En la Jornada dedicada al recuerdo de los fallecidos por enfermedades relacionadas con el sida y al apoyo de quienes conviven con el virus que la provoca, un informe del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida trae buenas noticias: el sida puede dejar de ser una amenaza para la salud pública.
Ciudad del Vaticano, 1 de diciembre 2023.- A finales del siglo XX la humanidad estaba aterrorizada por la difusión de un síndrome entonces letal pero desconocido: el SIDA. Por años, grupos sociales determinados fueron excluidos de la vida social, discriminados, estigmatizados, maltratados, incluso matados porque considerados “infectados” e “infectantes”. Por aquel entonces las dinámicas de transmisión no eran claras y su diagnóstico era una sentencia de muerte. Esto es lo que le pasó a 40.4 millones de personas que murieron por enfermedades relacionadas con el sida.
Gracias a los progresos en la medicina ya se sabe con certeza como se transmite y hay tratamientos que la convierten en una condición crónica y ya no en una enfermedad mortal. Pero, sigue siendo un grave problema de salud pública a nivel mundial. Hoy en día casi 39 millones de personas conviven con el virus VIH y de estos 2,5 millones viven en América Latina y el Caribe. Los niños que han contraído el virus son casi 2.6 millones, pero casi la mitad, mayoritariamente de África oriental y meridional, no puede permitirse la medicación.
Los orígenes
La alarma estalló en los primeros años 80 cuando ante los médicos estadounidenses empezaron a llegar pacientes con enfermedades poco comunes como un tipo raro de cáncer de piel o un tipo de infección pulmonar que trasmiten los pájaros. En 1982 a esa nueva enfermedad se le dio el nombre de SIDA, síndrome de inmunodeficiencia adquirida. Años y miles de muertes después se descubrió que esa desencadena en el organismo a través del virus de inmunodeficiencia humana VIH que se transmite mediante el contacto directo con fluidos corporales infectados como la sangre.
Por sí mismo, el virus no es letal, pero una vez que se haya propagado debilita el sistema inmunológico, dejando el cuerpo desprotegido ante muchas enfermedades. Asimismo, pueden pasar años desde la contracción del virus antes de que se manifiestan los síntomas cuya evolución final es el SIDA pero, mientras tanto, su carga infectiva es activa.
Los científicos descubrieron que llegó a los seres humanos a través de chimpancés salvajes que viven en África central. Y que el Caribe fue un puente esencial a través del cual el VIH entró en Norteamérica. Según sus estudios, se extendió hasta Estados Unidos más o menos en 1970, casi una década antes de que los médicos lo identificaran oficialmente. Durante mucho tiempo se habló de la existencia de un paciente cero, Gaetan Dugas, un auxiliar de vuelo francocanadiense. Pero, las pruebas científicas recientes demostraron que él fue solo uno de los miles de norteamericanos que se habían infectado con el VIH en ese momento y no el único paciente responsable de provocar la epidemia de SIDA.
ONUSIDA
Once organizaciones de las Naciones Unidas unieron sus esfuerzos para crear un Programa Conjunto de acción que tiene el objetivo de poner fin a la epidemia de sida come amenaza para la salud pública ante de 2030. Con motivo de la conmemoración del día mundial del Sida el ONUSIDA ha publicado un informe en el que anuncia que las soluciones encontradas para terminar con el VIH funcionan y que algunos países ya han conseguido controlar sus respectivas epidemias.
Pero, para que esas sean todavía más eficaces y definitivas en todos el mundo es necesario eliminar la desigualdad en el acceso a los tratamientos que para las personas más pobres siguen siendo sólo una quimera; un entorno normativo y cultural propicio que facilite el desarrollo de las investigaciones y de las acciones de prevención y que se aumenten los financiamientos a los servicios vinculados a la lucha al sida.
LUANA FOTI
Vatican News
Imagen: Un grupo de médicos y enfermeros indios recuerdan los fallecidos por el sida.
(Foto: AFP)