Un golpista condenado, malversador y ex presidario, Jordi Turull, teórico número dos del prófugo, personaje que le gusta vehicularse sólo en una lengua marginal, tiene como misión principal en esta vida (bien pagado, eso sí) amenazar día sí y día también a Pedro Sánchez y al conjunto de la izquierdona que chapotea, opípara, en las múltiples mamandurrias inherentes al poder.
Como son independentistas pero no bobos de remate (alguno siempre cae), no se fían de Sánchez, al que han pegado al sillón merced a siete votos de nada. La necesidad del conducator les ha convertido en pieza clave para el desguace del Estado. Entre idas y venidas secretas, algo impropio de una democracia avanzada y seria, el tal Turull ha recordado al sanchismo que si no cumple, el cuento se acaba. Andan en ese juego como si se chuparan el dedo los españoles, que son carentes de memoria, sí, pero no chorroborros.
Junts, ERC, Bildu, PNV, Podemos, Sumar y el resto de patuleas marginales no van a derribar a Sánchez en ninguna circunstancia ordinaria. En ninguna. Sería como apuntarse al hígado y disparar a quemarropa. Todos ellos encontraron hace tiempo el hombre que necesitan para llevar a cabo sus propósitos envueltos en un falso y falaz manto progresista y de salvadores de los pobres y oprimidos, cuando en realidad sólo persiguen sus intereses, en muchos casos espurios.
Habrá «colorín colorado» pero el cuento no se terminará. ¿Dónde van a encontrar un chollo mayor que lo que supone para ellos Pedro Sánchez? Ni al que asó la manteca con el dedo se le ocurriría poner en almoneda a un sujeto político que traga el aceite de ricino como si fuera moscatel de Oporto.
Desengáñese el lector. Van a estirar la cuerda hasta que ésta se rompa, y ni con todos los informes jurídicos de letrados de postín están dispuestos a irse al averno. El problema, amigos, no es Junts, ni ERC, ni Bildu (todos ellos marginales de toda marginalidad), el problema se llama Sánchez. No hay otro.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 20.1.2024