VATICANO, (ACI).- El Papa Francisco recordó que la persecución “es el pan cotidiano de la Iglesia”, causada en muchos casos por leyes que aprueban las potencias mundiales y que quitan al hombre la libertad incluso de objeción de conciencia. Se trata de “la apostasía”, cuyo jefe es “el príncipe de este mundo”, subrayó el Pontífice.
En la homilía que pronunció durante la Misa que presidió el 12 de abril en la capilla de la Casa Santa Marta, repasó algunas persecuciones que se narran en la Biblia: la de Esteban, el primer mártir, o la de los “pequeños mártires” asesinados por Herodes, a los que se unen muchos cristianos que son asesinados por su fe y otros que son perseguidos “educadamente” al manifestar que son “hijos de Dios”.
Francisco comentó la lectura de los Hechos de los Apóstoles del día en el que se describe el martirio de San Esteban.
“La persecución, yo diría, es el pan cotidiano de la Iglesia. Jesús lo ha dicho. Nosotros, cuando hacemos un poco de turismo por Roma y vamos al Coliseo, pensamos que los mártires eran aquellos asesinados por los leones. Pero los mártires no fueron sólo aquellos allí, o aquellos otros. Son hombres y mujeres de todos los días: hoy, el día de Pascua, hace apenas tres semanas… Aquellos cristianos que festejaban la Pascua en Pakistán fueron martirizados precisamente porque festejaban a Cristo Resucitado. Y así la historia de la Iglesia va adelante con sus mártires”, dijo el Pontífice.
Al hablar de las persecuciones actuales, el Santo Padre indicó que “hay otra persecución de la que no se habla tanto”, una persecución “disfrazada de cultura, disfrazada de modernidad, disfrazada de progreso”:
“Es una persecución –yo diría un poco irónicamente– ‘educada’. Es cuando se persigue al hombre no por confesar el nombre de Cristo, sino por querer tener y manifestar los valores del Hijo de Dios. ¡Es una persecución contra Dios Creador en la persona de sus hijos!”
“Y así vemos todos los días que las potencias hacen leyes que obligan a ir por este camino y una nación que no sigue estas leyes modernas, cultas o, al menos, que no quiere tenerlas en su legislación, es perseguida educadamente. Es la persecución que quita al hombre la libertad, ¡incluso de la objeción de conciencia!”, explicó.
Francisco comentó entonces que ésta “es la persecución del mundo” que “quita la libertad”, mientras que “Dios nos ha hecho libres” para dar testimonio “del Padre que nos ha creado y de Cristo que nos ha salvado”. Y esta persecución – añadió – “también tiene un jefe”:
“Al jefe de la persecución ‘educada’, Jesús lo ha nombrado: el príncipe de este mundo. Y cuando las potencias quieren imponer actitudes, leyes contra la dignidad del Hijo de Dios, persiguen a estos y van contra Dios Creador. Es la gran apostasía. Así la vida de los cristianos va adelante con estas dos persecuciones. También el Señor nos ha prometido que no se alejará de nosotros. “¡Estén atentos, estén atentos! No caigan en el espíritu del mundo. ¡Estén atentos! Pero vayan adelante. Yo estaré con ustedes”.
Alvaro de Juana