A juzgar por la deriva que el matrimonio Sánchez/Gómez, denunciando al juez instructor Juan Carlos Peinado, ha tomado para tratar inútilmente de esconder un colosal tráfico de influencias, es de intuir en lógica que pronto harán los mismos en el caso del hermanísimo, en este caso, a una jueza residenciada jurisdiccionalmente en Extremadura.
Las informaciones al respecto de David Azagra, nombre artístico del hermano del presidente del Gobierno, tienen un cierto paralelismo con el de su cuñada, esto es, se enriquecen por su proximidad al primer ejecutivo político de la nación, pero, a mi modesto entender, es más grave aún. Porque el señor Azagra ha intentado chulear a la UCO y, siempre según esas informaciones, tiene declarado ante la jueza que el «absentismo laboral no es un delito…» ¡Hace falta tener rostro! Penalmente ignoro si es un delito o no, desde luego no es para colgarle una medalla de mérito al trabajo, pero su deriva a los efectos de entorpecer la investigación, ayudado por el presidente de la Diputación (también llega la responsabilidad al anterior presidente del gobierno autónomo Fernández Vara), puede describir un cuadro incompatible no sólo con la legalidad, sino que afecta de plano a la honorabilidad de la familia presidencial. Aquí no puede haber condescendencia para aquellos que se aprovechan de un concreto poder político para llenar las bolsas particulares.
Tengo para mí que esa impunidad que enfermizamente se achaca a todo lo que rodea a Sánchez ha ido demasiado lejos. Según los expertos de la Agencia Tributaria el hermanísimo no es capaz de justificar ingresos por cantidades cuantiosas y confirma que vive en Portugal y obtiene sus beneficios económicos en España. ¡Menudo ejemplo! Si fuera por él su hermano no podría subirse al Falcon porque no habría dinero para pagar el queroseno, ni veranear a costa del contribuyente en alguno o varios de los palacios de Patrimonio Nacional que no son precisamente suyos.
No es de extrañar el nerviosismo que va en aumento en el entorno monclovita y que es la causa para algunas de sus últimas decisiones estrafalarias. Les cuesta mucho entender lo que es un Estado democrático donde todos los ciudadanos tiene que explicar (a ser posible sin subterfugios ni mentiras) sus actividades económicas, mucho más si es del entorno de la cúpula del poder.
¿Qué ofrecen a los españoles contribuyentes a cambio de su impresionante nivel de vida y el aumento de sus respectivos patrimonios que jamás hubieran soñado de no haber llegado Pedro Sánchez al poder hace ya la friolera de seis largos años?
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 10.8.2024.