Si no fuera por el detritus amarillo (corrupción) que cae a borbotones sobre el acontecer nacional, la fuga de la multinacional Ferrovial de España habría alcanzado todos los honores que merece. Porque al margen de la noticia escueta, ese abandono viene a poner en valor todas las advertencias que durante los últimos dos años los agentes económicos han hecho al Gobierno Sánchez.
En efecto. A nadie con dos dedos de frente y mediano conocer de la realidad empresarial le ha sorprendido el anuncio. La deriva populista en la que se ha embarcado el Gobierno resulta finalmente fatal para los intereses nacionales, entendidos estos como creación de riqueza y empleo. Los empresarios –grandes, medianos y pequeños-, autónomos y todo aquel que no vive por cuenta del Estado (cada vez menos) se lo dijeron a los ministros y al propio presidente: nos estáis ahogando, nos estáis difamando, tratáis de enfrentarnos a una sociedad que nos necesita. Todas las advertencias se echaron en saco roto. La actitud chulesca de Sánchez y la agresividad de sus ministros (no todos) fue la única respuesta.
Es un hecho perfectamente tabulable que la seguridad jurídica en España está en riesgo. El Gobierno utiliza el decretazo cada vez que un sector no se pone de rodillas ante sus exigencias; gobierna mediante el trágala y la imposición. Ahí tienen el resultado.
Muchos observadores internacionales, especialmente los europeos, han asistido al triste espectáculo nada democrático cuando desde el poder político e institucional se arremete y señala a empresarios conocidos que aportan muchos dígitos al PIB. Es algo que no se estila por las grandes democracias del mundo. Ferrovial es una gran multinacional, de ahí su impacto mediático y político. Antes de que ese holding anunciara su marcha ya habían huido de España muchas medianas y pequeñas empresas para instalarse en Portugal, Irlanda, Holanda, la propia Italia o países iberoamericanos. Ahí tienen Sánchez y sus podemitas el resultado de sus ataques constantes y permanentes envueltos en el celofán de una chulería intolerable. Hartos de todo ello, los que pueden hacer las maletas, las hacen. No será el último caso y, probablemente, tampoco el más sonado.
En definitiva, lo ocurrido esta semana no significa otra cosa que Sánchez se ha convertido en un tapón para el crecimiento y permanencia eficaz de las empresas españolas, las mismas que durante muchos años crearon riqueza, se repartió entre el pueblo y tanto costó sacarlas a flote. Por eso, hay que echarle cuanto antes.
P. D. ¡Qué pataleta han cogido las tres damas de postín del Gobierno…! ¡Rápidamente, le han mandado a Del Pino los inspectores fiscales! ¿Acaso no le vigilaban estrechamente hasta ahora?
GRACIANO PALOMO
Publicado en okdiario
Sábado 4 de marzo 2023