Por una vez, acuciados ambos por la necesidad, Feijóo y Abascal escenificaron la pasada semana lo que debería haber sido un código no escrito de conducta entre los dos dirigentes.
Ya se sabe que una golondrina no hace verano. Pues bien, Abascal se fue a ver al Rey para decirle que si Feijóo era el elegido para lograr la investidura pondría sus 33 diputados al servicio de la causa. Luego explicó que a cambio sólo le pide al PP que no colabore, «ni por acción u omisión», a que su formación se vea envuelta en un cordón sanitario que pretende toda la izquierda. De forma casi simultánea, Feijóo agradeció la generosidad de Abascal y se dio por finalizado un pulso absurdo entre ambas formaciones que, entre otras cosas, impidió el 23J sumar los votos necesarios para desalojar a Sánchez del poder y derogar su inexportable obra.
Ese nuevo clima es que lo que desea la inmensa mayoría del centroderecha en España. Son partidos distintos, of course, con ideas y planteamientos distintos, pero coincidentes en tres o cuatro cosas básicas: unidad nacional, Constitución, libertades. Ignoro cuánto durará la tregua, pero ese nuevo formato entre PP/Vox es lo que se viene reclamando desde antes de celebrarse las elecciones. Claro que puede haber discrepancias puntuales y puntos de vista diferentes sobre cuestiones varias; ello no es óbice para que de sus peleas se aprovechen sus enemigos separatistas, bilduetarras y, sobre todo, Pedro Sánchez, que a estas alturas de la película es difícil, como el PSOE, diferenciar de los anteriores.
Resulta irónico que si Sánchez no tiene reparo alguno en juntarse con lo peor de cada casa, nadie entiende que Feijóo no pueda formalizar alianzas puntuales o de largo recorrido con Vox. El reproche que se le puede hacer a las huestes de Abascal es que no han sido capaces de deshacer los sambenitos que les han colgado y cuelgan; incluso se podría afirmar con justeza que, en ocasiones, con sus exabruptos han colaborado desde sus posiciones a afianzar el catálogo de descalificaciones tabulado desde la izquierda.
Es probable que la investidura de Nuñez Feijóo se quede en la estacada; pero, al menos, en el agosto que finaliza han vislumbrado una nueva estrategia de entendimiento en el objetivo común de mandar al sanchismo a los sótanos de la Historia.
GRACIANO PALOMO
Publicado en OKdiario.
Sábado 26 de agosto 2023.