Lo de Laporta es como lo de la presidenta fija discontinua -¡o lo que sea!- de Televisión Española, una tal Elena Sánchez, aquella becaria dicharachera de Efe (deportes), que ha confundido, porque no sabe otra cosa que zancadillear, a don Juan Tenorio con su inventor, el inabarcable escritor vallisoletano José Zorrilla, asunto éste que ha llenado de oprobio y estupor a sus subordinados en el ente; al menos ha servido de chacota nacional.
Digo que Laporta y Sánchez se parecen porque cada vez que abren la boca es para divertir a la concurrencia. Sin embargo, lo ocurrido recientemente en el campo de fútbol, instalación levantada con ayuda directa del general Franco, que el ex parlamentario independentista quiere ahora vender, es algo serio. Algo que no podría ocurrir en ningún país civilizado del mundo, mucho menos en Europa. Agredir, insultar, vejar a un aficionado del Atlético de Madrid por el elemental derecho a portar la bandera de su país y de su equipo, sólo ocurre en las dictaduras. Sí, dictaduras. Es lo que han creado los que se llenan la boca con lo de la identidad nacional catalana (sic), que no pueden soportar que son lo que son. Punto.
Las agresiones físicas y verbales sufridas en el gulag barcelonés no se compadecen con las explicaciones facilitadas por ese club, otrora franquista, hoy de cualquier poder que pague. Porque si se aplicara el mismo rasero, el FC Barcelona no podría pisar en España ningún otro césped que el suyo propio.
Lo del FC Barcelona tiene mucho que ver con lo ocurrido durante los últimos años en relación al procés y sus corolarios. Es la aplicación de la política mimética de lo que se decide en el Palau de la Generalitat. Un calco independentista a la carta.
Lo ocurrido en el Camp Nou tuvo a la semana siguiente corolario anexo en el campo del Girona, que no sé cómo se llama ni me importa. Dos muchachos que lucían banderas del Real Madrid mezcladas con la de España fueron expulsados por ese simple hecho que debería amparar la libertad de expresión y la libertad del porque me da la gana. Justamente, esos que tanto gimen por su libertad son los nuevos mayores emuladores de nazis y liberticidas.
Me sorprende que haya gente que siga sin enterarse. Bueno, sorprenderme, no. Indignarme, sí.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario
Domingo 30 de abril 2023