Por estos misterios mediáticos españoles que nunca llegaremos a comprender, resulta que la soflama sanchista a las huestes israelíes que luchan en las calles contra el semisátrapa Netanyahu, ha pasado sin pena ni gloria en las portadas ni en las aperturas de los informativos. Al que suscribe, sin embargo, le parece un asunto que tiene su aquel, más que nada, porque refleja la catadura moral de la persona que lleva cinco años al frente del poder ejecutivo del país.
En síntesis, ésta es la información antes de voltear la opinión. El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, acuciado por unos cuantos casos de corrupción que le afectan personalmente a él y su familia, toma la decisión de cortar por lo sano, esto es, cambiar las leyes de Israel para mantener un control del poder ejecutivo que encarna sobre las personas que tienen que juzgar sus comportamientos, es decir, los jueces. No hace falta subrayar que ese Estado, desde su nacimiento mismo, mantiene, al menos, una virtualidad de formas democráticas, elecciones libres, separación de poderes, libertades públicas, etc. Por lo tanto, cualquier intento de socavar cualquiera de los cimientos que conforman la democracia liberal –el menos malo de los sistemas conocidos y experimentados a lo largo de la historia- tiene que ser enfrentado con determinación y contundencia democrática. En ese empeño, creo, los ciudadanos israelitas que luchan en las calles de las ciudades judías, deben contar con la solidaridad y el ánimo de cualquier demócrata del mundo, españoles, incluidos.
Lo que parece una burla es que una de las pocas personas que no pueden levantar la voz contra las formas semidictatoriales de Nentanyahu es Pedro Sánchez. Sencillamente, porque él está perpetrando en España lo que de boquilla dice combatir en Israel. No es que sea precisamente un comportamiento nuevo en el primer ministro español; lo que llama poderosamente la atención que su cinismo congénito, sus contradicciones colosales, sus mentiras con ancestro las utilice para atacar a otro gobernante (sin quitar un ápice en la verdad de fondo) utilizando sus circunstancias, puesto al frente de la Internacional Socialista.
Habrá que combatir al jefe del Gobierno israelí, sin duda. Pero hasta la fecha Netanyahu no ha nombrado a ningún miembro de su Gobierno fiscal general del Estado, ni ha mandado a los tribunales de garantías a ningún militante de su partido, ni siquiera se ha atrevido a poner sus sucias manos en los órganos de Gobierno de las gentes encargadas de impartir justicia. Ni siquiera la Unión Europea, por ahora, ha sacado tarjeta roja al mandarín de Jerusalén, como si lo ha hecho con el Gobierno Sánchez. Por eso me permitía al comienzo de este post manifestar mi extrañeza ante la ausencia mediática en un tema como éste, máxime cuando los procederes sanchistas, ¡siempre tan hábil en la defensa de los intereses nacionales!, ha abierto una brecha en las relaciones de España con un país clave para nuestros intereses, aunque sólo sea por la comunidad de intereses en asuntos de Inteligencia.
¡Consejos vendo y para mí no tengo! Suma y sigue.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario
Sábado 6 de mayo 2023