Cambian por decreto la elección del Consejo de RTVE, sostienen a un fiscal general imputado, colocan a un ministro en el Banco de España, colonizan hasta las mercerías, convierten la sede oficial de la Presidencia del Gobierno en un zoco de intercambio de cromos en beneficio de la one, se toman las resoluciones judiciales como el pito de un sereno, juegan en el Parlamento al intercambio de insultos, etcétera, y, finalmente, se ponen como basiliscos cuando desde la oposición se aprietan las tuercas corrompidas.
Este Gobierno es un caso único no sólo en el medio siglo de democracia española, sino en cualquier país de la Unión Europa, aún más, del mundo libre. La conclusión a tales comportamientos no puede ser otra: tienen pánico a perder el poder y les aterroriza aún más que los españoles conozcan las fechorías llevadas a cabo durante los últimos seis años que sólo conocerán en toda su profundidad cuando desalojen sus despachos, aunque me temo que para entonces habrán puesto a funcionar las trituradoras. Este comportamiento de aferrarse al poder a toda costa tiene una explicación: miedo. Mucho miedo. Pánico. Acongoje.
Ese miedo a la alternancia y pasar a la oposición (no creo que el próximo líder socialista deje ni a uno solo de los personajes que han acompañado a Sánchez en su permanente huida) produce que les importe una higa arrasar con la legalidad vigente; tomar decisiones sin ética y sin estética; se atrincheran con el pavor que inundan los que se saben derrotados y repudiados por una mayoría de la opinión pública. Se protejen unos a otros (en público porque en privado se conducen como una secta en descomposición), mienten y hasta niegan las evidencias, es decir, toda la grey sigue a pie juntillas a un jefe que les lleva directamente al averno. Hay que recordar que todo empezó cuando en aquel Comité Federal Sánchez y sus secuaces (recuerdan al riojano César Luena) quisieron dar el pucherazo interno mediante una urna llena de votos falsos camuflada tras una cortina. Se ha olvidado que de aquellos polvos sufrimos los presentes lodos.
Y siguen igual. No es normal tanta ferocidad antidemocrática en un intento vano por perpetuarse en el poder. Les llegará un corte de mangas y, además, serán vencidos sin honor.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 26.10.2024