La Stassi de Santos Cerdán en la calle Ferraz, por medio de una empleada con dinero de los españoles, Leire Díez Castro, acumula «pruebas» (sic) para amedrentar a jueces, periodistas, editores y empresarios (es decir, a todo aquel que ose molestar siquiera al leviatán, poco a poco vamos conociendo las andanzas de la segunda dama (ella cree que es la primera de España). En cualquier país medianamente democrático y libre de la UE, el mero conocimiento de este hecho hubiera dado con la dimisión del presidente del Gobierno y aún algo más.
Resulta que nada más instalarse en Moncloa ya tenía pensado montar el chiringuito de los másteres previo paso por caja. Acompañado por el entonces edecán genuflexo, Miguel Ángel Oliver (su mujer también ha cobrado del PP), se presentó rodeada de escoltas y colaboradores en el edificio de Radio Nacional de España (RNE) en Somosaguas a los efectos de grabar sus podcasts con la intención de pasar la gorra entre todo aquel que fuera convenido. Fue recibida el séquito por otra paniaguada, Paloma Zuriaga, a la que colocó como directora de la cosa su íntima amiga Rosa María Mateo, quien ocultó delictivamente la visita de Gómez al resto de los directivos de la radio pública. Y esta era la tipa que iba a regenerar la RTVE… Y esta es la tipa que decía que ella no era de ningún partido y se presentaba como una profesión, algo que jamás fue. Mientras los policías le guardaban las espaldas, la señor Gómez grababa y grababa con empleados públicos y bienes públicos sus monsergas formacionales.
El hecho antes descrito, en sí mismo lejos de resultar baladí, es una prueba más de la corrupción del entorno sanchista que se apropió, tan sólo unas semanas de llegar al poder, los bienes que no le pertenecen. ¿Se puede añadir algo más que indignación? Siempre he dicho que cuando sean echados por el pueblo conoceremos en toda su profundidad las fechorías y abusos del matrimonio.
A través de este periódico en una brillantísima investigación de Segundo Sanz también hemos conocido que Begoña Gómez utilizó el logotipo del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), centro extraordinario que fundó el aún más extraordinario Mariano Barbacid –que según algunas fuentes anda horrorizado con lo que han hecho con su gran legado–. ¿Para qué lo utilizó? Para la promoción de sus negocios de «formación» (sic). ¿Delito de malversación? ¿Delito de apropiación indebida?
Estos paisanos son los que están dispuestos a regenerarnos a todos… ¿No es de escopeta nacional? ¿No les produce indignación a la par que risa?
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 21.9.2024