En una larga entrevista del secretario de Estado del Vaticano con el periódico chino Global Times, el purpurado asegura que esperan «poder lograr progresivamente resultados concretos».
«Como una señal de los desarrollos positivos en las relaciones chino-vaticanas, las últimas celebraciones de Pascua se han llevado a cabo pacíficamente en toda China y la participación de un representante del Vaticano en la Exposición Internacional de Horticultura en Beijing atrajo una atención positiva», ha asegurado el cardenal Pietro Parolin durante la entrevista que ha concedido en exclusiva a los periodistas Francesco Sisci e Zhang Yu de Global Times. Una larga entrevista en la que Parolin habló sobre el progreso reciente del Acuerdo Interino entre China y la Santa Sede.
Respondiendo a una pregunta sobre el diálogo en curso y cómo está avanzando después de la firma del Acuerdo Interino sobre el nombramiento de obispos en China firmado el 22 de septiembre de 2018, el Secretario de Estado asegura: «Las dos partes saben que este acto constituye el punto de llegada de un largo viaje, pero es sobre todo un punto de partida. Tenemos confianza en que ahora podemos abrir una nueva fase de mayor colaboración para el bien de la comunidad católica china y para la armonía de toda la sociedad. Los canales de comunicación están funcionando. Hay elementos que muestran un aumento de confianza entre las dos partes. Estamos inaugurando un método que parece positivo y que, sin duda, será necesario desarrollar con el tiempo, pero que ahora mismo nos da la esperanza de que podamos lograr progresivamente resultados concretos».
En este sentido, ha explicado que «deben caminar juntos» porque solo así podrán «sanar las heridas y los malentendidos del pasado», para mostrar al mundo que incluso partiendo de posiciones lejanas «se pueden alcanzar entendimientos fructíferos». Y enfatiza un aspecto que es particularmente importante para el Papa Francisco: la verdadera naturaleza del diálogo. «En él, ninguna de las dos partes renuncia a su propia identidad y a lo que es esencial para el desempeño de su tarea», ha puntualizado.
«China y la Santa Sede no están discutiendo la teoría de sus respectivos sistemas, ni quieren reabrir temas que ahora forman parte de la historia –ha continuado–, sino que estamos buscando soluciones prácticas para las vidas de personas concretas, que desean practicar su fe con serenidad y ofrecer una contribución positiva a su propio país».
Las oposiciones al diálogo
Posteriormente, respondiendo a una pregunta sobre la oposición interna al Acuerdo y las voces disidentes de la Iglesia, el cardenal Parolin subraya que al igual que ocurre en temas complejos y problemas de gran alcance, «también en los aspectos específicos de las relaciones chino-vaticanas es un hecho normal que se comparen diferentes posiciones y se propongan diferentes soluciones, según los puntos de vista desde los que partimos y preocupaciones que prevalecen». Por lo tanto, «no hay que sorprenderse ante la crítica» dice Parolin, pues esta apertura puede parecer «inédita» para muchos después de un período tan largo de confrontación.
«Obviamente, otra cosa son las críticas que provienen de posiciones perjudiciales y que parecen apuntar solo a preservar los viejos equilibrios geopolíticos. Para el Papa Francisco, que es muy consciente de lo que ha sucedido en el pasado reciente, el interés principal en el diálogo en curso es “la pastoral”. Está realizando un gran acto de confianza y respeto por el pueblo chino y su cultura milenaria, con la esperanza motivada de recibir una respuesta igualmente sincera y positiva», ha subrayado.
Evangelio, inculturación y sinificación
Con respecto al proceso de inculturación del Evangelio y al proceso de sinificación de las religiones llevadas a cabo por las autoridades chinas, el Secretario de Estado declara: «La inculturación es una condición esencial para una buena proclamación del Evangelio que, para dar fruto requiere, por un lado, la salvaguardia de su auténtica pureza e integridad y, por el otro, de ser declinado de acuerdo con la experiencia particular de cada pueblo y cultura. La fructífera experiencia de Matteo Ricci, que pudo llegar a ser auténticamente chino en nombre de los valores de la amistad humana y el amor cristiano, es un testimonio ejemplar». Y para el futuro, ciertamente, «será importante profundizar este tema, especialmente la relación entre inculturación y sinificación, teniendo en cuenta que el liderazgo chino ha tenido la oportunidad de reafirmar el deseo de no afectar la naturaleza y la doctrina de las religiones individuales», asegura el purpurado, pues, estos dos términos, inculturación y sinificación, «se refieren entre sí sin confusión y sin oposición: pueden ser, de alguna manera, perspectivas complementarias y abiertas para el diálogo a nivel religioso y cultural».
Un mensaje para los líderes políticos
Durante la entrevista, los periodistas Francesco Sisci e Zhang Yu de Global Times le pidieron un mensaje «para los líderes políticos» en el contexto internacional actual. El mensaje del cardenal Parolin fue una exhortación a «asumir enormes responsabilidades» porque «lo que sucede a nivel local –explicó– tiene casi inmediatamente repercusiones a el nivel global». «Todos estamos interconectados, por lo que las palabras y decisiones de unos pocos influyen en la vida y el pensamiento de muchos», afirmó. Y además, expresó su invitación a aquellos con responsabilidades políticas directas «a que tengan en cuenta este poder de influencia sobre los pueblos», «un poder –puntualizó– que puede marearlo». «Contribuyan a construir un futuro más humano, más justo y más digno para todos», concluyó.
Largas negociaciones
«En varias ocasiones me pareció que nunca progresaríamos y que todo se detendría. Pero la voluntad de avanzar prevaleció en ambas partes, y con paciencia y determinación intentamos superar los obstáculos del camino». Son algunos de los recuerdos del cardenal Parolin de las largas negociaciones con las autoridades chinas. Aunque también recuerda los momentos «más bonitos», como por ejemplo –dice– los momentos vividos «en familiaridad y amistad» y los cuales les permitieron «conocerse y apreciarse más» pero sobre todo «compartir la humanidad que nos une más allá de las diferencias que existen entre nosotros» relata. En este sentido, rememora uno de los días que estuvieron en Asís con la delegación china. «Fue un domingo de primavera», dice, y continúa: «Los fascinantes lugares franciscanos y el clima que se creó entre nosotros abrieron mi corazón a una gran esperanza, que me apoyó en todos los años siguientes y que todavía me sostiene. Hemos visto las primeras realizaciones y, con la gracia de Dios, veremos más, para el beneficio de toda la comunidad católica china».
Para el pueblo chino
Al final de la larga entrevista, el cardenal Pietro Parolin quiso transmitir a los líderes y a todos los chinos, «el saludo, el deseo y la oración del Papa Francisco». «En particular, a los católicos, el Santo Padre les pide que emprendan con valentía el camino de la unidad, la reconciliación y un renovado anuncio del Evangelio». Asegura que el Papa ve a China «no solo como un gran país sino también como una gran cultura, rica en historia y sabiduría». En este sentido, la Santa Sede espera que China no tenga miedo de dialogar con el mundo en general y que las naciones del mundo den crédito a las profundas aspiraciones del pueblo chino y concluye con las palabras del Papa Francisco, «diremos que solo juntos podemos superar la globalización de la indiferencia, trabajando como artesanos creativos de la paz y tenaces promotores de la fraternidad».
Global Times/VaticanNews
(Foto: CNS)