Por fin, Gonzalo Boye, abogado de Puigdemont condenado en su día por el secuestro de Emiliano Revilla a manos de ETA, ha reconocido públicamente y en sede parlamentaria que ha sido uno de los autores materiales de la Ley de Amnistía.
No es poco. Reconocía el hecho casi al mismo tiempo que el Parlamento Europeo acreditaba la conexión rusa de los independentistas catalanes con el régimen de Putin, el enemigo número uno de la Unión. Tampoco dicen nada los afectados, porque está superacreditada esa conexión espuria para deshonor de ellos mismos, de Cataluña y del resto de España.
Avaros, insaciables, codiciosos como son, los independentistas catalanes, similar a los vascos, se regodean con fruición con los muy serios problemas de Sánchez, el gran hacedor de su poder en España. Cuanto más débil esté, miel sobre hijuelas. Es la manera de sacar lo poco que ya puede darles. Si piden la Catedral de Burgos siempre habrá alguna piragua que atraque en el río Arlanza. Al mismo tiempo, están aterrorizados ante la mera posibilidad de que salte por los aires todo el andamiaje anticonstitucional que han muñido en distintos aquelarres con el PSOE de Sánchez. Significaría la vuelta al poder de la derecha, a la que se esfuerzan por aplicar el Pacte del Tinell, ahora «muro», para que no consiga nunca gobernar la nación más antigua del mundo.
Escrito lisa y llanamente, a fuer de verdad, Pedro Sánchez ha sido y es un chollo para ellos que nunca se hubieran imaginado. Un jefe del Gobierno español entregándoles la dignidad y la democracia de la cuarta potencia de Europa.
De modo y manera que, si Sánchez decide continuar en el poder a partir de ese momento y tras lo ocurrido durante los últimos días, la barra libre quedará aún más expedita y gratis para todo aquel que quiera deglutir el whisky gratis.
GRACIANO PALOMO
Publicado en Okdiario el 28.4.2024.