Suelo preguntar cada vez que perpetran ataques al libre albedrío, ¿qué problemas tiene esta gente de la izquierda con las libertades? Después de tanto caso, intervencionismo, regulación y sinrazón en cualquier aspecto de la vida hay que responder: no les gusta la libertad que no domina.
No hay ni un sólo intersticio social en el que no hayan intentado poner sus poco lavadas manos. La Justicia y los medios de comunicación principalmente, pero no son los únicos. Ahora viene la Ley de Función Pública de la inexportable María Jesús Montero, que ha puesto en pie de guerra a los altos cuerpos de la Administración del Estado. Ya dominan a su antojo la Fiscalía y ahora han puesto sus ojos en los Cuerpos de la Agencia Tributaria, que son un resorte vital para el mantenimiento del propio Estado. Les da igual los argumentos que se utilicen para rechazar sus medidas. Les importa una higa pasar por encima de la independencia de criterio y de actuación de los funcionarios públicos. No pueden ocultar esos tics autoritarios más cerca de Maduro que de los Gobiernos europeos.
En este campo del intervencionismo antidemocrático no ha parido este país un jefe de Gobierno más pernicioso que Pedro Sánchez. Su debilidad mental ante la crítica le hace poner sordina a sus propios desvaríos.
Seguramente, los inspectores fiscales van a tener que hacer lo mismo que los jueces. Acudir a Bruselas para denunciar los atropellos a su independencia al decir que no están para servir al Gobierno de turno, sino a los ciudadanos que les pagan por servir a los intereses generales.
En esto del intervencionismo del Frankenstein pasa lo mismo que en el poema atribuido a Bertolt Brecht: «Primero vinieron a por los judíos, pero yo no era judío… «.
GRACIANO PALOMO
Publicado en okdiario
Domingo 9 de abril 2023