¡Se veía venir! Quizá el intelectual español de la coyuntura con más auctoritas, valentía y coherencia, Fernando Savater, ha comprobado a su edad que la represión de la libertad de expresión, la ocultación de la verdad y el intento de oprimir la inteligencia (que se asienta sobre el sentido común de los hechos), suelen estar muy arraigadas entre aquellos que más presumen y proclaman las bondades de la libertad y la tolerancia. Verbigracia y sin ir más lejos, pongamos que nos referimos al otrora respetado diario El País. Tengo que escribir y escribo a continuación que ese medio fue fundado gracias a la intervención decisiva de Manuel Fraga, cosa que la mayor parte de los españoles desconoce.
Pues bien, el filósofo vasco, que sufrió durante lustros la intolerancia en forma de terrorismo etarra y sus secuaces, al final de su rutilante carrera como intelectual, pensador y profesor universitario, se encuentra con que el medio que él también ayudó a fundar ha puesto sordina a sus desvaríos de libertad y de ver las cosas como suceden. En realidad, ¿de qué se trata? Sencillamente de depurar la verdad y la inteligencia.
La depuración la perpetran los actuales responsables editoriales de un medio que durante medio siglo se ha dedicado a repartir patentes de liberalismo informativo, buenas maneras de conducirse por lo políticamente correcto (siempre bajo el pensamiento único al socaire de la circunstancia y del poder de turno) y sentar cátedra sobre lo que debe ser un medio informativo en democracia e independencia.
Hace unos días, ese mismo medio, otrora independiente de la mañana, publicaba una entrevista con la globalmente activista y escritora canadiense Naomi Klein, autora de Doppelganger, según la cual «la pasión censora de la izquierda asfixia a muchos jóvenes y lo hace vigilando el discurso de los mismos desplegando una crueldad cuando entiende esa izquierda que alguien se pasa de la raya…».
¿No se sentirán aludidos los actuales responsables de ese medio en la ruina financiera y económica?
Habrán dejado a Savater sin columna, cierto, están en su derecho empresarial, pero nadie podrá censurar al intelectual su capacidad crítica para entender la realidad española que nos circunda a todos y que salvo para los muy sectarios y miopes no hace otra cosa que retratar lo que sucede a diario en el país más antiguo del mundo. No hay peor ciego que el que no quiere ver. ¡Y no quieren!
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 27.1.2024.