Para todas las religiosas, responder a la llamada de Dios y dedicar su existencia a Él y a su obra es el comienzo de una nueva vida: sor Elaine Sánchez lo hace cuidando a los hijos de las familias obreras en los centros de día de las Hermanas de la Sagrada Familia, en California y Nevada.
En aquel día de 1968 en que es asesinado Martin Luther King, sor Elaine se encuentra en el Centro de Día de Las Vegas: la mayoría de las familias asistidas son familias de negros. Sor Elaine recuerda vivamente la gran tristeza de aquel día para todos ellos: “Eran mi gente -dice recordando aquel día- y yo lloré con ellos”.
Había planeado participar en la marcha que tendría lugar al día siguiente en Las Vegas en memoria de Martin Luther King, pero cuando la superiora se entera comunica que las monjas no asistirán porque ninguna otra comunidad religiosa lo hará. Sor Elaine cuenta: “Fui a la iglesia, entonces, a rezar, dispuesta a obedecer el deseo de mi superiora. Pero vino uno de los padres de uno de los niños de nuestro Centro de Día y me preguntó: “Hermana, ¿pero vendrás con nosotros a la marcha?”. En ese momento supe que tenía que participar. Fue una voz muy fuerte que me decía: «Tú estás hecha para esto: esto es lo que debes hacer».
Sor Elaine siente claramente que Dios la está llamando a participar en la marcha, pidiéndole que haga de la justicia social una parte integral de su ministerio. Esta llamada la lleva a defender los derechos humanos, la igualdad y la justicia en todas sus facetas.
Un alojamiento asequible, un tema imprescindible
Cuando en la década de 1990 los precios de la vivienda se dispararon, en California el tema de la vivienda asequible se convirtió en una cuestión importante. En respuesta a esa necesidad, en su calidad de nueva presidenta de las Hermanas de la Sagrada Familia, Sor Elaine guía a su comunidad en la búsqueda de un constructor de viviendas sociales a quien vender una parte del terreno adyacente a la Casa Madre. Muchos vecinos y miembros del ayuntamiento se oponen a este proyecto.
Inmediatamente, sor Elaine está a la vanguardia de la necesidad de viviendas asequibles. Lucha con la complejidad del gobierno de la ciudad, habla en las reuniones del ayuntamiento y presenta su proyecto a diferentes grupos. Durante los muchos meses que han tardado en llevar a cabo el proyecto, sor Elaine y las hermanas de la Sagrada Familia, impertérritas, logran superar la oposición de muchos adversarios, allanando así el camino para la construcción de Oroysom Village, que ofrece viviendas asequibles para las familias, mientras que para los ancianos se realiza Avelina: ambos son hoy modelos para un mayor desarrollo.
A raíz de su trabajo en el tema de la vivienda asequible, a Sor Elaine se le pidió que colaborara en la Comisión «Fremont ‘s Human Relations», que aborda situaciones complejas en esa ciudad culturalmente diversa.
La lucha contra el tráfico de personas
En 2008 estalla la bomba del tráfico de personas. Las Hermanas de la Sagrada Familia hacen de su compromiso contra esta práctica inhumana una prioridad. La hermana Elaine se une a la hermana Caritas Foster en el análisis del fenómeno del tráfico de personas, para luego formar a otros sobre este problema. Cuando su preparación y su capacidad para influir en el sistema se vuelven efectivas, la sección local del FBI les pide que se conviertan en parte de su tarea, tal vez contra el tráfico de personas. Juntos forman un grupo para informar y formar a las personas sobre el problema, para defender a las víctimas y desarrollar formas de luchar contra este fenómeno. En 2017, en una ceremonia a nivel nacional celebrada en Washington D.C., el FBI otorga un reconocimiento a las Hermanas de la Sagrada Familia por su importante contribución en este campo.
Apoyar la compasión y la inclusión
Durante más de 12 años, sor Elaine ha trabajado en el Consejo Interreligioso de las tres ciudades (Fremont, Newark y Union City, California) cuyo objetivo es aprender de las diferentes tradiciones religiosas y respetarlas, así como trabajar juntos por una sociedad inclusiva. Este grupo tiene un fuerte sentido de la justicia social y entre sus compromisos está el de preparar a Fremont para unirse a comunidades de todo el mundo, ganándose el título de Ciudad Compasiva y adoptando la Carta de la Compasión.
El propósito de una ciudad compasiva es comprender todos los elementos de una comunidad en una unidad inclusiva, donde el bienestar del individuo y de toda la comunidad es una prioridad y donde todas las personas y todos los seres vivos son tratados con respeto.
Sor Elaine se ha comprometido de primera mano para que Fremont adopte, en 2016, la Carta de la compasión. El documento afirma que “el principio de la compasión es el núcleo de toda tradición ética y espiritual y siempre nos llama a tratar a los demás como a nosotros mismos nos gustaría ser tratados. La compasión nos compromete a todos a reconocer la santidad de cada ser humano, ninguno excluido o exceptuado, tratándolo con justicia, equidad y respeto”.
Con la adopción formal de esta Carta, sor Elaine y otras personas trabajan para difundir el mensaje de la inclusividad y para combatir los temas de odio y prejuicio; en los foros públicos y en las reuniones de la ciudad ofrecen formación sobre la inmigración, la inseguridad alimentaria y la condición de las personas sin hogar.
Un año después de ser declarada Ciudad Compasiva, el Consejo Interreligioso de Fremont colaboró con la Comisión de Relaciones Humanas para redactar una resolución que reafirma que Fremont es un lugar “donde todos los hombres, mujeres y niños, independientemente de su raza, religión, nacionalidad, género, discapacidad u orientación sexual puedan vivir, estudiar, trabajar y jugar en armonía …” y que declara a Fremont una “ciudad santuario”.
Respondiendo a lo que Dios le ha pedido que haga, sor Elaine sigue comprometida con quienes no tienen voz y dedica su vida a obtener justicia social para todos.
CHARLOTTE HALL