Hechos consumados. A ellos se aferra el sanchismo apoyado en el alzheimer político colectivo que embarga al soberano, paciente y desinformado pueblo español.
Dice García-Page, ¡qué error!, ¡qué inmenso error!, que Sánchez a todo el que se le pone por delante lo tritura y lo expulsa a las tinieblas exteriores. De paso, el castellanomanchego, ya sin ningún prestigio ni aval entre los constitucionalistas, podía haber catalogado esa actitud en un dirigente político porque como él ha habido unos cuantos en la historia de España y no digamos en la historia del mundo.
La última gran víctima reconocida es la del letrado Manuel Fernández-Fontecha, 45 años de servicios ininterrumpidos en las Cámaras y decapitado hace escasas semanas al amanecer por la mano de Armengol, tras sentencia final de su amo. Condenado al ostracismo, la irrelevancia y el desdén. ¡A pasillos! Sustituido por un obediente y sumiso edecán que, además, parece ser nieto de un preboste del franquismo que llegó incluso a ministro de Deportes, un tal Elola-Olaso.
¿Delito cometido por el experto constitucionalista para acabar en el cadalso? Haber hecho un documentado examen de las pretensiones gubernamentales en relación con la Ley de Amnistía y demostrar que viola flagrantemente la Constitución; mucho más, Fernández-Fontecha acudió a los medios para explicar su verdad (irrefutable desde el punto de vista técnico) y de paso salvar también su responsabilidad histórica ante una situación tan grave como el asedio que sufre la Carta Magna.
En síntesis, el letrado con más prestigio, antigüedad y conocimiento anuncia que si la susodicha Ley de Amnistía ve la luz, España se habrá constituido en un Estado sin Constitución con todo lo que ello significa.
Cree, sin embargo, que la Unión Europea podrá parar la misma, pero no antes de entrar en vigor. Porque dicho engendro que pretende ser legal choca con los principios básicos del Tratado de la Unión. No permanezcan lejos de las pantallas…
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario el 28.1.2024.