Para nadie es un secreto, mucho menos en Cataluña, que la firma Grifols fue la primera multinacional radicada en esa comunidad autónoma que se subió al carro de Artur Mas cuando el ex president decidió echarse al monte al rechazar Mariano Rajoy su intento de tener una fiscalidad propia. Esta negativa de Rajoy se produjo cuando la nación española en su conjunto (2013) se debatía entre la vida y la muerte financiera y económica tras la herencia recibida de Zapatero.
«Lo de Grifols con el independentismo fue algo más que palabras y buenas intenciones con el intento de secesión», afirma una fuente muy próxima a la familia Grifols, lo cual quiere decir que, de alguna manera, coadyuvaron (se supone que con relaciones internacionales y jurdó) para poner en marcha el malhadado procés que tanto daño ha hecho al conjunto de los españoles.
Pues bien, conocida la situación por la que atraviesa esa farmacéutica catalana por medio de un inversor extranjero, que ha señalado que las cuentas están infladas y son fake, hay en esa tierra quien se atreve a encontrar un paralelismo entre Grifols y la otrora Banca Catalana de Jordi Pujol. Los partidarios irredentos de Pujol esperan que se muera y, de esa manera, evada el banquillo por corrupción.
Banca Catalana también fue una entidad financiera fake, repleta de agujeros que tuvo que ser salvada in extremis (como los decretos de Sánchez) con dinero de otros bancos españoles y, sin embargo, su principal responsable se fue de rositas. Desconozco en profundidad las, al parecer, descontroladas cuentas de esta farmacéutica que también ha recibido cuantiosas ayudas públicas por múltiples conceptos.
El independentismo arrasa con todo lo que toca; corrompe voluntades y destroza realidades históricas, chapoteando insistentemente en un fanatismo que creíamos ya desterrado por la evolución en el corazón de Europa. Corrompió con la mentira, la malversación y la corrupción generalizada a una notable porción de la comunidad autónoma y, según parece, también llegó a las altas esferas empresariales y financieras.
Soy de los convencidos de que si, en efecto, se demostrara que la farmacéutica tiene serios agujeros acudirán raudos los socios secesionistas del Gobierno de España a pedir algo más que árnica. Y, de ese modo, los españoles no catalanes (aunque estos también) continuarán siendo paganos de un sueño equinoccial tan caduco como triunfante gracias a un iluminado egoísta e irresponsable al que le dio por nacer en el madrileño barrio de Tetuán.
Suma y continúa.
GRACIANO PALOMO
Publicado en Okdiario el 14.1.2024