Los bien curtidos especialistas que trabajan para la Asociación de Víctimas del Terrorismo (AVT) han tabulado con precisión los homenajes que sus deudos políticos han dado a su mamá ETA durante 2023: 466 actos públicos en los que pusieron en valor a aquellos asesinos que les precedieron.
Todo ello regodeado con el apoyo progubernamental; al fin y a la postre, el líder Otegi se ha convertido en un apoyo básico del presidente Sánchez. Casi medio centenar de homenajes a gentes que asesinaron, torturaron, amenazaron o secuestraron.
Lo curioso de ello es que el ministro del Interior, señor Grande-Marlaska, otrora y como juez azote de terroristas, se llama a andana cada vez que en el Parlamento le preguntan por su pasividad –cuando no condescendencia, que viene a ser lo mismo– cuando los ex terroristas o terroristas de distinto cuño se burlan de sus víctimas. En ningún país de la tierra podría ocurrir algo similar.
La sociedad que olvida a las víctimas producidas por sanguinarios sin conciencia, dignidad y escrúpulos, no merece el calificativo de decente. Y en España se ha empezó a olvidar demasiado pronto asesinados, torturadas o atemorizadas como por ejemplo los 150.000 ciudadanos vascos que tuvieron que abandonar su tierra so pena de ser pasados por las bombas o las pistolas. Aquel éxodo sigue influyendo poderosamente en los resultados electorales del País Vasco como es fácil de entender.
Lo que no puede ser y no será es que los que tienen las manos manchadas de sangre o de secuestro no pueden ni podrán nunca representar a una colectividad decente y democrática.
GRACIANO PALOMO
Publicado el 7.1.2024 en OKdiario.