Educar a los niños en el multiculturalismo es clave para enseñarles la amplitud y variedad cultural del mundo que nos rodea. Sin lugar a duda, cuanto antes abran su mente y descubran que la diversidad nos enriquece, más despertarán su curiosidad, querrán ampliar sus conocimientos y aprender idiomas, serán más comprensivos y respetarán en mayor medida a todas las personas.
Del mismo modo, mostrarles la diversidad de nuestro planeta desde sus primeros años de vida, además de que se trata de una herramienta clave para potenciar la inclusión de todas las personas y avanzar hacia la igualdad de oportunidades, es algo muy positivo para su propio desarrollo. Pues, en primer lugar, facilitará su aprendizaje, construyendo un marco más amplio para la comprensión. En segundo lugar, promoverá su creatividad y pensamiento crítico, gracias a que estarán rodeados de puntos de vista más variados. Y, en tercer lugar, también aumentará su seguridad, ya que, tendrán la posibilidad de conocerse a sí mismos y al resto como individuos, a la vez que se sienten cómodos en la disparidad.
Trabajar el internacionalismo y la multiculturalidad desde edades tempranas es posible tanto desde los centros educativos como desde los hogares. Algunos consejos para llevarlo a cabo:
Experimentar la multiculturalidad
El mejor de los aprendizajes es el que se practica y viene directamente de la experiencia. En este sentido, en función al entorno y a las posibilidades, se pueden tener más o menos facilidades para mostrarle a los niños la variedad cultural del mundo. Sin embargo, sea cual sea la situación, siempre se pueden tomar medidas y optar por alternativas que permitan a los niños relacionarse con personas de otros países, lenguas y culturas.
Por ejemplo, quedando con niños de su propio colegio fuera del mismo, acudiendo a campamentos de enseñanza internacional o sumándose a plataformas online que les permitan escribirse y conocer niños de otras partes del mundo.
Juegos y actividades para el aprendizaje
El propio juego es una actividad de aprendizaje, socialización y comunicación. A través de diversas actividades concretas, podemos hacerles comprender a los niños la amplia diversidad cultural del mundo como un valor añadido. Es decir, mostrarles jugando el hecho de que somos diferentes, pero realmente iguales y únicos.
Para ello, podemos hacer juegos de preguntas para realizar comparativas con otros niños, teatros o escribir cuentos propios donde usemos personajes de lo más diversos. Así mismo, es positivo aprovechar para hacer manualidades y otras actividades que evoquen a otras culturas y países. Por ejemplo, pintar máscaras africanas o crear cuentos griegos que cuenten la historia de cómo vivían.
Apostar por los juguetes integradores
De forma independiente a la propia actividad de jugar, los juguetes son una herramienta muy importante para la integración a la vez que suponen un peligro para el desarrollo de prejuicios. Por este motivo, es importante que seleccionemos en la medida de lo posible juguetes que no discriminen, por ejemplo, en función de raza o género.
Es normal que, desde su desconocimiento, los niños prefieran aquellos juguetes que ven en anuncios o se parezcan más a ellos, pero debemos ofrecerles juguetes diversos y que apuesten por la integración. En este sentido, podemos apoyarnos de recursos variados como la literatura o el arte, que también deben verse como parte del juego y el momento de ocio.
Además, en el caso de que muestren otros intereses, podemos gestionar las limitaciones y el origen de las posibles preferencias. Todo ello, con el objetivo de que los pequeños abran la mente y avancen hacia modelos de aprendizaje menos estereotipados y más igualitarios.
La utilización de los recursos
Los cuentos, las películas, la música, los dibujos o las actividades artísticas y, en definitiva, todo aquello que pueda convertirse en un recurso, tanto para mostrar la diversidad del mundo y cómo se vive en otros países, como para enseñar que, a pesar de las diferencias, somos iguales, son de gran utilidad para acercar a los niños a otras culturas. Del mismo modo, debemos tener cuidado con los recursos que puedan consumir los más pequeños y que tengan el sentido contrario.
Demostrar el valor añadido de la multiculturalidad
Una forma realmente útil de hacer que los más pequeños entiendan de forma sencilla lo positivo de la multiculturalidad del mundo, es que la experimenten ellos mismos. Pero, no solo conociendo a personas de otros países, sino siendo partícipes de diversas experiencias. Para ello, debemos conseguir generar curiosidad y admiración en ellos frente a otras culturas, por ejemplo, mostrándoles cómo son las fiestas y celebraciones en otros países.
En esta época del año, sin ir más lejos, los niños se han divertido mucho con Halloween, por lo que podemos aprovechar para enseñarles el origen de esta fiesta que tanto les gusta e, incluso, ir un poco más allá para enseñarles otras diferentes. Por ejemplo, cómo se ha vivido en México el Día de los Muertos cómo se celebra Acción de Gracias en América del Norte, Diwali en la India o el Festival de la Luna en China.
De este modo, nosotros mismos disfrutaremos descubriendo otras formas de conmemorar la vida a la vez que inculcaremos ese valor del internacionalismo y la educación internacional en nuestros hijos.
SACHA CALAGOPI
Head of Primary de ICS, International College Spain