Tras la quinta derrota consecutiva de Sánchez ante las urnas, la pregunta resulta obvia en lógica democrática es: ¿Cuánto puede durar el Gobierno en estas circunstancias?.
Si el jefe del Ejecutivo fuera un político normal y en el Partido Socialista sus militantes tuvieran alguna capacidad de influencia y decisión en la formación, parece obvio, de acuerdo con los cánones políticos democráticos que imperan en el mundo libre, que hace tiempo que el cambio en la dirección del PSOE se hubiera producido.
La derrota gallega sin paliativos arrincona de nuevo a Pedro Sánchez que, incluso, había planteado esos comicios como un plebiscito para el jefe de la oposición; a sensu contrario la misma lógica democrática haría pensar que él mismo se aplicaría su propio cuento. Claro, Sánchez es un inmortal al que las cosas de este mundo le son ajenas. El sólo responde ante la divinidad y ante la Historia.
El 18F –tengo para mí– marca un antes y un después en la rutilante carrera, plagada de mentiras y retorcimientos ad hominem, del señor presidente del Gobierno. Es difícil mantenerse en el poder ficticiamente, pese a contar con una mayoría en la Cámara, mayoría que en cualquier caso es muy aleatoria y, sobre todo, escasa. Esto es, Sánchez, lejos de depender de sí mismo, sabe que debe su actual posición a un conjunto de fuerzas disgregantes que le pondrán en el disparadero cuando sus intereses estén amenazados.
Se nota en la piel del PSOE que algo no funciona. Ya no defienden su proyecto; les basta con hacer oposición a la oposición. Dentro de algo más de tres meses los españoles en su conjunto volverán a ser llamados a las urnas (9 de junio), en esta ocasión a propósito de elegir los eurodiputados que representen a España en Estrasburgo. Hay circunscripción única y se supone que el partido en el Gobierno irá con su propia y específica candidatura. Ahí se podrá comprobar si el jefe del Gobierno ha perdido definitivamente la confianza de una mayoría de españoles o si, por el contrario, todavía le dan algún carrete.
En el mundo antisanchista se vive en los días previos al 18F una especie de euforia similar al vivido en la noche del 28 de mayo del pasado año, cuando se conocieron los resultados de las elecciones autonómicas y municipales. Ojo, porque si algo ha demostrado el todavía secretario general del PSOE es capacidad de supervivencia y una deriva desconocida para aferrarse al poder utilizando para ello cualquier medio.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 24.2.2024.