No tengo personalmente nada contra Miguel Ángel Oliver, como sí parecen tener centenares de colegas a los que humilló cuando, utilizando el poder monclovita, cercenó su libertad de expresión.
Lo debe llevar en el ADN porque cuando estaba en la Cadena Ser, más allá de la deriva sectaria de esa radio, ya se le veían las costuras: intentaba dar gato por liebre. Su paso al lado oscuro de la comunicación al servicio de un personaje tan abyecto moralmente como Pedro Sánchez termina por tabular lo anterior. Cómo será la cosa que hasta el propio diario progubernamental El País le ha dedicado un editorial para cuestionar la idoneidad profesional y ética de dicho nombramiento.
Llega a la Agencia Efe un tipo que nunca hizo información de agencia, ni de nada, cuya mujer, por cierto, trabajó, por precio, para el Partido Popular en Madrid, y que durante los tres años que estuvo en Moncloa dejó claras evidencias de cómo entiende el ejercicio periodístico. ¿Que cómo lo entiende? Con suprema fidelidad al jefe político… ¿Recuerdan cuando durante la pandemia se permitió corregir a un alto oficial de la Guardia Civil que en un desliz puso en evidencia las medidas adoptadas por el Gobierno? Oliver fue culpable también, junto con la descarada Carmen Calvo, del nombramiento como «administradora única» de la pobre y sin escritura Rosa María Mateo, cooptación declarada insconstitucional posteriormente por el Tribunal Constitucional. Entre todos estos convirtieron RTVE en un auténtico gulag de pensamiento único y opinión servil sanchista.
Conozco aquella casa y no me ha extrañado el revuelo que ha provocado este nombramiento, una colonización made in Sánchez más, tan obscena y repudiable como todas las anteriores en Correos, en la Fiscalía General, en RTVE, en el CIS y un largo etcétera. Revuelo también en la propia sede de la Agencia Efe, donde sólo los sindicatos afines callan y otorgan. Oliver, el comisario… Los jueces acuden a Bruselas.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
10 de diciembre 2023.