una valerosa conversión pastoral – y subrayo conversión pastoral- de nuestras comunidades puede buscar, generar y nutrir a los actuales discípulos de Jesús . Por tanto, es necesario para nosotros, pastores, superar la tentación de la distancia, y dejo a cada uno de ustedes que haga el catálogo de las distancias que pueden existir en esta Conferencia Episcopal; no las conozco, pero superar la tentación de la distancia y del clericalismo, de la frialdad y de la indiferencia, del comportamiento triunfal y de la autoreferencialidad. Guadalupe nos enseña que Dios es familiar, cercano, en su rostro, que la proximidad y la condescendencia, ese agacharse y acercarse, pueden más que la fuerza, que cualquier tipo de fuerza.
Como enseña la bella tradición guadalupana, la »Morenita» custodia las miradas de aquellos que la contemplan, refleja el rostro de aquellos que la encuentran. Es necesario aprender que hay algo de irrepetible en cada uno de aquellos que nos miran en la búsqueda de Dios. Toca a nosotros no volvernos impermeables a tales miradas. Custodiar en nosotros a cada uno de ellos, conservarlos en el corazón, resguardarlos.
Sólo una Iglesia que sepa resguardar el rostro de los hombres que van a tocar a su puerta es capaz de hablarles de Dios. Si no desciframos sus sufrimientos, si no nos damos cuenta de sus necesidades, nada podremos ofrecerles. La riqueza que tenemos fluye solamente cuando encontramos la poquedad de aquellos que mendigan y, precisamente, este encuentro se realiza en nuestro corazón de Pastores.
El primer rostro que les suplico custodien en su corazón es el de sus sacerdotes. No los dejen expuestos a la soledad y al abandono, presa de la mundanidad que devora el corazón. Estén atentos y aprendan a leer sus miradas para alegrarse con ellos cuando sientan el gozo de contar cuanto »han hecho y enseñado», y también para no echarse atrás cuando se sienten un poco rebajados y no puedan hacer otra cosa que llorar porque »han negado al Señor» , y también para sostener, en comunión con Cristo, cuando alguno, abatido, saldrá con Judas »en la noche» . En estas situaciones, que nunca falte la paternidad de ustedes, Obispos, para con sus sacerdotes. Animen la comunión entre ellos; hagan perfeccionar sus dones; intégrenlos en las grandes causas, porque el corazón del apóstol no fue hecho para cosas pequeñas.
La necesidad de familiaridad habita en el corazón de Dios. Nuestra Señora de Guadalupe pide, pues, únicamente una »casita sagrada». Nuestros pueblos latinoamericanos entienden bien el lenguaje diminutivo -una casita sagrada- y de muy buen grado lo usan. Quizá tienen necesidad del diminutivo porque de otra forma se sentirían perdidos. Se adaptaron a sentirse disminuidos y se acostumbraron a vivir en la modestia. La Iglesia, cuando se congrega en una majestuosa Catedral, no podrá hacer menos que comprenderse como una »casita» en la cual sus hijos pueden sentirse a su propio gusto. Delante de Dios sólo se permanece si se es pequeño, si se es huérfano, si se es mendicante. El protagonista de la salvación es el mendigo.»Casita» familiar y al mismo tiempo »sagrada», porque la proximidad se llena de la grandeza omnipotente. Somos guardianes de este misterio. Tal vez hemos perdido este sentido de la humilde medida divina y nos cansamos de ofrecer a los nuestros la »casita» en la cual se sienten íntimos con Dios. Puede darse también que, habiendo descuidado un poco el sentido de su grandeza, se haya perdido parte del temor reverente hacia un tal amor. Donde Dios habita, el hombre no puede acceder sin ser admitido y entra solamente »quitándose las sandalias» para confesar la propia insuficiencia.
Este habernos olvidado de este »quitarse las sandalias» para entrar, ¿no está posiblemente en la raíz de la pérdida del sentido de la sacralidad de la vida humana, de la persona, de los valores esenciales, de la sabiduría acumulada a lo largo de los siglos, del respeto a la naturaleza? Sin rescatar, en la conciencia de los hombres y de la sociedad, estas raíces profundas, incluso al trabajo generoso en favor de los legítimos derechos humanos le faltará la savia vital que puede provenir sólo de un manantial que la humanidad no podrá darse jamás a sí misma.
Una mirada de conjunto y de unidad
Sólo mirando a la »Morenita», México se comprende por completo. Por tanto, les invito a comprender que la misión que la Iglesia hoy les confía y siempre les confío requiere esta mirada que abarque la totalidad. Y esto no puede realizarse aisladamente, sino sólo en comunión. La Guadalupana está ceñida de una cintura que anuncia su fecundidad. Es la Virgen que lleva ya en el vientre el Hijo esperado por los hombres. Es la Madre que ya gesta la humanidad del nuevo mundo naciente. Es la Esposa que prefigura la maternidad fecunda de la Iglesia de Cristo. Ustedes tienen la misión de ceñir toda la Nación mexicana con la fecundidad de Dios. Ningún pedazo de esta cinta puede ser despreciado.
El episcopado mexicano ha cumplido notables pasos en estos años conciliares; ha aumentado sus miembros; se ha promovido una permanente formación, continua y cualificada; el ambiente fraterno no faltó; el espíritu de colegialidad ha crecido; las intervenciones pastorales han influido sobre sus Iglesias y sobre la conciencia nacional; los trabajos pastorales compartidos han sido fructuosos en los campos esenciales de la misión eclesial como la familia, las vocaciones, la presencia social. Mientras nos alegramos por el camino de estos años, les pido que no se dejen desanimar por las dificultades y de no ahorrar todo esfuerzo posible por promover, entre ustedes y en sus diócesis, el celo misionero, sobre todo hacia las partes más necesitadas del único cuerpo de la Iglesia mexicana. Redescubrir que la Iglesia es misión es fundamental para su futuro, porque sólo el »entusiasmo, el estupor convencido» de los evangelizadores tiene la fuerza de arrastre. Les ruego, por tanto, cuidar especialmente la formación y la preparación de los laicos, superando toda forma de clericalismo e involucrándolos activamente en la misión de la Iglesia, sobre todo en el hacer presente, con el testimonio de la propia vida, el evangelio de Cristo en el mundo.
A este Pueblo mexicano, le ayudaría mucho un testimonio unificador de la síntesis cristiana y una visión compartida de la identidad y del destino de su gente. En este sentido, sería muy importante que la Pontificia Universidad de México esté cada vez más en el corazón de los esfuerzos eclesiales para asegurar aquella mirada de universalidad sin la cual la razón, resignada a módulos parciales, renuncia a su más alta aspiración de búsqueda de la verdad. La misión es vasta y llevarla adelante requiere múltiples caminos. Y, con más viva insistencia, los exhorto a conservar la comunión y la unidad entre ustedes.. Esto es esencial, hermanos. Esto no está en el texto pero me sale ahora. Si tienen que pelearse, peléense; si tienen que decirse cosas, se las digan; pero como hombres, en la cara, y como hombres de Dios que después van a rezar juntos, a discernir juntos. Y si se pasaron de la raya, a pedirse perdón, pero mantengan la unidad del cuerpo episcopal. Comunión y unidad entre ustedes. La comunión es la forma vital de la Iglesia y la unidad de sus Pastores da prueba de su veracidad. México, y su vasta y multiforme Iglesia, tienen necesidad de Obispos servidores y custodios de la unidad edificada sobre la Palabra del Señor, alimentada con su Cuerpo y guiada por su Espíritu, que es el aliento vital de la Iglesia.
No se necesitan »príncipes», sino una comunidad de testigos del Señor. Cristo es la única luz; es el manantial de agua viva; de su respiro sale el Espíritu, que despliega las velas de la barca eclesial. En Cristo glorificado, que la gente de este pueblo ama honrar como Rey, enciendan juntos la luz, cólmense de su presencia que no se extingue; respiren a pleno pulmón el aire bueno de su Espíritu. Toca a ustedes sembrar a Cristo sobre el territorio, tener encendida su luz humilde que clarifica sin ofuscar, asegurar que en sus aguas se colme la sed de su gente; extender las velas para que sea el soplo del Espíritu quien las despliegue y no encalle la barca de la Iglesia en México. Recuerden que la Esposa, la Esposa de cada uno de ustedes, la Madre Iglesia, sabe bien que el Pastor amado será encontrado sólo donde los pastos son herbosos y los riachuelos cristalinos. La Esposa desconfía de los compañeros del Esposo que, alguna vez por desidia o incapacidad, conducen la grey por lugares áridos y llenos de peñascos. ¡Ay de nosotros pastores, compañeros del Supremo Pastor, si dejamos vagar a su Esposa porque en la tienda que nos hicimos el Esposo no se encuentra!
Permítanme una última palabra para expresar el aprecio del Papa por todo cuanto están haciendo para afrontar el desafío de nuestra época representada en las migraciones. Son millones los hijos de la Iglesia que hoy viven en la diáspora o en tránsito, peregrinando hacia el norte en búsqueda de nuevas oportunidades. Muchos de ellos dejan atrás las propias raíces para aventurarse, aun en la clandestinidad que implica todo tipo de riesgos, en búsqueda de la »luz verde» que juzgan como su esperanza. Tantas familias se dividen; y no siempre la integración en la presunta »tierra prometida» es tan fácil como se piensa. Hermanos, que sus corazones sean capaces de seguirlos y alcanzarlos más allá de las fronteras. Refuercen la comunión con sus hermanos del episcopado estadounidense, para que la presencia materna de la Iglesia mantenga viva las raíces de su fe, de la fe de ese pueblo, las razones de sus esperanzas y la fuerza de su caridad. Que no les suceda a ellos que, colgando sus cítaras, se enmudezcan sus alegrías, olvidándose de Jerusalén y convirtiéndose en »exilados de sí mismos». Testimonien juntos que la Iglesia es custodia de una visión unitaria del hombre y no puede compartir que sea reducido a un mero »recurso» humano. No será vana la premura de sus diócesis en el echar el poco bálsamo que tienen en los pies heridos de quien atraviesa sus territorios y de gastar por ellos el dinero duramente colectado; el Samaritano divino, al final, enriquecerá a quien no pasó indiferente ante Él cuando estaba caído sobre el camino .
Queridos hermanos, el Papa está seguro de que México y su Iglesia llegarán a tiempo a la cita consigo mismos, con la historia, con Dios. Tal vez alguna piedra en el camino retrasa la marcha, y la fatiga del trayecto exigirá alguna parada, pero no será jamás bastante para hacer perder la meta. Porque, ¿puede llegar tarde quien tiene una Madre que lo espera? ¿Quien continuamente puede sentir resonar en el propio corazón »no estoy aquí, Yo, que soy tu Madre»?.
Misa en la basílica de Guadalupe: Dios despierta la esperanza de los descartados
Ciudad del Vaticano, 14 de febrero de 2016 (Vis).-La jornada del Papa concluyó ayer con la celebración de la santa misa en la basílica de Nuestra Señora de Gudalupe, el principal santuario de México y el santuario mariano más grande del mundo al que acuden cada año más de 20 millones de peregrinos.
El santuario surge, según la tradición, tras las cinco apariciones de la Virgen -entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531- al indio Juan Diego, que con su tío Juan Bernardino, fue uno de los primeros nativos convertidos al cristianismo en 1521. El nombre Guadalupe se deriva de la deformación de la palabra indígena Coatlaxopeuh (Vencedora de la serpiente). La Virgen de Guadalupe fue proclamada Patrona de México en 1737, Patrona y Emperadora de las Américas en 1910 y de Filipinas en 1935. Por ese motivo ante la basílica están izadas las 24 banderas de los países americanos y de Filipinas.
En el santuario se venera la imagen milagrosa de la Virgen impresa en la tilma, una capa de fibra de cactus, de Juan Diego, cuya simbología es altamente significativa. Del viente de María irradian luces y llamas: es la madre del Niño Sol. Los rasgos del rostro de la Virgen no son ni de española ni de india, sino de mestiza. Tiene los pies sobre la luna y la pierna izquierda, en flexión, indica el camino (pergrinación) y la danza( fiesta en las culturas precolombinas). Su túnica es de color rosa con extrañas flores superpuestas, una de las más pequeñas con cuatro pétalos y colocada en el vientre de la imagen representa en las culturas indígenas la presencia divina, el origen de la vida. También lleva un colgante, una cruz que siempre en las culturas indígenas mesoamericanas tenía el mismo significado que la flor: plenitud e inmortalidad, que para los cristianos se traduce en signo de redención. El manto verdeazulado , color del jade y de la turquesa, símbolos de realeza y virginidad, está cuajado de estrellas cuya distribución no es casual: es el mapa del cielo del invierno de 1521, año de las apariciones de María.
La basílica actual, conocida como »Basílica nueva de Santa María de Guadalupe», que alberga la imagen y tiene cabida en su interior para 12.000 personas, mientras la explanada externa puede acoger a otras 30.000, se inauguró el 12 de octubre de 1976 y fue edificada para sustituir al primer templo construido en el siglo XVII, que a causa del peso se estaba derrumbando. La basílica antigua, actualmente sometida a un complejo proceso de restauración, está dedicada a Cristo Rey. El complejo del santuario también comprende la Capilla de las Rosas, donde la Virgen se encontró por primera vez con Juan Diego y brotaron las rosas que el indio llevó a la presencia de Fray Juan de Zumárraga como señal de su aparición y la Capilla del Pocito, edificada sobre una fuente de aguas curativas .
El Papa que había recorrido en papamóvil – aclamado por decenas de miles de fieles, los 16 kilómetros que separan la capital mexicana del cerro de Tepeyac, donde está el santuario, llegó a la basílica antigua a las 16,45 (hora local, 23,45 hora de Roma) y desde allí fue en procesión a la nueva basílica donde presidió la santa misa a la que asistieron más de 35.000 personas.
En su homilía, Francisco, comentando el evangelio de la Visitación, recordó que María fue a visitar a su prima Isabel, »sin demoras, sin dudas, sin lentitud», subrayando que el encuentro con el ángel a María »no la detuvo, porque no se sintió privilegiada, ni que tenía que apartarse de la vida de los suyos. Al contrario, reavivó y puso en movimiento una actitud por la que María es y será reconocida siempre como la mujer del »sí», un sí de entrega a Dios y, en el mismo momento, un sí de entrega a sus hermanos. Es el sí que la puso en movimiento para dar lo mejor de ella yendo en camino al encuentro con los demás».
»Escuchar este pasaje evangélico en esta casa tiene un sabor especial -señaló Francisco- María, la mujer del sí, también quiso visitar los habitantes de estas tierras de América en la persona del indio san Juan Diego. Así como se movió por los caminos de Judea y Galilea, de la misma manera caminó al Tepeyac, con sus ropas, usando su lengua, para servir a esta gran Nación. Así como acompañó la gestación de Isabel, ha acompañado y acompaña la gestación de esta bendita tierra mexicana. Así como se hizo presente al pequeño Juanito, de esa misma manera se sigue haciendo presente a todos nosotros; especialmente a aquellos que como él sienten »que no valían nada».Esta elección particular, digamos preferencial, no fue en contra de nadie sino a favor de todos. El pequeño indio Juan, que se llamaba así mismo como »mecapal, cacaxtle, cola, ala, sometido a cargo ajeno» se volvía »el embajador, muy digno de confianza».
»En aquel amanecer de diciembre de 1531-rememoró- se producía el primer milagro que luego será la memoria viva de todo lo que este Santuario custodia. En ese amanecer, en ese encuentro, Dios despertó la esperanza de su hijo Juan, la esperanza de su Pueblo. En ese amanecer Dios despertó y despierta la esperanza de los pequeños, de los sufrientes, de los desplazados y descartados, de todos aquellos que sienten que no tienen un lugar digno en estas tierras. En ese amanecer, Dios se acercó y se acerca al corazón sufriente pero resistente de tantas madres, padres, abuelos que han visto partir, perder o incluso arrebatarles criminalmente a sus hijos».
En ese amanecer, »Juancito experimenta en su propia vida lo que es la esperanza, lo que es la misericordia de Dios. Él es elegido para supervisar, cuidar, custodiar e impulsar la construcción de este Santuario. En repetidas ocasiones le dijo a la Virgen que él no era la persona adecuada, al contrario, si quería llevar adelante esa obra tenía que elegir a otros ya que él no era ilustrado, letrado o perteneciente al grupo de los que podrían hacerlo. María, empecinada —con el empecinamiento que nace del corazón misericordioso del Padre— le dice: no, que él sería su embajador. Así logra despertar algo que él no sabía expresar, una verdadera bandera de amor y de justicia: en la construcción de ese otro santuario, el de la vida, el de nuestras comunidades, sociedades y culturas, nadie puede quedar afuera. Todos somos necesarios, especialmente aquellos que normalmente no cuentan por no estar a la »altura de las circunstancias» o no »aportar el capital necesario» para la construcción de las mismas. El Santuario de Dios es la vida de sus hijos, de todos y en todas sus condiciones, especialmente de los jóvenes sin futuro expuestos a un sinfín de situaciones dolorosas, riesgosas, y la de los ancianos sin reconocimiento, olvidados en tantos rincones. El santuario de Dios son nuestras familias que necesitan de los mínimos necesarios para poder construirse y levantarse. El santuario de Dios es el rostro de tantos que salen a nuestros caminos».
»Al venir a este Santuario nos puede pasar lo mismo que le pasó a Juan Diego. Mirar a la Madre desde nuestros dolores, miedos, desesperaciones, tristezas y decirle: »¿Qué puedo aportar si no soy un letrado?». Miramos a la madre con ojos que dicen: son tantas las situaciones que nos quitan la fuerza, que hacen sentir que no hay espacio para la esperanza, para el cambio, para la transformación»
»Por eso -dijo Francisco- creo que hoy nos va a hacer bien un poco de silencio, y mirarla a ella, mirarla mucho y calmamente, y decirle como lo hizo aquel otro hijo que la quería mucho:
»Mirarte simplemente, Madre,
dejar abierta sólo la mirada;
mirarte toda sin decirte nada,
decirte todo, mudo y reverente.
No perturbar el viento de tu frente;
sólo acunar mi soledad violada,
en tus ojos de Madre enamorada
y en tu nido de tierra trasparente.
Las horas se desploman; sacudidos,
muerden los hombres necios la basura
de la vida y de la muerte, con sus ruidos.
Mirarte, Madre; contemplarte apenas,
el corazón callado en tu ternura,
en tu casto silencio de azucenas».
»Y en silencio, y en este estar mirándola -continuó el Papa repitiendo las palabras de la Virgen a Juan Diego- escuchar una vez más que nos vuelve a decir: »¿Qué hay hijo mío el más pequeño?, ¿qué entristece tu corazón?» »¿Acaso no estoy yo aquí, yo que tengo el honor de ser tu madre?» . Ella nos dice que tiene el »honor» de ser nuestra madre. Eso nos da la certeza de que las lágrimas de los que sufren no son estériles. Son una oración silenciosa que sube hasta el cielo y que en María encuentra siempre lugar en su manto. En ella y con ella, Dios se hace hermano y compañero de camino, carga con nosotros las cruces para no quedar aplastados por nuestros dolores».
»¿Acaso no soy yo tu madre? ¿No estoy aquí? -repitió el Pontífice- No te dejes vencer por tus dolores, tristezas, nos dice. Hoy nuevamente nos vuelve a enviar, como a Juanito, hoy nuevamente nos vuelve a decir, sé mi embajador, sé mi enviado a construir tantos y nuevos santuarios, acompañar tantas vidas, consolar tantas lágrimas. Tan sólo camina por los caminos de tu vecindario, de tu comunidad, de tu parroquia como mi embajador, mi embajadora; levanta santuarios compartiendo la alegría de saber que no estamos solos, que ella va con nosotros. Sé mi embajador, nos dice, dando de comer al hambriento, de beber al sediento, da lugar al necesitado, viste al desnudo y visita al enfermo. Socorre al que está preso, no lo dejes solo, perdona al que te lastimó, consuela al que está triste, ten paciencia con los demás y, especialmente, pide y ruega a nuestro Dios. Y, en silencio, le decimos lo que nos venga al corazón. ¿Acaso no soy tu madre? ¿Acaso no estoy aquí?, nos vuelve a decir María. Anda a construir mi santuario, ayúdame a levantar la vida de mis hijos, tus hermanos».
Una vez finalizada la santa misa, el Papa hizo entrega a la Virgen de una diadema de oro y plata y después, como había pedido, permaneció alrededor de veinte minutos solo en el Camarín, rezando y mirando a la imagen de la Guadalupana, allí custodiada.
Misa en Ecatepec: Cuaresma tiempo para abrir los ojos ante las injusticias que atentan contra el proyecto de Dios
Ciudad del Vaticano, 15 de febrero de 2016 (Vis).-Después de despedirse ayer de la nunciatura apostólica en Ciudad de México, el Papa se trasladó en helicóptero a Ecatepec para celebrar la santa misa. Era la primera vez que un Pontífice visitaba esta ciudad satélite.
Ecapetec, que dista unos 28 kms de la capital es una colina densamente poblada -más de un millón y medio de personas- que se desplazan diariamente a Ciudad de México para trabajar. En sus orígenes era una ciudad-estado gobernada por un jefe estrechamente emparentado con la dinastía reinante de Tenochtitlan, la capital azteca. Ecatepec fue declarada República de Indios en 1560, conservando así una cierta autonomía y manteniendo la sucesión del jefe. En el siglo XVII pasa a ser un ayuntamiento con administración española. A su nombre se le añade posteriormente el de »de Morelos», apellido del héroe nacional José María Morelos y Pavón, ajusticiado por los españoles durante la Primera Guerra de Independencia de México en 1815. En 1980 Ecatepec es declarada ciudad.
Francisco celebró la eucaristía en el área campestre del Centro de Estudios de Ecatepec que tiene cabida para 400.000 personas y después de la lectura del Evangelio con el relato de las tentaciones de Cristo en el desierto pronunció una homilía en la que subrayó que la Cuaresma era un buen momento para recuperar la alegría y la esperanza que nos hace sentirnos hijos amados del Padre. »Este Padre que nos espera para sacarnos las ropas del cansancio, de la apatía, de la desconfianza y así vestirnos con la dignidad que solo un verdadero padre o madre sabe darle a sus hijos, las vestimentas que nacen de la ternura y del amor», dijo.
Un Padre de una gran familia que »sabe tener un amor único pero no sabe generar y criar »hijos únicos». Es un Dios que sabe de hogar, de hermandad, de pan partido y compartido. Es el Dios del Padre nuestro no del »padre mío» y »padrastro vuestro». En cada uno de nosotros anida, vive ese sueño de Dios que en cada Pascua, en cada eucaristía lo volvemos a celebrar, somos hijos de Dios. Sueño con el que han vivido tantos hermanos nuestros a lo largo y ancho de la historia. Sueño testimoniado por la sangre de tantos mártires de ayer y de hoy».
La Cuaresma, prosiguió Francisco es un tiempo de conversión porque »a diario hacemos experiencia en nuestra vida de cómo ese sueño se vuelve continuamente amenazado por el padre de la mentira… por aquel que busca separarnos, generando una familia dividida y enfrentada. Una sociedad, dividida y enfrentada… de pocos y para pocos. Cuántas veces experimentamos en nuestra propia carne, o en la de nuestra familia, en la de nuestros amigos o vecinos, el dolor que nace de no sentir reconocida esa dignidad que todos llevamos dentro. Cuántas veces hemos tenido que llorar y arrepentirnos por darnos cuenta que no hemos reconocido esa dignidad en otros. Cuántas veces —y con dolor lo digo— somos ciegos e inmunes ante la falta del reconocimiento de la dignidad propia y ajena».
Por eso la Cuaresma es también un tiempo »para ajustar los sentidos, abrir los ojos frente a tantas injusticias que atentan directamente contra el sueño y proyecto de Dios. Tiempo para desenmascarar esas tres grandes formas de tentaciones que rompen, dividen la imagen que Dios ha querido plasmar».
A continuación, el Papa explicó el significado de esas tres tentaciones de Cristo que son también »las tres tentaciones del cristiano que intentan arruinar la verdad a la que hemos sido llamados y que buscan degradar y degradarnos».
La primera es la riqueza que nos llama a adueñarnos »de bienes que han sido dados para todos y utilizándolos tan sólo para mí o »para los míos». Es tener el »pan» a base del sudor del otro, o hasta de su propia vida. Esa riqueza que es el pan con sabor a dolor, amargura, a sufrimiento. En una familia o en una sociedad corrupta ese es el pan que se le da de comer a los propios hijos». La segunda tentación es la vanidad, »esa búsqueda de prestigio en base a la descalificación continua y constante de los que »no son como uno». La búsqueda exacerbada de esos cinco minutos de fama que no perdona la »fama» de los demás, »haciendo leña del árbol caído», va dejando paso a la tercera tentación, la peor la del orgullo, o sea, ponerse en un plano de superioridad del tipo que fuese, sintiendo que no se comparte la »común vida de los mortales», y que reza todos los días: »Gracias te doy Señor porque no me has hecho como ellos».
A esas tres tentaciones de Cristo el cristiano se enfrenta diariamente. Son »tres tentaciones que buscan degradar, destruir y sacar la alegría y la frescura del Evangelio. Que nos encierran en un círculo de destrucción y de pecado».
»Vale la pena que nos preguntemos -dijo Francisco- : ¿Hasta dónde somos conscientes de estas tentaciones en nuestra persona, en nosotros mismos?, ¿Hasta dónde nos hemos habituado a un estilo de vida que piensa que en la riqueza, en la vanidad y en el orgullo está la fuente y la fuerza de la vida?¿Hasta dónde creemos que el cuidado del otro, nuestra preocupación y ocupación por el pan, el nombre y la dignidad de los demás son fuentes de alegría y esperanza?»
»Hemos optado por Jesús y no por el demonio -destacó- Si nos acordamos de lo que escuchamos en el Evangelio, Jesús no le contesta al demonio con ninguna palabra propia, sino que le contesta con las palabras de Dios, con las palabras de la Escritura. Porque, hermanos y hermanas, metámoslo en la cabeza, con el demonio no se dialoga, no se puede dialogar, porque nos va a ganar siempre. Solamente la fuerza de la Palabra de Dios lo puede derrotar».
»Hemos optado por Jesús y no por el demonio -reiteró- queremos seguir sus huellas pero sabemos que no es fácil Sabemos lo que significa ser seducidos por el dinero, la fama y el poder. Por eso, la Iglesia nos regala este tiempo, nos invita a la conversión con una sola certeza: Él nos está esperando y quiere sanar nuestros corazones de todo lo que degrada, degradándose o degradando a otros. Es el Dios que tiene un nombre: misericordia. Su nombre es nuestra riqueza, su nombre es nuestra fama, su nombre es nuestro poder y en su nombre una vez más volvemos a decir con el salmo: »Tú eres mi Dios y en ti confío». Podemos repetirlo juntos: »Tú eres mi Dios y en ti confío».
»¿Se animan a repetirlo juntos? Tres veces -invitó el Papa a las decenas de miles de personas reunidas en el área campestre de Ecatepec-: »Tu eres mi Dios y en ti confío».
Y después de escuchar la respuesta de la multitud, Francisco concluyó : Que en esta eucaristía el Espíritu Santo renueve en nosotros la certeza de que su nombre es misericordia, y nos haga experimentar cada día que »el Evangelio llena el corazón y la vida de los que se encuentran con Jesús… sabiendo que con Él y en Él siempre nace y renace la alegría».
Ángelus: La acción de gracias nace en un pueblo capaz de hacer memoria
Ciudad del Vaticano, 15 de febrero de 2016 (Vis).-Una vez acabada la misa, el Papa invitó a sus participantes a rezar con el el Ángelus y a reflexionar, antes de la oración mariana, sobre la primera lectura de ayer domingo cuando Moisés se dirige a su pueblo en el momento de la cosecha y de la abundancia para recordarle que no se olvide de su orígenes, es decir ni de su procedencia ni de las dificultades que han tenido que atravesar.
»La acción de gracias nace y crece en una persona y en un pueblo que sea capaz de hacer memoria -explicó Francisco- Tiene sus raíces en el pasado, que entre luces y sombras fue gestando el presente. En este día de fiesta, en este día podemos celebrar lo bueno que el Señor ha sido con nosotros. Damos gracias por la oportunidad de estar reunidos presentándole al Buen Padre las primicias de nuestros hijos, nietos, de nuestros sueños y proyectos. Las primicias de nuestras culturas, de nuestras lenguas y de nuestras tradiciones. Las primicias de nuestros desvelos».
»¡Cuánto ha tenido que pasar cada uno de ustedes para llegar hasta acá -exclamó- cuánto han tenido que »caminar» para hacer de este día una fiesta, una acción de gracias. Cuánto han caminado otros que no han podido llegar pero gracias a ellos nosotros hemos podido seguir andando. Hoy, siguiendo la invitación de Moisés, queremos como pueblo hacer memoria, queremos ser el pueblo de la memoria viva del paso de Dios por su Pueblo, en su Pueblo. Queremos mirar a nuestros hijos sabiendo que heredarán no sólo una tierra, una lengua, una cultura y una tradición, sino que heredarán también el fruto vivo de la fe que recuerda el paso seguro de Dios por esta tierra. La certeza de su cercanía y de su solidaridad. Una certeza que nos ayuda a levantar la cabeza y esperar con ganas la aurora».
»Con ustedes, también me uno a esta memoria agradecida. A este recuerdo vivo del paso de Dios por sus vidas. Mirando a sus hijos no puedo no dejar de hacer mías las palabras que un día les dirigió el beato Pablo VI al pueblo mexicano: »Un cristiano no puede menos que demostrar su solidaridad … para solucionar la situación de aquellos a quienes aún no ha llegado el pan de la cultura o la oportunidad de un trabajo honorable, … no puede quedar insensible mientras las nuevas generaciones no encuentren el cauce para hacer realidad sus legítimas aspiraciones». Y luego, prosigue el beato Pablo VI con una invitación a »estar siempre en primera línea en todos los esfuerzos … para mejorar la situación de los que sufren necesidad», a ver »en cada hombre un hermano y, en cada hermano a Cristo».
Después de citar a su antecesor, Francisco invitó al pueblo mexicano a estar nuevamente hoy »en primera línea, a primerear en todas las iniciativas que ayuden a hacer de esta bendita tierra mexicana una tierra de oportunidad. Donde no haya necesidad de emigrar para soñar; donde no haya necesidad de ser explotado para trabajar; donde no haya necesidad de hacer de la desesperación y la pobreza de muchos el oportunismo de unos pocos. Una tierra que no tenga que llorar a hombres y mujeres, a jóvenes y niños que terminan destruidos en las manos de los traficantes de la muerte».
»Esta tierra tiene sabor a Guadalupana -finalizó el Obispo de Roma- la que siempre Madre se nos adelantó en el amor, y digámosle desde el corazón: Virgen Santa, »ayúdanos a resplandecer en el testimonio de la comunión, del servicio, de la fe ardiente y generosa, de la justicia y el amor a los pobres, para que la alegría del Evangelio llegue hasta los confines de la tierra y ninguna periferia se prive de su luz» .
Curar no solo con medicamentos sino también con »cariñoterapia»
Ciudad del Vaticano, 15 febrero 2016 (VIS).- Ayer tarde, alrededor de las 16.30, hora local, el Santo Padre se desplazó al helipuerto de Ecatepec y desde allí en helicóptero hasta el Campo Militar »Marte» para visitar el hospital pediátrico Federico Gómez, que ya en 1979 fue visitado por Juan Pablo II y que cada día ofrece asistencia a unos ochocientos niños.
El Papa encontró a los pequeños del hospital y les habló de cuando los padres de Jesús le llevaron al templo para presentárselo a Dios. »Allí se encuentran con un anciano llamado Simeón que, cuando lo ve, muy decidido y con mucha alegría y gratitud, lo toma en brazos y comienza a bendecir a Dios. Ver al niño Jesús provocó en él dos cosas: un sentimiento de agradecimiento y las ganas de bendecir. Simeón es el abuelo -vice- que nos enseña esas dos actitudes fundamentales: la de agradecer y a su vez bendecir».
»Yo acá, y no sólo por la edad -confesó- me siento muy cercano a estas dos enseñanzas de Simeón. Por un lado, al cruzar esa puerta y ver sus ojos, sus sonrisas, sus rostros generó ganas de dar gracias. Gracias por el cariño que tienen en recibirme; gracias por ver el cariño con que se los cuida y acompaña. Gracias por el esfuerzo de tantos que están haciendo lo mejor para que puedan recuperarse rápido. Es tan importante sentirse cuidados y acompañados, sentirse queridos y saber que están buscando la mejor manera de cuidarnos, por todas esas personas digo: ¡Gracias!… Quiero pedirle a Dios -continuó- que los bendiga, los acompañe a ustedes y a sus familias, a todas las personas que trabajan en esta casa y buscan que esas sonrisas sigan creciendo cada día. A todas las personas que no sólo con medicamentos sino que con »la cariñoterapia» ayudan a que este tiempo sea vivido con mayor alegría».
Francisco les preguntó si conocían al indio Juan Diego y les contó que »cuando el tío de Juanito estaba enfermo, él estaba muy preocupado y angustiado. En ese momento, se aparece la Virgencita de Guadalupe y le dice: »No se turbe tu corazón ni te inquiete cosa alguna ¿No estoy yo aquí, que soy tu Madre?». Tenemos a nuestra Madre -añadió-, pidámosle para que ella nos regale a su Hijo Jesús». El Pontífice animó a los niños a cerrar los ojos y pedir lo que sus corazones quisieran, y rezó con los pequeños un Ave María. Antes de transferirse a la nunciatura apostólica visitó la Unidad de Hematología-Oncología (ludoteca y departamento de quimioterapia) y, posteriormente, en forma privada, subió a la segunda planta para saludar a los niños que están internados.
Hoy por la mañana, a las 7.00 hora local ( las 14.00 en Roma) el Papa se trasladará en avión, desde el aeropuerto Internacional »Benito Juárez» de Ciudad del México a Tuxtla Gutiérrez, y desde allí en helicóptero hasta San Cristóbal de las Casas donde celebrará la eucaristía en el Centro Deportivo municipal y encontrará a la comunidad indígena de Chiapas.
Misa en San Cristóbal de las Casas: El Papa pide perdón a los indígenas, despojados de sus tierras y excluidos de la sociedad
Ciudad del Vaticano, 16 de febrero de 2016 (Vis).-El Santo Padre llegó ayer poco después de las 9 de la mañana (hora local, 16. 10 hora de Roma) a Tuxtla Gutiérrez, capital del estado de Chiapas. La ciudad, llamada habitualmente Tuxtla tiene un alto índice de crecimiento que la convierte en uno de los polos de atracción de la emigración clandestina sea de la fronteriza Guatemala, como de otros países de Latinoamérica.
Chiapas es el estado más meridional de México y, a pesar de sus grandes riquezas naturales, uno de los más pobres y con el porcentaje de vida más bajo. El 30% de sus cuatro millones y medio de habitantes habla exclusivamente su lengua indígena y el pasado de opresión de esa población fue la causa de la rebelión que en 1868 estuvo a punto de conquistar la capital. El estado es además la rocafuerte del movimiento zapatista (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) nacido en 1983 para reivindicar el reconocimiento de la cultura y el respeto de los derechos de los indígenas así como el control de sus recursos locales, sobre todo las tierras. Los zapatistas abandonan las armas en 1994 y pasan a la política a través de una estrategia de resistencia civil y un recurso a los medios de comunicación. La base popular del movimiento está constituida principalmente por los habitantes de las zonas rurales y de indígenas mayas.
Desde Tuxtla-Gutiérrez el Santo Padre se trasladó en helicóptero a San Cristóbal de las Casas, considerada la capital cultural de Chiapas. La ciudad, fundada en 1528, y llamada »Villarreal» y posteriormente »Ciudad Real», en el curso de los años adoptó el nombre del santo patrono del estado, San Cristóbal y añadió de las Casas, en honor de fray Bartolomé de las Casas, el primer obispo de Ciudad Real y defensor de los derechos de los indígenas.
El Papa, que fue recibido por el obispo de San Cristóbal de las Casas, mons. Felipe Arizmendi Esquivel, celebró la eucaristía en el Centro Deportivo Municipal que tiene un aforo de cien mil personas. La mayor parte de los fieles eran indígenas procedentes de todo el estado de Chiapas y en la celebración se empleó el español y las lenguas tseltal, ch’ol y tsotsil, siguiendo el decreto aprobado por Francisco y entregado en esa ocasión, que aprueba el empleo de las lenguas indígenas en la liturgia.
En su homilía el Santo Padre recordó la liberación del Pueblo de Israel del despotismo del Faraón y de su anhelo de vivir en libertad en una tierra prometida donde la opresión y el maltrato no fueran moneda corriente y citó el Popol Vuh (El Libro de la Sabiduría) que recoge el mito de la creación maya donde se lee que el alba sobrevino sobre todos los pueblos. Francisco subrayó también que de muchas maneras se ha querido silenciar y callar ese anhelo entre »los más pobres y abandonados» y que incluso la misma tierra, que exige respeto, ha sido maltratada y abandonada hasta el punto de que nuestra época vive una de las crisis ambientales más graves de la historia. El Santo Padre elogió la sabiduría de los indígenas, reafirmando que tienen mucho que enseñar a la humanidad por la armonía de su relación con la naturaleza y les pidió perdón por las mucha veces que a lo largo de la historia habían sido menospreciados, excluidos y despojados de sus tierras y sus valores, de sus culturas y sus tradiciones.
»Li smantal Kajvaltike toj lek – la ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma, así comenzaba el salmo que hemos escuchado. -dijo el Papa- La ley del Señor es perfecta; y el salmista se encarga de enumerar todo lo que esa ley genera al que la escucha y la sigue: reconforta el alma, hace sabio al sencillo, alegra el corazón, es luz para alumbrar el camino. Esa es la ley que el Pueblo de Israel había recibido de mano de Moisés, una ley que ayudaría al Pueblo de Dios a vivir en la libertad a la que habían sido llamados. Ley que quería ser luz para sus pasos y acompañar el peregrinar de su Pueblo. Un Pueblo que había experimentado la esclavitud y el despotismo del Faraón, que había experimentado el sufrimiento y el maltrato hasta que Dios dice basta, hasta que Dios dice: ¡No más! He visto la aflicción, he oído el clamor, he conocido su angustia. Y ahí se manifiesta el rostro de nuestro Dios, el rostro del Padre que sufre ante el dolor, el maltrato, la inequidad en la vida de sus hijos; y su Palabra, su ley, se volvía símbolo de libertad, símbolo de alegría, de sabiduría y de luz. Experiencia, realidad que encuentra eco en esa expresión que nace de la sabiduría acunada en estas tierras desde tiempos lejanos, y que reza en el Popol Vuh de la siguiente manera: El alba sobrevino sobre todas las tribus juntas. La faz de la tierra fue enseguida saneada por el sol. El alba sobrevino para los pueblos que una y otra vez han caminado en las distintas tinieblas de la historia»
»En esta expresión -continuó- hay un anhelo de vivir en libertad, hay un anhelo que tiene sabor a tierra prometida donde la opresión, el maltrato y la degradación no sean la moneda corriente. En el corazón del hombre y en la memoria de muchos de nuestros pueblos está inscrito el anhelo de una tierra, de un tiempo donde la desvalorización sea superada por la fraternidad, la injusticia sea vencida por la solidaridad y la violencia sea callada por la paz. Nuestro Padre no sólo comparte ese anhelo, Él mismo lo ha estimulado y lo estimula al regalarnos a su hijo Jesucristo. En Él encontramos la solidaridad del Padre caminando a nuestro lado. En Él vemos cómo esa ley perfecta toma carne, toma rostro, toma la historia para acompañar y sostener a su Pueblo; se hace Camino, se hace Verdad, se hace Vida, para que las tinieblas no tengan la última palabra y el alba no deje de venir sobre la vida de sus hijos.
»De muchas maneras y de muchas formas se ha querido silenciar y callar este anhelo, de muchas maneras han intentado anestesiarnos el alma, de muchas formas han pretendido aletargar y adormecer la vida de nuestros niños y jóvenes con la insinuación de que nada puede cambiar o de que son sueños imposibles -exclamó Francisco- Frente a estas formas, la creación también sabe levantar su voz; »esta hermana clama por el daño que le provocamos a causa del uso irresponsable y del abuso de los bienes que Dios ha puesto en ella. Hemos crecido pensando que éramos sus propietarios y dominadores, autorizados a expoliarla. La violencia que hay en el corazón humano, herido por el pecado, también se manifiesta en los síntomas de enfermedad que advertimos en el suelo, en el agua, en el aire y en los seres vivientes. Por eso, entre los pobres más abandonados y maltratados, está nuestra oprimida y devastada tierra, que »gime y sufre dolores de parto» . El desafío ambiental que vivimos, y sus raíces humanas, nos impactan a todos y nos interpelan. Ya no podemos hacernos los sordos frente a una de las mayores crisis ambientales de la historia».
»En esto ustedes tienen mucho que enseñarnos, que enseñar a la humanidad -subrayó el Pontífice- Sus pueblos, como han reconocido los obispos de América Latina, saben relacionarse armónicamente con la naturaleza, a la que respetan como »fuente de alimento, casa común y altar del compartir humano. Sin embargo, muchas veces, de modo sistemático y estructural, sus pueblos han sido incomprendidos y excluidos de la sociedad. Algunos han considerado inferiores sus valores, sus culturas y sus tradiciones. Otros, mareados por el poder, el dinero y las leyes del mercado, los han despojado de sus tierras o han realizado acciones que las contaminaban. ¡Qué tristeza! Qué bien nos haría a todos hacer un examen de conciencia y aprender a decir: ¡Perdón!, ¡perdón, hermanos! El mundo de hoy, despojado por la cultura del descarte, los necesita».
También los jóvenes de hoy, »expuestos a una cultura que intenta suprimir todas las riquezas y características culturales en pos de un mundo homogéneo, necesitan, estos jóvenes, que no se pierda la sabiduría de sus ancianos.El mundo de hoy, preso del pragmatismo, necesita reaprender el valor de la gratuidad.
»Estamos celebrando la certeza de que »el Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado». Celebramos que Jesucristo sigue muriendo y resucitando en cada gesto que tengamos con el más pequeño de nuestros sus hermanos. Animémonos a seguir siendo testigos de su Pasión, de su Resurrección haciendo carne Li smantal Kajvaltike toj lek. (La ley del Señor que es perfecta del todo y reconforta el alma», concluyó el Pontífice.
Al final de la misa un representante de las comunidades indígenas se dirigió a »Tatik Francisco» para agradecerle su visita. »Gracias -dijo- por habernos visitado. Aunque muchas personas nos desprecien tu has querido venir aquí y nos has tomado en consideración, como la Virgen de Guadalupe hizo con san Juan Dieguito. Llévanos en tu corazón con nuestra cultura, con nuestras alegrías y nuestros sufrimientos, con las injusticias que padecemos…Aunque vivas lejos, en Roma, sentimos que estás muy cerca de nosotros. Sigue contagiándonos con la alegría del Evangelio y ayudándonos a custodiar a nuestra hermana y madre tierra, que Dios nos ha dado. Y muchas gracias -concluyó- por haber autorizado nuevamente el encargo del diaconado permanente indígena con su propia cultura y por haber aprobado el uso de nuestras lenguas en la liturgia».
Después de la celebración eucarística el Papa se trasladó a la curia episcopal donde almorzó con ocho representantes de las comunidades indígenas y después del almuerzo visitó la catedral dedicada a la Ascensión, construida entre 1500 y 1600 donde le esperaban un grupo de ancianos y de enfermos con los que conversó largamente. También se detuvo para rezar ante la tumba de mons. Samuel Ruiz, fallecido en 2011 y durante 40 años obispo de San Cristóbal de las Casas, muy estimado por las comunidades indígenas de Chiapas.
Encuentro con las familias: Luchar contra la precariedad y el aislamiento
Ciudad del Vaticano, 16 febrero 2016 (VIS).- Ayer tarde, después de visitar la catedral de la Ascensión, el Papa se despidió de San Cristóbal de las Casas para trasladarse en helicóptero a Tuxtla Gutiérrez donde, en el estadio Victor Manuel Reyna tuvo lugar su encuentro con las familias. A su llegada al estadio, en papamóvil, saludado por miles de personas, recibió las llaves de la ciudad de manos del gobernador del estado de Chiapas.
El encuentro se abrió con los testimonios de Humberto y Lucy, una familia formada por padres divorciados en una nueva unión, de Manuel, un adolescente discapacitado, de Beatriz, una madre soltera y de varias familias de la diócesis de Tapachula que llevaban muchos años casadas.
Después el Papa se dirigió a los presentes comenzando por dar gracias a Dios por estar en tierra chiapaneca. »Es bueno -dijo- estar en este suelo, es bueno estar en esta tierra, es bueno estar en este lugar que con ustedes tiene sabor a familia, a hogar…. Y también gracias a ustedes, familias y amigos, que nos han regalado sus testimonios, que nos han abierto las puertas de sus casas, las puertas de sus vidas; nos han permitido estar en sus »mesas» compartiendo el pan que los alimenta y el sudor frente a las dificultades cotidianas. El pan de las alegrías, de la esperanza, de los sueños y el sudor frente a las amarguras, la desilusión y las caídas».
»Manuel -prosiguió- gracias por tu testimonio y especialmente por tu ejemplo. Me gustó esa expresión que usaste: »Echarle ganas»…echarle ganas a la vida, echarle ganas a tu familia, echar ganas entre tus amigos; y nos has echado ganas a nosotros aquí reunidos. Gracias. Creo que es lo que el Espíritu Santo siempre quiere hacer en medio nuestro: echarnos ganas, regalarnos motivos para seguir apostando a la familia, soñando, construyendo una vida que tenga sabor a hogar y a familia».
»Y es lo que el Padre Dios siempre ha soñado y por lo que, desde los tiempos lejanos, el Padre Dios ha peleado. Cuando parecía todo perdido, esa tarde en el jardín del Edén, el Padre Dios le echó ganas a esa joven pareja y le dijo que no todo estaba perdido. Y cuando el Pueblo de Israel sentía que no daba más en el camino por el desierto, el Padre Dios le echó ganas con el maná. Y cuando llegó la plenitud de los tiempos, el Padre Dios le echó ganas a la humanidad para siempre y nos mandó a su Hijo».
»De la misma manera, todos los que estamos acá hemos hecho experiencia de eso, en muchos momentos y de diferentes formas: el Padre Dios le ha echado ganas a nuestra vida. Podemos preguntarnos: ¿Por qué? Porque no sabe hacer otra cosa. Nuestro Padre Dios no sabe hacer otra cosa que querernos y echarnos ganas, y empujarnos, y llevarnos adelante, no sabe hacer otra cosa, porque su nombre es amor, su nombre es donación, su nombre es entrega, su nombre es misericordia. Eso nos lo ha manifestado con toda fuerza y claridad en Jesús, su Hijo, que se la jugó hasta el extremo para volver a hacer posible el Reino de Dios. Un Reino que nos invita a participar de esa nueva lógica, que pone en movimiento una dinámica capaz de abrir los cielos, capaz de abrir nuestros corazones, nuestras mentes, nuestras manos y desafiarnos con nuevos horizontes. Un reino que sabe de familia, que sabe de vida compartida. En Jesús y con Jesús ese reino es posible».
Dirigiéndose otra vez a Manuel, Francisco recordó que le había pedido que rezara »por muchos adolescentes que están desanimados y andan por malos pasos. Muchos adolescentes sin ánimo, sin fuerza, sin ganas. Y muchas veces esa actitud nace porque se sienten solos, porque no tienen con quien hablar. Piensen los padres, piensen las madres: ¿hablan con sus hijos y sus hijas o están siempre ocupados, apurados?».
»Y eso me recordó el testimonio que nos regaló Beatriz -prosiguió- Beatriz, vos dijiste: »La lucha siempre ha sido difícil por la precariedad y la soledad». ¿Cuántas veces te sentiste señalada, juzgada: »esa». Pensemos en toda la gente, todas las mujeres que pasan por lo que pasó Beatriz. La precariedad, la escasez, el no tener muchas veces lo mínimo nos puede desesperar… y más cuando tenemos hijos a cargo. La precariedad no sólo amenaza el estómago -y eso ya es decir mucho- sino que puede amenazar el alma, nos puede desmotivar, sacar fuerza y tentar con caminos o alternativas de aparente solución, pero que al final no solucionan nada… Existe una precariedad que puede ser muy peligrosa y que se nos puede ir colando sin darnos cuenta, es la precariedad que nace de la soledad y el aislamiento. Y el aislamiento siempre es un mal consejero».
»La forma de combatir esta precariedad y aislamiento, que nos deja vulnerables a tantas aparentes soluciones se tiene que dar a diversos niveles -señaló- Una es por medio de legislaciones que protejan y garanticen los mínimos necesarios para que cada hogar y para que cada persona pueda desarrollarse por medio del estudio y un trabajo digno. Por otro lado, como bien lo resaltaba el testimonio de Humberto y Claudia, cuando nos decían que buscaban la manera de transmitir el amor de Dios que habían experimentado en el servicio y en la entrega a los demás. Leyes y compromiso personal son un buen binomio para romper la espiral de la precariedad. Y ustedes se animaron, y ustedes rezan, y ustedes están con Jesús, y ustedes están integrados en la vida de la Iglesia. Usaron una linda expresión: »Comulgamos con el hermano débil, el enfermo, el necesitado, el preso». Gracias, gracias».
»Hoy en día vemos, y vivimos por distintos frentes, cómo la familia está siendo debilitada, cómo está siendo cuestionada. Cómo se cree que es un modelo que ya pasó y que no tiene espacio en nuestras sociedades y que, bajo la pretensión de modernidad, propician cada vez más un modelo basado en el aislamiento….Es cierto, vivir en familia no siempre es fácil muchas veces es doloroso y fatigoso, pero creo que se puede aplicar a la familia lo que más de una vez he referido a la Iglesia: prefiero una familia herida, que intenta todos los días conjugar el amor, a una familia y sociedad enferma por el encierro o la comodidad del miedo a amar. Prefiero una familia que una y otra vez intenta volver a empezar a una familia y sociedad narcisista y obsesionada por el lujo y el confort. … Prefiero una familia con rostro cansado por la entrega a una familia con rostros maquillados, que no han sabido de ternura y compasión. Prefiero un hombre y una mujer, don Aniceto y señora, con el rostro arrugado por las luchas de todos los días, que después de más de 50 años se siguen queriendo, y ahí los tenemos».
»Y, hablando de arrugas…recuerdo el testimonio de una gran actriz.. de cine latinoamericana…cuando comenzaba a mostrarse las arrugas de la cara y le aconsejaron un »arreglo».. para poder seguir trabajando bien, su respuesta fue muy clara: »Estas arrugas me costaron mucho trabajo, mucho esfuerzo, mucho dolor y una vida plena, ni soñando las quiero tocar, son las huellas de mi historia». Y siguió siendo una gran actriz. En el matrimonio pasa lo mismo. La vida matrimonial tiene que renovarse todos los días. Y como dije antes, prefiero familias arrugadas, con heridas, con cicatrices pero que sigan andando, porque esas heridas, esas cicatrices, esas arrugas son fruto de la fidelidad de un amor que no siempre les fue fácil. El amor no es fácil; no es fácil, no, pero es lo más lindo que un hombre y una mujer se pueden dar entre sí, el verdadero amor, para toda la vida».
»Me han pedido que rezara por ustedes y quiero empezar a hacerlo ahora mismo. Ustedes, queridos mexicanos… corren con ventaja. Tienen a la madre: la Guadalupana. La Guadalupana quiso visitar estas tierras y esto nos da la certeza de tener su intercesión para que este sueño llamado familia no se pierda por la precariedad y la soledad. Ella es madre y está siempre dispuesta a defender nuestras familias, a defender nuestro futuro; está siempre dispuesta a »echarle ganas», dándonos a su Hijo. Por eso, los invito –como están, sin moverse mucho–, a tomarse de las manos y decirle juntos a Ella: Dios te salve María…».
Después de que todo el estadio rezase, tomados de la mano el Ave María, el Papa agregó: »Y no nos olvidemos de San José, calladito, trabajador, pero siempre al frente, siempre cuidando la familia. Gracias, que Dios los bendiga, y recen por mí. Y ahora -concluyó- los quiero invitar, en este marco de fiesta familiar, a que los matrimonios aquí presentes, en silencio, renueven sus promesas matrimoniales. Y los que están de novios, pidan la gracia de una familia fiel y llena de amor. En silencio, renovar las promesas matrimoniales y los novios pedir la gracia de una familia fiel y llena de amor».
A última hora de la tarde Francisco regresó en avión a Ciudad de México desde donde hoy se desplazará a Morelia para celebrar la eucaristía con los sacerdotes, religiosas, religiosos, consagrados y seminaristas de esa ciudad y encontrar en la catedral a los rectores de varias universidades mexicanas y a los líderes de otras confesiones cristianas. La jornada del Papa concluirá con un encuentro con los jóvenes en el estadio Morelos y Pavón, acabado el cual regresará a Ciudad de México.
Al clero en Morelia: No caigamos en la tentación de la resignación
Ciudad del Vaticano, 17 de febrero de 2016 (Vis).-El Papa llegó ayer martes, poco después de las 08,45 (hora local, 15,45 hora de Roma) a Morelia, centro geográfico de México, capital del estado de Michoacán y desde 1991 declarada por la UNESCO, patrimonio de la humanidad, por su centro histórico de clara huella hispánica y sus edificios barrocos entre los que destacan la catedral de la Transfiguración y el Palacio de Justicia. También es sede de una importante universidad, la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, fundada en 1551 como Colegio de San Nicolás, frecuentada actualmente por 45.000 estudiantes.
Desde el aeropuerto el Papa recorrió en papamóvil los 9 kilómetros que lo separaban del estadio Venustiano Carranza, que tiene cabida para 20.000 personas, donde lo esperaban los sacerdotes, religiosos y religiosas, consagrados y seminaristas de la arquidiócesis. Durante la eucaristía presidida por el Santo Padre se utilizó la lengua purhépecha para la oración de los fieles.
El Papa comenzó su homilía en un tono coloquial »Hay un dicho entre nosotros -dijo- que dice así: »Dime cómo rezas y te diré cómo vives, dime cómo vives y te diré cómo rezas», porque mostrándome cómo rezas, aprenderé a descubrir el Dios que vives y, mostrándome cómo vives, aprenderé a creer en el Dios al que rezas»….A rezar se aprende, como aprendemos a caminar, a hablar, a escuchar. La escuela de la oración es la escuela de la vida y en la escuela de la vida es donde vamos haciendo la escuela de la oración».
A este propósito comentó que Pablo, a su discípulo predilecto Timoteo, cuando le enseñaba o lo exhortaba a vivir la fe le decía que se acordase de su madre o de su abuela y recordó que los seminaristas, cuando entraban al seminario, muchas veces le preguntaban: »Padre, pero yo quisiera tener una oración más profunda, más mental», a lo que Francisco respondía :»Mirá, seguí rezando como te enseñaron en tu casa y después, poco a poco, tu oración irá creciendo, como tu vida fue creciendo».. A rezar se aprende, como en la vida».
»Jesús quiso introducir a los suyos en el misterio de la Vida, en el misterio de su vida -prosiguió el Pontífice- Les mostró comiendo, durmiendo, curando, predicando, rezando, qué significa ser Hijo de Dios. Los invitó a compartir su vida, su intimidad y estando con Él, los hizo tocar en su carne la vida del Padre. Los hace experimentar en su mirada, en su andar la fuerza, la novedad de decir: »Padre nuestro». En Jesús, esta expresión, »Padre Nuestro» no tiene el »gustillo» de la rutina o de la repetición, al contrario, tiene sabor a vida, a experiencia, a autenticidad. Él supo vivir rezando y rezar viviendo, diciendo: Padre nuestro. Y nos ha invitado a nosotros a lo mismo. Nuestra primera llamada es a hacer experiencia de ese amor misericordioso del Padre en nuestra vida, en nuestra historia. Su primera llamada es a introducirnos en esa nueva dinámica de amor, de filiación. Nuestra primera llamada es aprender a decir »Padre nuestro», como Pablo insiste: »Abba». ¡Ay de mí sino evangelizara!, dice Pablo. ¡Ay de mí! porque evangelizar —prosigue— no es motivo de gloria sino de necesidad».
»Nos ha invitado a participar de su vida, de la vida divina, ay de nosotros -consagrados, consagradas, seminaristas, sacerdotes, obispos-ay de nosotros, si no la compartimos, ay de nosotros si no somos testigos de lo que hemos visto y oído, ay de nosotros. No queremos ser funcionarios de lo divino, no somos ni queremos ser nunca empleados de la empresa de Dios, porque somos invitados a participar de su vida, somos invitados a introducirnos en su corazón, un corazón que reza y vive diciendo: »Padre nuestro». ¿ Y qué es la misión sino decir con nuestra vida… »Padre nuestro»?
»A este Padre nuestro es a quien rezamos con insistencia todos los días: Y ¿qué le decimos en unas de esas cosas? -dijo el Papa a los presentes- No nos dejes caer en la tentación. El mismo Jesús lo hizo. Él rezó para que sus discípulos —de ayer y de hoy— no cayéramos en la tentación. ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que nos pueden asediar? ¿Cuál puede ser una de las tentaciones que brota no sólo de contemplar la realidad sino de caminarla? ¿Qué tentación nos puede venir de ambientes muchas veces dominados por la violencia, la corrupción, el tráfico de drogas, el desprecio por la dignidad de la persona, la indiferencia ante el sufrimiento y la precariedad? ¿Qué tentación podemos tener nosotros, llamados a la vida consagrada, al presbiterado, al episcopado- que tentación podemos tener una y otra vez frente a esta realidad que parece haberse convertido en un sistema inamovible?»
»Creo que la podríamos resumir con una sola palabra: resignación. Y frente a esta realidad nos puede ganar una de las armas preferidas del demonio, la resignación. »¿Y que le vas a hacer? La vida es así». Una resignación que nos paraliza y nos impide no sólo caminar, sino también hacer camino; una resignación que no sólo nos atemoriza, sino que nos atrinchera en nuestras »sacristías» y aparentes seguridades; una resignación que no sólo nos impide anunciar, sino que nos impide alabar, nos quita la alegría, el gozo, la de la alabanza. Una resignación que no sólo nos impide proyectar, sino que nos frena para arriesgar y transformar. Por eso, Padre nuestro, no nos dejes caer en la tentación.
»Qué bien nos hace apelar en los momentos de tentación a nuestra memoria -exclamó el Papa- Cuánto nos ayuda el mirar la »madera» de la que fuimos hechos. No todo ha comenzado con nosotros y tampoco todo terminará con nosotros, por eso cuánto bien nos hace recuperar la historia que nos ha traído hasta aquí». Y haciendo memoria, Francisco recordó al español Vasco Vázquez de Quiroga el primer obispo de Michoacán »alguien que amó tanto este lugar que se hizo hijo de esta tierra, alguien que supo decir de sí mismo: »Me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del sacerdocio, por mérito de mis pecados. A mí, inútil y enteramente inhábil para la ejecución de tan grande empresa; a mí, que no sabía manejar el remo, me eligieron primer Obispo de Michoacán».
»Con ustedes quiero hacer memoria de este evangelizador, conocido también como Tata Vasco, como »el español que se hizo indio». La realidad que vivían los indios Purhépechas descritos por él como »vendidos, vejados y vagabundos por los mercados, recogiendo las arrebañaduras tiradas por los suelos», lejos de llevarlo a la tentación y de la acedía de la resignación, movió su fe, movió su vida, movió su compasión y lo impulsó a realizar diversas propuestas que fuesen de »respiro» ante esta realidad tan paralizante e injusta. El dolor del sufrimiento de sus hermanos se hizo oración y la oración se hizo respuesta. Eso le ganó el nombre entre los indios del »Tata Vasco», que en lengua purhépecha significa: Papá».
»Padre, papá, Tata, abba -invocó el Obispo de Roma al final de su homilía- Esa es la oración, esa es la expresión a la que Jesús nos invitó. Padre, papá, abba, no nos dejes caer en la tentación de la acedia, no nos dejes caer en la tentación de la pérdida de la memoria, no nos dejes caer en la tentación de olvidarnos de nuestros mayores que nos enseñaron con su vida a decir: Padre Nuestro».
Después de la celebración, el Papa se trasladó al arzobispado de Morelia donde almorzó y desde allí fue a visitar la catedral de la Transfiguración (1644-1744) barroca, con elementos neoclásicos y cuyas cúpulas están revestidas de azulejos, que domina la Plaza de las Armas. En la sacristía, donde al lado de obras pictóricas del siglo XVI,se encuentra un Cristo realizado con una mezcla de maíz y miel según las técnicas prehispánicas, esperaban a Francisco 14 rectores de universidades mexicanas y 6 líderes de otras confesiones cristianas, con los que el Papa conversó.
También saludó el Santo Padre a un centenar de niños, alumnos de catecismo, reunidos en el templo a quienes agradeció su visita. »Le voy a pedir a Jesús que los haga crecer con mucho amor, como tenía Él -dijo el Papa a los niños- Con mucho amor para ser cristianos en serio, para cumplir el mandamiento que Jesús nos dio: Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como Jesús los amó, como a nosotros mismos o más, como Él nos amó. Y le vamos a pedir a la Virgen también que nos cuide, que nos bendiga. Sobre todo, cada uno de ustedes, ahora, piense en su corazón en la familia que tiene y en los amigos, y si están peleados con alguno, también piensen en él, y también le vamos a pedir para que la Virgen lo cuide: es una manera de ir haciéndonos amigos y no tantos enemigos, porque la vida no es linda con enemigos, y El que hace los verdaderos amigos es Dios en nuestro corazón».
Igualmente felicitó al coro que le había dedicado una canción recordándoles que »el arte, el deporte ensanchan el alma y hacen crecer bien, con aire fresco y no aplastan la vida. Sigan siendo creativos, sigan así,-dijo- buscando la belleza, las cosas lindas, las cosas que duran siempre, y nunca se dejen pisotear por nadie».
Jóvenes Mexicanos, el mayor tesoro de esta tierra
Ciudad del Vaticano, 17 febrero 2016 (VIS).- A las 16.00 hora local, (23.00 en Roma), llegó Francisco al Estadio José María Morelos y Pavón de Morelia. Allí le estaban esperando unos 50.000 jóvenes que quisieron participar a un encuentro festivo lleno de cantos, danzas y testimonios de Daniela, Alberto, Roberto y Rosario, jóvenes que contaron al Papa cómo es la realidad de sus vidas. La problemática del trabajo, las dificultades de las familias y la necesidad de esperanza fueron los temas clave. »Hoy los jóvenes de México vemos en ti el rostro de la Esperanza que necesitamos», afirmaron.
»Yo conocía las inquietudes de ustedes porque me habían hecho llegar el borrador de lo que más o menos iban a decir -les dijo el Papa-, es verdad, ¡para qué les voy a mentir! Pero a medida que hablaban también iba tomando nota de cosas que me parecían importantes para que no quedaran en el aire, si no aparecen en lo que yo resumí de lo que ustedes me habían dicho y como respuesta. Les cuento que cuando llegué a esta tierra fui recibido con una calurosa bienvenida, y pude constatar ahí mismo algo que sabía desde hace tiempo: la vitalidad, la alegría, el espíritu festivo del Pueblo mexicano. Ahorita, después de escucharlos, pero especialmente después de verlos, constato nuevamente otra certeza, algo que le dije al Presidente de la Nación en mi primer saludo. Uno de los mayores tesoros de esta tierra mexicana tiene rostro joven, son sus jóvenes. Sí, son ustedes la riqueza de esta tierra. ¡Cuidado! no dije la esperanza de esta tierra, dije: Su riqueza».
»La montaña puede tener minerales ricos que van a servir para el progreso de la humanidad, es su riqueza, pero esa riqueza hay que transformarla en esperanza con el trabajo como hacen los mineros cuando van sacando esos minerales. Ustedes son la riqueza, hay que transformarla en esperanza. Y Daniela al final echó un desafío y además, también nos dio la pista, sobre la esperanza pero todos los que hablaron cuando marcaban las dificultades, las cosas que pasaban afirmaban una verdad muy grande que »todos podemos vivir pero no podemos vivir sin esperanza». Sentir el mañana, no podemos sentir el mañana si uno primero uno no logra valorarse, si no logra sentir que su vida, sus manos, su historia vale la pena».
»Sentir eso que Alberto decía que »con mis manos, con mi corazón y con mi mente puedo construir esperanza; si yo no siento eso la esperanza no podrá entrar en mi corazón». La esperanza -continuó- nace cuando se puede experimentar que no todo está perdido, y para eso es necesario el ejercicio de empezar »por casa», empezar por sí mismo. No todo está perdido. No estoy perdido, yo valgo, y yo valgo mucho. Les pido silencio ahora, cada uno se contesta en su corazón: ¿Es verdad que no todo está perdido? ¿Yo estoy perdido o estoy perdida? ¿Yo valgo? ¿Valgo poco, valgo mucho? La principal amenaza a la esperanza son los discursos que te desvalorizan, te van como chupando el valor y terminás como caído, ¿no es cierto?, como arrugado con el corazón triste, discursos que te hacen sentir de segunda, sino de cuarta. La principal amenaza a la esperanza es cuando sentís que no le importás a nadie o que estás dejado de lado. Esa es la gran dificultad para la esperanza: cuando en una familia o en una sociedad o en una escuela o en un grupo de amigos te hacen sentir que no les importás. Y eso es duro es doloroso, pero eso sucede, ¿o no sucede? Si o no. (Responden: si) ¡Sucede! Eso mata, eso nos aniquila y esa es la puerta de ingreso a para tanto dolor».
»Pero también hay otra principal amenaza a la esperanza – a la esperanza de que esa riqueza, que son ustedes, crezca y de su fruto- y es hacerte creer que empezás a ser valioso cuando te disfrazás de ropas, marcas de último grito de la moda, o cuando te volves prestigio, importante por tener dinero pero, en el fondo, tu corazón no cree que seas digno de cariño, digno de amor y eso tu corazón lo intuye. La esperanza está amordazada por lo que te hacen creer, no te la dejan surgir. La principal amenaza es cuando uno siente que tiene que tener plata para comprar todo, incluso el cariño de los demás. La principal amenaza es creer que por tener un gran »carro» sos feliz. ¿Es verdad esto que por tener un gran carro sos feliz? (Responden: No)
»Ustedes -añadió- son la riqueza de México, ustedes son la riqueza de la Iglesia. Permítanme que les diga una frase de mi tierra: “No les estoy sobando el lomo”. ¡No los estoy adulando! Y entiendo que muchas veces se vuelve difícil sentirse la riqueza cuando nos vemos continuamente expuestos a la pérdida de amigos o de familiares en manos del narcotráfico, de las drogas, de organizaciones criminales que siembran el terror. Es difícil sentirse la riqueza de una nación cuando no se tienen oportunidades de trabajo digno –Alberto, lo expresaste claramente-posibilidades de estudio y capacitación, cuando no se sienten reconocidos los derechos que después terminan impulsándolos a situaciones límites. Es difícil sentirse la riqueza de un lugar cuando, por ser jóvenes, se los usa para fines mezquinos seduciéndolos con promesas que al final no son tales reales, son pompas de jabón. Y es difícil sentirse ricos así. La riqueza la llevan adentro y la esperanza la llevan adentro pero no es fácil, por todo esto que les estoy diciendo, que es lo que dijeron ustedes: faltan oportunidades de trabajo y de estudio- dijeron Roberto y Alberto-».
»Pero, pese a todo, esto no me voy a cansar de decirlo: ustedes son la riqueza de México. Roberto, vos dijiste una frase – que o se me escapó cuando leí tu apunte o… – pero que quiero detenerme. Vos hablaste que perdiste algo, y no dijiste: “Perdí el celular, perdí la billetera con plata, perdí el tren porque llegué tarde”. Dijiste: “Perdimos el encanto de disfrutar del encuentro”. Perdimos el encanto de caminar juntos, perdimos el encanto de soñar juntos y para que esta riqueza, movida por la esperanza vaya adelante, hay que caminar juntos, hay que encontrarse, hay que soñar. ¡No pierdan el encanto de soñar! ¡Atrévanse a soñar! Soñar, que no es lo mismo que ser dormilones, eso no, ¿eh?».
»Y no crean que les digo esto de que ustedes son la riqueza de México y que esa riqueza con la esperanza va adelante porque soy bueno, o porque la tengo clara, no queridos amigos, no es así. Les digo esto y estoy convencido, y ¿saben por qué? Porque como ustedes creo en Jesucristo. Y creo que Daniela fue muy fuerte cuando nos habló de esto. Yo creo en Jesucristo, y por eso les digo esto. Él es quien renueva continuamente en mí la esperanza, es Él quien renueve continuamente mi mirada. Es Él quien despierta en mí, o sea, en cada uno de nosotros el encanto de disfrutar, el encanto de soñar, el encanto de trabajar juntos. Es Él quien continuamente me invita a convertir el corazón. Sí, amigos míos, les digo esto porque en Jesús yo encontré a Aquel que es capaz de encender lo mejor de mí mismo. Y es de su mano que podamos hacer camino, es de su mano que una y otra vez podamos volver a empezar, es de su mano que podamos a decir: Es mentira que la única forma de vivir, de poder ser joven es dejando la vida en manos del narcotráfico o de todos aquellos que lo único que están haciendo es sembrar destrucción y muerte. Eso es mentira y lo decimos de la mano de Jesús. Es también de la mano de Jesús, de Jesucristo el Señor que podemos decir que es mentira que la única forma que tienen de vivir los jóvenes aquí es la pobreza la marginación; en la marginación de oportunidades, en la marginación de espacios, en la marginación de la capacitación y educación, en la marginación de la esperanza. Es Jesucristo el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas. Son las ambiciones ajenas las que a ustedes los marginan, para usarlos en todas estas cosas que yo dije, que saben, y que terminan en la destrucción. Y el único que me puede tener bien fuerte de la mano es Jesucristo, Él hace que ésta riqueza se transforme en esperanza».
»Me han pedido una palabra de esperanza, la que tengo para decirles, la que está en la base de todo, se llama Jesucristo. Cuando todo parezca pesado, cuando parezca que se nos viene el mundo encima, abracen su cruz, abrácenlo a Él y, por favor, nunca se suelten de su mano aunque los esté llevando adelante arrastrando, y si se caen una vez, déjense levantar por Él. Los alpinistas tienen una canción muy linda, que a mí me gusta repetírsela a los jóvenes – mientras suben van cantando-: »En el arte de ascender el triunfo no está en no caer sino en no permanecer caído». Ese es el arte, y ¿quién es el único que te puede agarrar de la mano para que no permanezcas caído: Jesucristo, el único. Jesucristo que, a veces, te manda un hermano para que te hable y te ayude. No escondas tu mano cuando estás caído, no le digas: »No me mires que estoy embarrado o embarrada. No me mires que ya no tengo remedio». Solamente, dejáte agarrar la mano y agarráte a esa mano, y la riqueza que tenés adentro, sucia, embarrada, dada por perdida va a empezar, a través de la esperanza, a dar su fruto pero siempre agarrado de la mano de Jesucristo».
»Ese es el camino, no se olviden: »En el arte de ascender el triunfo no está en no caer sino en no permanecer caído». ¡No se permitan permanecer caídos! ¡Nunca! ¿De acuerdo! Y si ven un amigo o una amiga que se pegó un resbalón en la vida y se cayó, andá y ofrecéle la mano pero ofrecésela con dignidad. Ponete al lado de él, al lado de ella, escuchálo, no le digas: »Te traigo la receta». No, como amigo, despacito, dale fuerza con tus palabras, dale fuerza con la escucha, esa medicina que se va olvidando: la “escuchoterapia”. Dejalo hablar, dejalo que te cuente, y entonces poquito a poco te va ir extendiendo la mano y vos lo vas a ayudar en nombre de Jesucristo. Pero si vas de golpe y el empezás a predicar y a darle y a darle, pues pobrecito lo vas a dejar peor que como estaba. ¿Está claro? (Responden: Si). Nunca se suelten de la mano de Jesucristo, nunca se aparten de Él; y si se apartan, se levantan y sigan adelante, Él comprende lo que son éstas cosas. Porque de la mano de Jesucristo es posible vivir a fondo, de su mano es posible creer que la vida vale la pena, que vale la pena dar lo mejor de sí, ser fermento, ser sal y luz en medio de los amigos, en medio del barrios, de su en medio de la comunidad, en medio de la familia».
»Después Rosario voy a hablar un poquito de esto que vos dijiste de la familia-continuó Francisco- En medio de la familia. Por eso esto, queridos amigos, de la mano de Jesús les pido que no se dejen excluir, no se dejen desvalorizar, no se dejen tratar como mercancía. Jesús nos dio un consejo para esto, para no dejarnos excluir, para no dejarnos desvalorizar, para no dejarnos tratar como una mercancía: “Sean astutos como serpientes y humildes como palomas”. Las dos virtudes juntas. A los jóvenes viveza no les falta, a veces, les falta la astucia para que no sean ingenuos. Las dos cosas: astutos pero sencillos, bondadosos. Es cierto, que por este camino quizás que no tendrán el último carro en la puerta, no tendrán los bolsillos llenos de plata, pero tendrán algo que nadie nunca podrá sacarles que es la experiencia de sentirse amados, abrazados, acompañados. Es el encanto de disfrutar del encuentro, el encanto de soñar en el encuentro de todos. Es la experiencia de sentirse familia, de sentirse comunidad. Y es la experiencia de poder mirar al mundo a la cara, con la frente alta, sin el carro, sin la plata, pero con la frente alta, la dignidad. Tres palabras que las vamos a repetir: Riqueza -porque se la dieron-; Esperanza – porque queremos abrirnos a la esperanza-; Dignidad. Repetimos: Riqueza, esperanza y dignidad. La riqueza que Dios les dio a ustedes. Ustedes son la riqueza de México. La esperanza que les da Jesucristo y la dignidad que les da el no dejarse “sobar el lomo” y ser mercadería para los bolsillos de otros».
»Hoy el Señor los sigue llamando, los sigue convocando, al igual que lo hizo con el indio Juan Diego. Los invita a construir un santuario. Un santuario que no es un lugar físico, sino una comunidad, un santuario llamado parroquia, un santuario llamado Nación. La comunidad, la familia, el sentirnos ciudadanos, es uno de los principales antídotos contra todo lo que nos amenaza, porque nos hace sentir parte de esta gran familia de Dios. No para refugiarnos, no para encerrarnos, para escaparnos de las amenazas de la vida o de los desafíos, al contrario, para salir a invitar a otros; para salir a anunciar a otros que ser joven en México es la mayor riqueza y por lo tanto, no puede ser sacrificada. Y porque riqueza es capaz de tener esperanza y no da dignidad. Otra vez las tres palabras: riqueza, esperanza y dignidad. Pero riqueza, esa que Dios nos dio y que tenemos que hacer crecer».
»Jesús, el que nos da la esperanza, nunca nos invitaría a ser sicarios, sino que nos llama discípulos, nos llama amigos. Él Jesús nunca nos mandaría al muere, sino que todo en Él es invitación a la vida. Una vida en familia, una vida en comunidad; una familia y una comunidad a favor de la sociedad. Y aquí Rosario retomo lo que vos dijiste, una cosa tan linda: »En la familia se aprende cercanía». Se aprende solidaridad, se aprende a compartir, a discernir, a llevar adelante los problemas unos de otros, a pelearse y a arreglarse, a discutir y a abrazarse y a besarse, la familia es la primera escuela de la Nación, y en la familia está esa riqueza que tienen ustedes. La familia es como quien custodia esa riqueza, en la familia van a encontrar esperanza porque está Jesús y en la familia van a tener dignidad. Nunca, nunca dejen de lado la familia, la familia es la piedra de base de la construcción de una gran Nación. Ustedes son riqueza, tienen esperanza y sueñan, también Rosario habló de soñar. ¿Ustedes sueñan con tener una familia? (Responden: Si)».
»Queridos hermanos, -concluyó- ustedes son la riqueza de este País y, cuando duden de eso, miren a Jesucristo, que es la esperanza, el que desmiente todos los intentos de hacerlos inútiles, o meros mercenarios de ambiciones ajenas. Les agradezco este encuentro y les pido que recen por mí. Gracias».
Al finalizar, el Papa regresó en avión a Ciudad del México para pernoctar en la Nunciatura Apostólica donde llegó a las 19,40 horas local (02,40 hora de Roma).
A los presos del Cereso de Ciudad Juárez: Quien ha experimentado el infierno puede volverse un profeta en la sociedad
Ciudad del Vaticano, 18 de febrero de 2016 (Vis).-El Papa Francisco llegó ayer a las 10 (hora local, 18.00 hora de Roma) a la última etapa de su viaje apostólico a México: Ciudad Juárez, desde hace dos siglos el único paso terrestre, para acceder a Estados Unidos. De hecho, Ciudad Juárez, está situada en la orilla de Río Grande frente a la ciudad texana de El Paso y ambas forman un área metropolitana de dos millones de habitantes. Es un centro industrial muy desarrollado y según diversas estadísticas una de las ciudad más violentas del mundo, sobre todo a causa del narcotráfico en la frontera con Estados Unidos. Además tiene 950 pandillas armadas con decenas de miles de afiliados y centenares de pandilleros de origen mexicano expulsados de Estados Unidos que se unen a ellos. En los últimos 4 años de guerra de droga, 212.000 habitantes, alrededor del 18% de la población han abandonado la capital. Ciudad Juárez es tristemente famosa por los miles de mujeres desaparecidas, habitualmente procedentes de familias pobres, que trabajan en las maquiladoras (fábricas clandestinas). El tema de la desaparición y el asesinato de estas mujeres ha sido abordado por la literatura y el cine, mientras han surgido diversas asociaciones femeninas en defensa de las mujeres, entre ellas »Nuestras hijas de regreso a casa».
El Santo Padre empezó su jornada en Ciudad Juárez visitando el Centro de Readaptación Social estatal num. 3 (Cereso num.3) que forma parte de un proyecto de recalificación de las instituciones penales del Estado de Chihuahua y ha sido galardonado por el respeto de las normas internacionales en materia penitenciaria. Viven allí tres mil reclusos y doscientas reclusas. A su llegada, Francisco saludó a diversos familiares de los presos y se dirigió acto seguido a la capilla del penitenciario donde le esperaban el personal del centro y los sacerdotes de la pastoral penitenciaria a los que dirigió unas palabras para agradecerles su labor: »Ustedes se van a encontrar con mucha fragilidad. Por eso quiso traer esta imagen de lo más frágil -dijo refiriéndose al crucifijo tallado en cristal que regaló al Centro- El cristal es lo más frágil, se rompe enseguida. Y Cristo en la Cruz es la fragilidad más grande de la humanidad, y sin embargo con esa fragilidad nos salva, nos ayuda, nos hace andar adelante, nos abre las puertas de la esperanza. Deseo que cada uno de ustedes, con la bendición de la Virgen y contemplando la fragilidad en Cristo que se hizo pecado, se hizo muerte para salvarnos, sepan sembrar semillas de esperanza y de resurrección».
Después salió al patio principal del Centro donde se hallaban 700 detenidos, de los cuales saludó personalmente alrededor de cincuenta. Tras escuchar las palabras de una de ellos que afirmó que la presencia del Santo Padre allí era un llamado a la misericordia para los reclusos y sus familias y para los que se habían olvidado de que en la cárcel había seres humanos que, a pesar de haber sido transgresores de la ley, tenían esperanza en la redención, Francisco se dirigió a todos afirmando en primer lugar que no quería irse de México sin ir a saludarlos y celebrar el Jubileo de la Misericordia con ellos para »reafirmar una vez más la confianza a la que Jesús nos impulsa: la misericordia que abraza a todos y en todos los rincones de la tierra. No hay espacio donde su misericordia no pueda llegar, no hay espacio ni persona a la que no pueda tocar».
»Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes -dijo- es recordar el camino urgente que debemos tomar para romper los círculos de la violencia y de la delincuencia. Ya tenemos varias décadas perdidas pensando y creyendo que todo se resuelve aislando, apartando, encarcelando, sacándonos los problemas de encima, creyendo que esas medidas solucionan verdaderamente los problemas. Nos hemos olvidado de concentrarnos en lo que realmente debe ser nuestra preocupación: la vida de las personas; sus vidas, las de sus familias, la de aquellos que también han sufrido a causa de este círculo de la violencia».
»La misericordia divina nos recuerda que las cárceles son un síntoma de cómo estamos en sociedad, son un síntoma en muchos casos de silencios y omisiones que han provocado una cultura de descarte.Son un síntoma de una cultura que ha dejado de apostar por la vida; de una sociedad que ha ido abandonando a sus hijos. La misericordia nos recuerda que la reinserción no comienza acá en estas paredes; sino que comienza antes, comienza »afuera», en las calles de la ciudad. La reinserción o rehabilitación comienza creando un sistema que podríamos llamarlo de salud social, es decir, una sociedad que busque no enfermar contaminando las relaciones en el barrio, en las escuelas, en las plazas, en las calles, en los hogares, en todo el espectro social. Un sistema de salud social que procure generar una cultura que actúe y busque prevenir aquellas situaciones, aquellos caminos que terminan lastimando y deteriorando el tejido social».
»A veces -observó- pareciera que las cárceles se proponen incapacitar a las personas a seguir cometiendo delitos más que promover los procesos de reinserción que permitan atender los problemas sociales, psicológicos y familiares que llevaron a una persona a determinada actitud. El problema de la seguridad no se agota solamente encarcelando, sino que es un llamado a intervenir afrontando las causas estructurales y culturales de la inseguridad, que afectan a todo el entramado social. La preocupación de Jesús por atender a los hambrientos, a los sedientos, a los sin techo o a los presos era para expresar las entrañas de la misericordia del Padre, que se vuelve un imperativo moral para toda sociedad que desea tener las condiciones necesarias para una mejor convivencia. En la capacidad que tenga una sociedad de incluir a sus pobres, sus enfermos o sus presos está la posibilidad de que ellos puedan sanar sus heridas y ser constructores de una buena convivencia. La reinserción social comienza insertando a todos nuestros hijos en las escuelas, y a sus familias en trabajos dignos, generando espacios públicos de esparcimiento y recreación, habilitando instancias de participación ciudadana, servicios sanitarios, acceso a los servicios básicos, por nombrar sólo algunas medidas. Ahí empieza todo ese proceso de reinserción».
»Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes -reiteró- es aprender a no quedar presos del pasado, del ayer. Es aprender a abrir la puerta al futuro, al mañana; es creer que las cosas pueden ser diferentes. Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es invitarlos a levantar la cabeza y a trabajar para ganar ese espacio de libertad anhelado. Celebrar el Jubileo de la misericordia con ustedes es repetir esa frase que escuchamos recién tan bien dicha y con tanta fuerza: »Cuando me dieron mi sentencia, alguien me dijo: No te preguntes porqué estás aquí sino para qué» y que este »para qué» nos lleve adelante… nos haga ir saltando las vallas de ese engaño social que cree que la seguridad y el orden solamente se logra encarcelando».
»Sabemos que no se puede volver atrás, sabemos que lo realizado, realizado está, pero he querido celebrar con ustedes el Jubileo de la Misericordia para que quede claro queeso no quiere decir que no haya posibilidad de escribir una nueva historia hacia delante.. »para qué». Ustedes sufren el dolor de la caída -y ojalá todos nosotros suframos el dolor de las caídas escondidas y tapadas- sienten el arrepentimiento de sus actos y sé que, en tantos casos, entre grandes limitaciones, buscan rehacer su vida desde la soledad. Han conocido la fuerza del dolor y del pecado, no se olviden que también tienen a su alcance la fuerza de la resurrección, la fuerza de la misericordia divina que hace nuevas todas las cosas. Ahora les puede tocar la parte más dura, más difícil, pero que posiblemente sea la que más fruto genere, luchen desde acá dentro por revertir las situaciones que generan más exclusión. Hablen con los suyos, cuenten su experiencia, ayuden a frenar el círculo de la violencia y la exclusión. Quien ha sufrido el dolor al máximo, y que podríamos decir »experimentó el infierno», puede volverse un profeta en la sociedad. Trabajen para que esta sociedad que usa y tira no siga cobrándose victimas».
»Y al decirles estas cosas -añadió el Papa- recuerdo aquellas palabras de Jesús: “el que esté sin pecado que tire la primera piedra”, y yo me tendría que ir. Al decirles estas cosas no lo hago como quien da cátedra, con el dedo en alto, lo hago desde la experiencia de mis propias heridas, de errores y pecados que el Señor quiso perdonar y reeducar. Lo hago desde la conciencia de que sin su gracia y mi vigilancia podría volver a repetirlos. Hermanos, siempre me pregunto al entrar a una cárcel: ¿Por qué ellos y no yo? Y es un misterio de la misericordia divina; pero esa misericordia divina hoy la estamos celebrando todos mirando hacia delante en esperanza».
Por último, el Papa se dirigió a todo el personal que de una forma u otra tenía que ver con los detenidos, instándoles a no olvidar que podían ser »signos de la entrañas del Padre.Nos necesitamos uno a otro, nos decía nuestra hermana recién recordando la carta a los Hebreos: Siéntase encarcelados con ellos».
Antes de darles la bendición invitó a todos los presentes a rezar un rato en silencio: »Cada uno sabe lo que le va a decir al Señor -dijo – cada uno sabe de qué pedir perdón. Pero también le pido a ustedes que en esta oración de silencio agrandemos el corazón para poder perdonar a la sociedad que no supo ayudarnos y que tantas veces nos empujó a los errores. Que cada uno pida a Dios, desde la intimidad del corazón, que nos ayude a creer en su misericordia».
Francisco al mundo del trabajo: Dios pedirá cuentas a los esclavistas de nuestros días
Ciudad del Vaticano, 18 de febrero de 2016 (VIS).- »He querido encontrarme con ustedes aquí en esta tierra de Juárez, por la especial relación que esta ciudad tiene con el mundo del trabajo. No sólo les agradezco el saludo de bienvenida y sus testimonios, que han puesto de manifiesto los desvelos, las alegrías y esperanzas que experimentan en sus vidas, sino que quisiera agradecerles también esta oportunidad de intercambio y reflexión. Todo lo que podamos hacer para dialogar, para encontrarnos, para buscar mejores alternativas y oportunidades es ya un logro a valorar y resaltar. Y hay dos palabras que quiero subrayar: diálogo y encuentro. Las guerras se van gestando de a poquito por la mudez y por los desencuentros». Así se dirigió ayer el Santo Padre a los tres mil representantes del Mundo del Trabajo, empresarios y trabajadores, que encontró en el Colegio de Bachilleres del Estado de Chihuahua, en Ciudad Juárez, a las 12.00 hora local (20.00 de Roma).
»Obviamente que no alcanza dialogar y encontrarse -continuó-, pero hoy en día no podemos darnos el lujo de cortar toda instancia de encuentro, de debate, de confrontación, de búsqueda. Es la única manera que tendremos de poder ir construyendo el mañana, ir tejiendo relaciones sostenibles capaces de generar el andamiaje necesario que, poco a poco, irá reconstruyendo los vínculos sociales tan dañados por la falta de comunicación, tan dañados por la falta de respeto a lo mínimo necesario para una convivencia saludable». El Papa les agradeció el encuentro deseando que esa instancia sirviera »para construir futuro y sea una buena oportunidad de forjar el México que su pueblo y que sus hijos se merecen.
»Me gustaría detenerme en este último aspecto -añadió-. Hoy están aquí diversas organizaciones de trabajadores y representantes de cámaras y gremios empresariales. A primera vista podrían considerarse como antagonistas, pero los une una misma responsabilidad: buscar generar espacios de trabajo digno y verdaderamente útil para la sociedad y especialmente para los jóvenes de esta tierra. Uno de los flagelos más grandes a los que se ven expuestos sus jóvenes es la falta de oportunidades de estudio y de trabajo sostenible y redituable que les permita proyectarse, generando en muchos casos situaciones de pobreza y marginación. Y esta pobreza y marginación es el mejor caldo de cultivo para que caigan en el círculo del narcotráfico y de la violencia. Es un lujo que hoy no nos podemos dar; no se puede dejar solo y abandonado el presente y el futuro de México».
»Desgraciadamente, el tiempo que vivimos ha impuesto el paradigma de la utilidad económica como principio de las relaciones personales. La mentalidad reinante propugna la mayor cantidad de ganancias posibles, a cualquier tipo de costo y de manera inmediata. No sólo provoca la pérdida de la dimensión ética de las empresas sino que olvida que la mejor inversión que se puede realizar es invertir en la gente, en las personas, en sus familias. La mejor inversión es crear oportunidades. La mentalidad reinante pone el flujo de las personas al servicio del flujo de capitales provocando en muchos casos la explotación de los empleados como si fueran objetos para usar y tirar y descartar. Dios pedirá cuenta a los esclavistas de nuestros días, y nosotros hemos de hacer todo lo posible para que estas situaciones no se produzcan más. El flujo del capital no puede determinar el flujo y la vida de las personas».
Francisco observó que no eran pocas las veces que se cuestionaba la Doctrina Social de la Iglesia diciendo: »Estos pretenden que seamos organizaciones de beneficencia o que transformemos nuestras empresas en instituciones de filantropía». La hemos escuchado esa crítica. La única pretensión que tiene la Doctrina Social de la Iglesia es velar por la integridad de las personas y de las estructuras sociales. Cada vez que, por diversas razones, ésta se vea amenazada, o reducida a un bien de consumo, la Doctrina Social de la Iglesia será voz profética que nos ayudará a todos a no perdernos en el mar seductor de la ambición. Cada vez que la integridad de una persona es violada, toda la sociedad es la que, en cierta manera, empieza a deteriorarse. Y esto que dice la Doctrina Social de la Iglesia no es en contra de nadie, sino a favor de todos. Cada sector tiene la obligación de velar por el bien del todo; todos estamos en el mismo barco. Todos tenemos que luchar para que el trabajo sea una instancia de humanización y de futuro; que sea un espacio para construir sociedad y ciudadanía. Esta actitud no sólo genera una mejora inmediata, sino que a la larga va transformándose en una cultura capaz de promover espacios dignos para todos. Esta cultura, nacida muchas veces de tensiones, va gestando un nuevo estilo de relaciones, un nuevo estilo de Nación».
»¿Qué mundo queremos dejarles a nuestros hijos? -interrogó Francisco a los presentes- Creo que en esto la gran mayoría podemos coincidir. Ese es precisamente nuestro horizonte, esa es nuestra meta y, por ello, hoy tenemos que unirnos y trabajar. Siempre es bueno pensar qué me gustaría dejarles a mis hijos; también es una buena medida para pensar en los hijos de los demás. ¿Qué quiere dejar México a sus hijos? ¿Quiere dejarles una memoria de explotación, de salarios insuficientes, de acoso laboral o de tráfico de trabajo esclavo? ¿O quiere dejarles la cultura de la memoria de trabajo digno, del techo decoroso y de la tierra para trabajar? Las tres T: techo, trabajo ,tierra. ¿En qué cultura queremos ver nacer a los que nos seguirán? ¿Qué atmósfera van a respirar? ¿Un aire viciado por la corrupción, la violencia, la inseguridad y desconfianza o, por el contrario, un aire capaz de generar alternativas, generar renovación y cambiamiento?».
»Sé que lo planteado no es fácil -constató el Pontífice- pero sé también que es peor dejar el futuro en manos de la corrupción, del salvajismo y de la falta de equidad. Sé que no es fácil muchas veces armonizar todas las partes en una negociación, pero sé también que es peor, y nos termina haciendo más daño, la carencia de negociación y la falta de valoración… Cuando se va a negociar siempre se pierde algo pero ganan todos. Sé que no es fácil poder congeniar en un mundo cada más competitivo, pero es peor dejar que el mundo competitivo termine determinando el destino de los pueblos. Esclavos. El lucro y el capital no son un bien por encima del hombre, están al servicio del bien común. Y, cuando el bien común es forzado para estar al servicio del lucro, y el capital la única ganancia posible, eso tiene un nombre, se llama exclusión y así se va considerando la cultura del descarte. ¡Descartado! ¡Excluido!».
Ante un mundo que quita la capacidad de soñar, dijo Francisco, recordando las palabras pronunciadas por uno de los jóvenes que participó en el encuentro de Morelia, el Papa invitó a dialogar, a confrontar a negociar, para soñar el México que sus hijos se merecen: »El México donde no haya personas de primera segunda o cuarta, sino el México que sabe reconocer en el otro la dignidad del hijo de Dios. Y que la Guadalupana, que se manifestó a Juan Diego, y reveló cómo los aparentemente dejados de lado eran sus testigos privilegiados, los ayude a todos, tengan la profesión que tengan, tengan el trabajo que tengan en esta tarea de diálogo de confrontación y encuentro».
Misa en el recinto ferial de Ciudad Juárez: ¡No más muerte, ni explotación!
Ciudad del Vaticano, 18 febrero 2016 (VIS).- »En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero con ustedes implorar la misericordia divina, quiero pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión», exclamó ayer el Papa durante la misa celebrada en el recinto ferial de Ciudad Juárez, en la frontera entre México y Estados Unidos, que Francisco recorrió varias veces en papamóvil para saludar a la multitud de personas que se agolpaban al otro lado del confín.
La toma de conciencia de la violencia, la injusticia y la opresión, la necesidad de conversión y misericordia, la »tragedia humana» de la migración forzada de la que esa metrópolis es testigo, la lacra del narcotráfico y de la trata de personas y al mismo tiempo la posibilidad de cambiar ese estado de cosas, fueron los puntos principales de la homilía del Santo Padre en la que resonó desde el principio la frase de San Ireneo, que sigue resonando en el corazón de la Iglesia: »La gloria de Dios es la vida del hombre».
»La gloria del Padre es la vida de sus hijos. No hay gloria más grande para un padre que ver la realización de los suyos; no hay satisfacción mayor que verlos salir adelante, verlos crecer y desarrollarse. Así lo atestigua -dijo el Papa- la primera lectura que escuchamos. Nínive, una gran ciudad que se estaba autodestruyendo, fruto de la opresión y la degradación, de la violencia y de la injusticia. La gran capital tenía los días contados, ya que no era sostenible la violencia generada en sí misma…Ahí aparece el Padre invitando y enviando a su mensajero, Jonás, convocado para recibir una misión. Ve, le dice, porque »dentro de cuarenta días, Nínive será destruida». Ve, ayúdalos a comprender que con esa manera de tratarse, regularse, organizarse, lo único que están generando es muerte y destrucción, sufrimiento y opresión. Hazles ver que no hay vida para nadie, ni para el rey ni para el súbdito, ni para los campos ni para el ganado. Ve y anuncia que se han acostumbrado de tal manera a la degradación que han perdido la sensibilidad ante el dolor. Ve y diles que la injusticia se ha instalado en su mirada. Por eso va Jonás. Dios lo envía a evidenciar lo que estaba sucediendo, lo envía a despertar a un pueblo ebrio de sí mismo».
»Y en este texto nos encontramos frente al misterio de la misericordia divina. La misericordia rechaza siempre la maldad, tomando muy en serio al ser humano. Apela siempre a la bondad de cada persona, aunque esté dormida, anestesiada. Lejos de aniquilar, como muchas veces pretendemos o queremos hacerlo nosotros la misericordia, se acerca a toda situación para transformarla desde adentro. Ese es precisamente el misterio de la misericordia divina. Se acerca e invita a la conversión, invita al arrepentimiento; invita a ver el daño que a todos los niveles se esta causando. La misericordia siempre entra en el mal para transformarlo. Misterio de nuestro Padre Dios: envía a su Hijo que se metió en el mal, se hizo pecado para transformar el mal. Esa es su misericordia».
Así el rey de Nínive y sus habitantes escucharon al profeta, reaccionaron y se arrepintieron porque »la misericordia de Dios entró en el corazón revelando y manifestando lo que es nuestra certeza y nuestra esperanza: siempre hay posibilidad de cambio, estamos a tiempo de reaccionar y transformar, modificar y cambiar, convertir lo que nos está destruyendo como pueblo, lo que nos está degradando como humanidad. La misericordia nos alienta a mirar el presente y confiar en lo sano y bueno que late en cada corazón. La misericordia de Dios es nuestro escudo y nuestra fortaleza».
Jonás ayudó a ver, ayudó a tomar conciencia y su llamada encuentra hombres y mujeres capaces de arrepentirse, capaces de llorar. »Llorar por la injusticia, llorar por la degradación, llorar por la opresión. Son las lágrimas las que pueden darle paso a la transformación, son las lágrimas las que pueden ablandar el corazón, son las lágrimas las que pueden purificar la mirada y ayudar a ver el círculo de pecado en el que muchas veces se está sumergido. Son las lágrimas las que logran sensibilizar la mirada y la actitud endurecida y especialmente adormecida ante el sufrimiento ajeno. Son las lágrimas las que pueden generar una ruptura capaz de abrirnos a la conversión. Así le paso a Pedro, después de haber renegado de Jesús; lloró y las lágrimas le abrieron el corazón».
»Que esta palabra suene con fuerza hoy entre nosotros -exclamó – esta palabra es la voz que grita en el desierto y nos invita a la conversión. En este año de la misericordia, y en este lugar, quiero con ustedes implorar la misericordia divina, quiero pedir con ustedes el don de las lágrimas, el don de la conversión».
Francisco recordó que en Ciudad Juárez, como en otras zonas fronterizas, se concentran miles de migrantes de Centroamérica y otros países, sin olvidar tantos mexicanos que también buscan pasar »al otro lado». »Un paso, un camino cargado de terribles injusticias: esclavizados, secuestrados, extorsionados, muchos hermanos nuestros son fruto del negocio del tráfico humano, de la trata de personas. No podemos negar la crisis humanitaria que en los últimos años ha significado la migración de miles de personas, ya sea por tren, por carretera e incluso a pie, atravesando cientos de kilómetros por montañas, desiertos, caminos inhóspitos. Esta tragedia humana que representa la migración forzada hoy en día es un fenómeno global. Esta crisis, que se puede medir en cifras, nosotros queremos medirla por nombres, por historias, por familias. Son hermanos y hermanas que salen expulsados por la pobreza y la violencia, por el narcotráfico y el crimen organizado. Frente a tantos vacíos legales, se tiende una red que atrapa y destruye siempre a los más pobres. No sólo sufren la pobreza sino que además, tienen que sufrir estas formas de violencia. Injusticia que se radicaliza en los jóvenes, ellos, »carne de cañón», son perseguidos y amenazados cuando tratan de salir de la espiral de violencia y del infierno de las drogas. ¡Y que decir de tantas mujeres a quienes se les ha arrebatado injustamente la vida!».
»Pidámosle a nuestro Dios el don de la conversión, el don de las lágrimas, pidámosle tener el corazón abierto, como los ninivitas, a su llamado en el rostro sufriente de tantos hombres y mujeres. ¡No más muerte ni explotación! -clamó el Pontífice- Siempre hay tiempo de cambiar, siempre hay una salida y una oportunidad, siempre hay tiempo de implorar la misericordia del Padre. Como sucedió en tiempo de Jonás, hoy también apostamos por la conversión; hay signos que se vuelven luz en el camino y anuncio de salvación. Sé del trabajo de tantas organizaciones de la sociedad civil a favor de los derechos de los migrantes. Sé también del trabajo comprometido de tantas hermanas religiosas, de religiosos y sacerdotes, de laicos que se la juegan en el acompañamiento y en la defensa de la vida. Asisten en primera línea arriesgando muchas veces la suya propia. Con sus vidas son profetas de la misericordia, son el corazón comprensivo y los pies acompañantes de la Iglesia que abre sus brazos y sostiene.
»Es tiempo de conversión, es tiempo de salvación, es tiempo de misericordia -finalizó- Por eso, digamos junto al sufrimiento de tantos rostros: »Por tu inmensa compasión y misericordia, Señor apiádate de nosotros… purifícanos de nuestros pecados y crea en nosotros un corazón puro, un espíritu nuevo» .
Antes de acabar su homilía el Papa saludó a las personas que acompañaban la celebración al otro lado de la frontera, en especial a los que se habían congregado en el estadio de la Universidad de El Paso, conocido como el Sun Bowl. »Gracias a la ayuda de la tecnologia, podemos orar, cantar y celebrar juntos ese amor misericordioso que el Señor nos da, y el que ninguna frontera podrá impedirnos de compartir -reiteró- Gracias, hermanos y hermanas de El Paso, por hacernos sentir una sola familia y una misma comunidad cristiana.»
El Papa se despide de México: En este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza
Ciudad del Vaticano, 18 de febrero de 2016 (Vis).-El Papa Francisco se despidió de México dando gracias a Dios por haberle permitido visitar un país que siempre sorprende »¡México es una sorpresa!», dijo en el aeropuerto de Ciudad Juárez poco antes de embarcarse ayer a las 19.00 (hora local, 03.00 de hoy 18 de febrero) en el avión de regreso a Roma donde está prevista su llegada a las 15,15.
El Santo Padre reiteró su gracias a todos los que han hecho posible su peregrinación, desde las autoridades locales y federales, a todas las personas que, en el anonimato, han dado lo mejor de sí para que estos días fueran »una fiesta de familia».
»Me he sentido acogido, recibido por el cariño, la fiesta, la esperanza de esta gran familia mexicana, gracias por haberme abierto abrirme las puertas de sus vidas, de su Nación», añadió, para citar a continuación las palabras de Octavio Paz en su poema »Hermandad»:
»Soy hombre: duro poco y es enorme la noche.
Pero miro hacia arriba: las estrellas escriben.
sin entender comprendo: también soy escritura
y en este mismo instante alguien me deletrea».
»Tomando estas bellas palabras, me atrevo a sugerir que aquello que nos deletrea y nos marca el camino es la presencia misteriosa pero real de Dios en la carne concreta de todas las personas, especialmente de las más pobres y necesitadas de México -destacó el Pontífice- La noche nos puede parecer enorme y muy oscura, pero en estos días he podido constatar que en este pueblo existen muchas luces que anuncian esperanza; he podido ver en muchos de sus testimonios, en muchos de sus rostros, la presencia de Dios que sigue caminando en esta tierra, guiándolos y sosteniendo la esperanza; muchos hombres y mujeres, con su esfuerzo de cada día, hacen posible que esta sociedad mexicana no se quede a oscuras. Muchos hombres y mujeres a lo largo de las calles, cuando pasaba, levantaban a sus hijos, me los mostraban: son el futuro de México, cuidémoslos, amémoslos. Esos chicos son profetas del mañana, son signo de un nuevo amanecer. Y les aseguro que por ahí,- reveló- en algún momento, sentía como ganas de llorar al ver tanta esperanza en un pueblo tan sufrido».
»¡Que María, la Madre de Guadalupe -se despidió Francisco- siga visitándolos, siga caminando por estas tierras –México no se entiende sin Ella–, siga ayudándolos a ser misioneros y testigos de misericordia y reconciliación. Nuevamente, muchas gracias por ésta, tan cálida, hospitalidad mexicana!».
Entrevista al Papa en el vuelo de regreso a Roma
Ciudad del Vaticano, 19 de febrero de 2016 (Vis).-Como es habitual en sus viajes el Papa respondió a los periodistas en el vuelo de regreso a Roma sobre su visita a México y su encuentro en La Habana con el Patriarca Kiril. El Santo Padre tocó una serie de temas que iban de su experiencia mexicana al problema de la pederastia, a la cuestión de la inmigración y la situación europea, sin olvidar la repercusión del documento firmado con el Patriarca de Moscú, la aprobación de leyes sobre uniones civiles y las diversas problemáticas ligadas a la familia. También manifestó el deseo de encontrarse con el Imán de la mezquita de Al-Azhar y reveló que le gustaría mucho visitar China.
Sigue una síntesis de las preguntas de los periodistas y las respuestas del Papa:
P.- Santo Padre, en México hay miles de desaparecidos, pero el caso de los 43 de Ayotzinapa (43 estudiantes de la Escuela Normal Rural que en la noche del 26 de septiembre de 2014 viajaban en autobuses que habían secuestrado para manifestar contra el gobierno mexicano y desaparecidos tras un enfrentamiento con las fuerzas del orden, que causó 27 heridos y 6 muertos n.d.r.) es un caso emblemático. Quisiera preguntarle por qué no se reunió con los familiares de ellos y también un mensaje para los familiares de los miles de desaparecidos.
Papa Francisco.- »Me he referido continuamente a los asesinatos, a las muertes, a las vidas cobradas por todas estas bandas de narcotráfico y traficantes de personas. O sea que de ese problema hablé como una de las llagas que está sufriendo México, ¿no? … Era prácticamente imposible recibir a todos los grupos…Pero creo que incluso la sociedad mexicana es víctima de todo esto, de los crímenes, de limpiar gente, de descartar gente. Hablé en cuanto discurso pude… Es un dolor que me llevo muy grande, porque este pueblo no se merece un drama como este».
- El tema de la pederastia, como bien lo sabe, en México tiene raíces muy peligrosas, muy dolorosas. El caso del padre Maciel dejó herencias fuertes sobre todo con las víctimas… En general de esta idea de que los sacerdotes cuando llegan a ser detectados casos de esta naturaleza se les cambia de parroquia
Papa Francisco.- »Un obispo que cambia un sacerdote de parroquia cuando se detecta una pederastia es un inconsciente y lo mejor que puede hacer es presentar la renuncia.. Segundo, para atrás, caso Maciel. Y aquí me permito rendir un homenaje al hombre que luchó en un momento que no tenía fuerza para imponerse, hasta que logró imponer: El cardenal Ratzinger… un hombre que tuvo toda la documentación. Siendo Prefecto de la Congragación para la Doctrina de la Fe tuvo todo en su mano, hizo las investigaciones y … y no pudo ir más allá en la ejecución. Pero si ustedes se acuerdan, 10 días antes de morir San Juan Pablo II, aquel Vía Crucis del Viernes Santo, le dijo a toda la Iglesia, que había que limpiar las porquerías de la Iglesia… Y en la Misa Pro Eligendo Pontifice – no es tonto, él sabía que era un candidato- no le importó maquillar su postura, dijo exactamente lo mismo. O sea, fue el valiente que ayudó a tantos a abrir esta puerta.. Tercero, estamos trabajando bastante. Con el cardenal Secretario de Estado, charlando, y también con el equipo de los nueve cardenales consejeros, después de escuchar, decidí nombrar un tercer Secretario adjunto en la Doctrina de la Fe para que se encargue solamente de estos casos, porque la Congregación no da abasto con todos los que tiene, entonces que sepa dirigir para eso. Además, se constituyó el Tribunal de Apelación, presidido por monseñor Scicluna, que está llevando los casos de segunda instancia…. Tercero, otra cosa que está trabajando muy bien es la Comisión para tutela de menores. Lo de Maciel, volviendo a la Congregación, toda una intervención se hizo, y hoy día la Congregación, el gobierno de la Congregación está semi intervenido, o sea, el Superior General es elegido por el Consejo, por el Capítulo General, pero el Vicario lo elige el Papa. Dos consejeros generales los elige el Capitulo General y otros dos los elige el Papa, de tal manera que así vamos ayudando a revisar cuentas antiguas».
P.- Usted habló muy elocuentemente de los problemas de los inmigrantes. Al otro lado de la frontera, sin embargo, hay una campaña electoral bastante difícil. Uno de los candidatos a la Casa Blanca, el republicano Donald Trump en una entrevista reciente dijo que Su Santidad es un político e incluso que tal vez es un peón, un instrumento del gobierno mexicano para la política de inmigración. Trump dijo que si es elegido, quiere construir un muro de 2.500 km a lo largo de la frontera y deportar a 11 millones de inmigrantes ilegales, separando así las familias, etcétera. Quisiera preguntarle que piensa de estas acusaciones contra su persona y si un católico estadounidense puede votar por una persona así.
Papa Francisco .- »Gracias a Dios, que ha dicho que soy político porque Aristóteles define al ser humano como «animal politicus»: ¡Por lo menos soy una persona humana! Y lo de que soy un peón … bueno, tal vez, no sé … lo dejo a su juicio, al de la gente …Una persona que piensa solamente en construir murallas, sea donde sea, y no en hacer puentes, no es cristiana. Eso no está en el Evangelio. Lo que me preguntaba sobre si recomendaría votar o no votar: Yo no me entrometo. Solamente digo : si dice cosas así, ese hombre no es cristiano. Hay que ver si ha dicho estas cosas. Por eso dejo el beneficio de la duda».
- El encuentro con el patriarca ruso Kiril y la firma de una declaración conjunta ha sido aclamado en todo el mundo como un paso histórico. Pero ya ahora, en Ucrania los greco-católicos se sienten traicionados y hablan de un «documento político», de apoyo de la política rusa. Sobre el terreno, la guerra de palabras se ha encendido otra vez.
Papa Francisco.- »Se trata de un documento que se puede discutir. Y hay que añadir otra cosa: Ucrania atraviesa por un tiempo de guerra, de sufrimiento, con muchas interpretaciones. He nombrado al pueblo ucraniano pidiendo para él oraciones y cercanía muchas veces, tanto en el Angelus como en la audiencia de los miércoles. Pero el hecho histórico de una guerra … cada uno tiene su propia idea: ¿cómo es esta guerra? ¿Quien la ha empezado? ¿Qué se hace? ¿Qué es lo que no se hace? Está claro que es un problema histórico, pero también un problema existencial de ese país, y habla del sufrimiento. Y en este contexto, inserto esa frase y entiendo lo que dicen los fieles. En una entrevista el arzobispo católico ucraniano Sviatoslav Shevchuk dice: »Muchos creyentes me han llamado o escrito diciendo que se sienten profundamente decepcionados y traicionados por Roma». Se entiende que un pueblo en esa situación sienta eso. El documento es opinable en el tema de Ucrania, pero allí se dice que se detenga la guerra, y se prosiga con los acuerdos. Incluso yo personalmente he defendido que se apliquen los acuerdos de Minsk y no se borre con el codo lo que se ha escrito con la mano. La Iglesia de Roma y el Papa siempre han dicho: «Buscad la paz».
P.-En el Parlamento italiano se está discutiendo la ley sobre las uniones civiles , un tema que está dando lugar a fuertes enfrentamientos en la política, pero también a un fuerte debate en la sociedad y entre los católicos.
Papa Francisco .- »En primer lugar, no sé cómo están las cosas en el Parlamento italiano. El Papa no se inmiscuye en la política italiana. En la primera reunión que tuve con los obispos Italianos en mayo de 2013, una de las tres cosas que dije fue: «Con el gobierno italiano, arreglaos vosotros». Porque el Papa es de todos, y no puede meterse en la política concreta, interna a un país: este no es el papel del Papa. Y lo que pineso yo es es lo que piensa que la Iglesia, y lo que ha dicho que en tantas ocasiones.. Porque este no es el primer país que pasa por esta experiencia, son muchos. Yo pienso lo que la Iglesia ha dicho siempre».
P.-Desde hace algunas semanas hay mucha preocupación en varios países de América Latina y también en Europa, por el virus «Zika». El mayor riesgo sería para las mujeres embarazadas. Algunas autoridades han sugerido el aborto, o evitar el embarazo. En este caso, ¿la Iglesia puede tomar en consideración el concepto de «mal menor»?
Papa Francisco.- El aborto no es un «mal menor». Es un crimen .. es un mal absoluto. En cuanto al «mal menor»: evitar el embarazo es un caso – hablamos en términos de un conflicto entre el quinto y el sexto mandamiento. Pablo VI – ¡el grande! – en una situación difícil, en África, permitió a las monjas que utilizasen anticonceptivos para los casos de violencia. No se debe confundir el mal de evitar el embarazo con el aborto …. Evitar el embarazo no es un mal absoluto, y en ciertos casos, como el que mencioné del beato Papa Pablo VI, estaba claro. ..Por otra parte, instaría a los médicos a que hagan todo lo posible para encontrar las vacunas contra esos dos mosquitos que transmiten este mal: hay que trabajar en ello».
P.-Ha sido galardonado con el Premio Carlomagno, uno de los premios más prestigiosos de la Comunidad Europea …¿Tendría unas palabras en esta situación de crisis en Europa?
Papa Francisco.- »Yo he tenido siempre la costumbre de no aceptar premios y galardones no por humildad, sino porque no me gustan estas cosas …. Pero en este caso, he sido no voy a decir «forzado», pero sí «persuadido» por la santa y teológica testarudez del cardenal Kasper … Lo acepté y dije: «Sí, pero en el Vaticano». Y lo ofrezco por Europa: que sea una con-decoración, un premio para que Europa consiga el deseo que manifesté en Estrasburgo: que no sea la «abuela-Europa», sino la «madre-Europa». En segundo lugar: el otro día, leyendo las noticias sobre esta crisis…una frase que me gustó mucho fue «refundación de la Unión Europea.» Y pensé en los grandes Padres … Pero, hoy en día, ¿donde se encuentra un Schuman, un Adenauer ? Aquellos grandes, que después de la guerra fundaron la Unión Europea. Y me gusta esta idea de re-fundación: ¡Ojalá se pudiera hacer! Porque Europa, no diría que es única, pero tiene una fuerza, una cultura, una historia que no se puede perder, y hay que hacer todo lo que se pueda para que la Unión Europea tenga la fuerza y también la inspiración para salir adelante».
P.- Santo Padre, usted ha hablado mucho de las familias y del Año de la Misericordia en este viaje. Algunos se preguntan, cómo una Iglesia que dice ser «misericordiosa» puede perdonar más fácilmente a un asesino que a uno que se divorcia y se vuelve a casar.
Papa Francisco.- »Sobre la familia han hablado dos Sínodos y el Papa todo el año en la catequesis de los miércoles. Y su pregunta me gusta, porque lo ha expresado muy bien. En el documento postsinodal …se retoma todo lo que ha dicho el Sínodo sobre los conflictos y las familias heridas y la pastoral de las familias heridas …Es una de nuestras preocupaciones. Como lo es también la preparación para el matrimonio … porque creo que es algo que la Iglesia, en la pastoral común … no ha valorado bien. Por ejemplo – ahora no tanto, pero hace unos años … era costumbre casarse … con prisas, porque estaba llegando el niño. Y también para cubrir socialmente el honor de la familia … Esas personas no eran libres, y muchas veces estos matrimonios son nulos. Y yo, como obispo, prohibí a los sacerdotes que celebrasen matrimonios así… Que nazca el niño, que sigan como novios y cuando crean que pueden casarse para toda la vida, pues adelante …. Otro capítulo muy interesante: la educación de los niños. Las víctimas de los problemas familiares son los niños .. Y una tercera cosa interesante, en la reunión con las familias, a Tuxtla – había un pareja de divorciados vueltos a casar en segundas nupcias, integrada en la pastoral de la Iglesia- y la palabra clave que ha utilizado el Sínodo y yo retomaré es «integrar» en la vida de la Iglesia a las familias de la iglesia heridas, las familias de divorciados que se han vuelto a casar y todo esto. Pero no hay que olvidarse de que los niños son el centro! Son las primeras víctimas, tanto de las heridas como de las condiciones de pobreza, del trabajo, de todo ello».
P.- ¿Esto significa que podrán comulgar?
Papa Francesco.- Ese es el punto de llegada. Integrar en la Iglesia no significa «comulgar» … Es una tarea de integración … todas las puertas están abiertas. Pero no podemos decir que a partir de ahora «pueden recibir la comunión». Esto sería una herida también para los cónyuges, para la pareja, porque no les dejaría recorrer el camino de la integración. ¡Y la pareja de Tuxtla era tan feliz! Y utilizaron una expresión muy bella: «Nosotros no hacemos la comunión eucarística, pero sí la comunión en la visita al hospital, en este servicio, en etc..». Su integración ha permanecido allí .Si hay algo más, el Señor se lo dirá a ellos, pero … es un viaje, un camino …
P.- Numerosos medios de comunicación han hablado de la «intensa correspondencia» entre Juan Pablo II y la filósofa estadounidense Anna Tymieniecka .. Según Su Santidad, ¿Un Papa puede tener una relación tan íntima con una mujer?
Papa Francesco.- »Yo diria que un hombre que no puede tener una buena amistad con una mujer .. es un hombre que carece de algo …. Una amistad con una mujer no es un pecado, una amistad … El Papa es un hombre, el Papa también necesita el pensamiento de las mujeres. E incluso el Papa tiene un corazón que puede tener una amistad sana, santa con una mujer. Hay santos amigos: Francisco y Clara, Teresa y Juan de la Cruz … Pero las mujeres son todavía un poco… no están todavía bien consideradas, no del todo …Seguimos sin entender el bien que puede hacer una mujer en la vida del sacerdote y de la Iglesia, en un sentido de consejos, de ayuda, de amistad sana».
P.-Sobre la ley que es objeto de la votación en el Parlamento italiano: es una ley que de alguna manera tiene que ver también con otros Estados que igualmente están examinando leyes con respecto a las uniones entre personas del mismo sexo. Un documento de la Congregación de la Doctrina de la Fe, que data de 2003, ..dedica un capítulo al comportamiento de los parlamentarios católicos frente a estas leyes, y dice expresamente que no deben votarlas. Quería preguntarle primero si este documento de 2003 todavía tiene valor, y cómo se debe comportar un parlamentario católico. Por otra parte, después de Moscú, El Cairo: ¿Se vislumbra otro deshielo en el horizonte? Me refiero a la audiencia que Su Santidad desea con el «Papa de los sunitas», llamémoslo así, el imán de Al-Azhar?
Papa Francesco.- »Sobre este segundo tema: Allí está mons. Ayuso, el Secretario del Consejo Pontificio para el Diálogo Interreligioso, presidido por el cardenal Jean-Louis Tauran…. Quiero conocer al imán, sé que a él le gustaría, y estamos buscando la forma de hacerlo, siempre a través del cardenal Tauran, porque ese es el camino. Pero lo lograremos’. Acerca del primer tema : No recuerdo muy bien el documento de 2003 de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Pero un político católico debe votar según su conciencia bien formada: yo diría sólo esto. Creo que es suficiente. .. Y sobre las personas del mismo sexo, repito lo que dije en el viaje de vuelta de Río de Janeiro y está en el Catecismo de la Iglesia Católica».
P.- Muchas gracias por este viaje a México… Ya estamos pensando en futuros viajes, ¿Cuando irá a Argentina, donde le esperan desde hace tanto tiempo? Y ¿cuando volverá a América Latina o irá a China? …
Papa Francisco.- »¡Me encantaría ir China! Quiero decir algo del pueblo mexicano. Es un pueblo de una riqueza tan grande … tiene una cultura milenaria … Es un pueblo de gran fe, también ha sufrido persecuciones religiosas, hay mártires … Y un pueblo … no se puede explicar porque la palabra «pueblo» no es una categoría lógica, es una categoría mística. Y el pueblo mexicano no se puede explicar, esta riqueza, esta historia, esta alegría, esta capacidad de fiesta, y estas tragedias … Una nación que todavía tiene esta vitalidad sólo puede explicarse por Guadalupe. Y yo insto a considerar seriamente el hecho de Guadalupe. Nuestra Señora está allí. No encuentro otra explicación …. Hay algunos buenos libros que lo explican, explican también la tela qué es, lo que significa … Y así se puede entender mejor a este pueblo tan grande, tan hermoso».