Ya no hay marcha atrás, aunque podría, en el esperpento parlamentario cocinado al limón entre Santiago Abascal, Sánchez Dragó y el protagonista Ramón Tamames, el que dice que fue comunista y miente, porque una cosa fue militar en el PCE y otra bien distinta ser comunista. Siempre fue un burgués, muy burgués, y además lo parece.
A medida que avanza el plazo para que coloquen al candidato Tamames una tarima muy cerca de la tribuna de oradores del Congreso de los Diputados, mayor es el cachondeo. Hay que recordar que el economista Ramón Tamames tiene muy mala leche y cómo le toquen algún bemol durante su pretensión de coronarse, más de uno se va a enterar.
Definitivamente, el show Tamames le vendrá de perlas a un cuitado Sánchez, entre otras cosas, para desviar la atención del cenagal en el que se encuentra chapoteando a propósito del inevitable Tito Berni. Qué bien haría Abascal en retirar la iniciativa. Si es que algo le interesa España, que no tengo por qué dudar. En serio, será un sainete con propina al final. Porque si de lo que se trata es de divertirse, la juerga está asegurada. Es preocupante, además, la imagen que exportará España al resto del mundo, especialmente, en la Unión Europea.
Yo me pregunto. Si no hablará de autonomías, ni de corrupción, ni de violencia sexual, tampoco de la situación en Cataluña y en el País Vasco, entonces, ¿de qué demonios versará la moción de censura? Yo sé que Tamames considera que el pueblo español es un ignorante en materia económica, lo sé. Pero si de algo saben los españoles es de precios, de cesta de la compra, de euríbor, de desempleo, de carestía de la vida y de mal Gobierno.
Por si fuera poco, la moción de censura económica se la acaba de hacer de una manera sonora Rafael del Pino y su Ferrovial. Hágame caso, señor Abascal. Por su propio bien, por el de España, la democracia y la dignidad de esta gran nación depauperada, retire la moción. No le haga favores gratuitos a Pedro Sánchez.
GRACIANO PALOMO
Publicado en okdiario
Domingo 5 de marzo 2023