El cardenal Juan José Omella se convierte en el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española tras recibir la confianza mayoritaria de los obispos españoles. Es el primer arzobispo de Barcelona que accede a este cargo. El arzobispo de Madrid, el cardenal Carlos Osoro, fue elegido vicepresidente.
El cardenal arzobispo de Barcelona, Juan José Omella, llegó a la sala de prensa de la Conferencia Episcopal Española entre una maraña de fotógrafos que dirigían sus objetivos hacia el que era ya el nuevo presidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE) en torno al mediodía del pasado martes. Flanqueado por el presidente saliente, cardenal Ricardo Blázquez, y por el director de la Oficina de Información de la CEE, Josetxo Vera, el cardenal Omella estaba sonriente y tranquilo, aunque reconoció iniciar esta nueva etapa «con temor y temblor». Incluso sacó una sonrisa a los periodistas, a los que trasladó todo su «cariño», aunque a veces, añadió, sean «un poco revoltosillos».
El arzobispo de Barcelona fue elegido por mayoría absoluta en segunda votación, logrando el apoyo de 55 obispos frente a los 29 del arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, y tres votos que se repartieron el cardenal Carlos Osoro (arzobispo de Madrid), Ginés García Beltrán (obispo de Getafe) y Mario Iceta (obispo de Bilbao).
Por eso, sus primeras palabras fueron para agradecer a los obispos la confianza que han depositado en él y también para decir que el cardenal Blázquez es un modelo que seguir en cuanto a prudencia, comunión y amor a toda la realidad actual. «No podemos servir a una sociedad, a una comunidad o a la Iglesia si no la amamos», dijo.
Colaboración con el Gobierno
Una realidad en la que se incluyen las relaciones de la cúpula episcopal con el Gobierno, que ahora le tocará liderar. Su apuesta está clara: el diálogo y la colaboración. «Estamos para colaborar con todas las instituciones, también del Estado, porque estamos al servicio del bien común. Creo que, con un buen diálogo, podemos colaborar. Todos nos necesitamos. Ellos nos necesitan [el Gobierno] y nosotros estamos dispuestos a colaborar con todos. Deseo que el Gobierno y las instituciones del Estado tengan éxito en una sociedad tan compleja. Rezaré y colaboraré en la medida de lo que pueda y esté a mi alcance», explicó.
No entró al detalle de algunas propuestas como la nueva ley educativa o los cambios que en materia de fiscalidad quiere introducir el nuevo Ejecutivo, pero sí insistió en un mensaje que repiten con frecuencia los líderes episcopales en los últimos tiempos: «Privilegios no queremos, pero sí que se nos trate con dignidad y respeto. Es lo loable y lo deseable».
Y si surgen asuntos problemáticos o complicados –como la situación en Cataluña–, se comprometió a «buscar siempre los caminos para crear puentes, convivencia y fraternidad». «Cuando hay voluntad de caminar juntos, podemos conseguirlo; cuando queremos enfrentarnos, eso produce heridas y no lo quisiera para el pueblo español ni para la Iglesia».
Memoria histórica
En su breve comparecencia ante los medios también abordó la cuestión de la memoria histórica y confesó que no quisiera que nada de lo que haga la Iglesia pueda servir para «reabrir heridas». En este sentido, manifestó que «la convivencia siempre es posible». «Tenemos que avanzar por ahí, por caminos de no confrontación. De unirnos todos en el amor, de saber perdonarnos. Se trata de avanzar en un camino de reconciliación y convivencia», añadió.
También habló del coronavirus y su posible incidencia en las celebraciones de Semana Santa. Dijo que están a expensas de lo que se decida desde el Ministerio de Sanidad y quiso rebajar la alarma social sobre esta cuestión.
Iglesia en salida
En clave eclesial, Omella no llega con un programa concreto, sino con la intención de trabajar conjuntamente con todos los obispos de España para evangelizar la sociedad de hoy. Eso sí, según las claves que ha ido proponiendo el Papa Francisco en los últimos años: una Iglesia en salida con nuevos lenguajes y nuevos métodos.
«Queremos potenciar la sinodalidad, esto es, caminar juntos y no unos más deprisa que otros. Al ritmo de todos y, sobre todo, de los más pequeños, avanzando en una misma dirección que nos marca el Papa Francisco con su manera de ser y actuar», dijo, para a renglón seguido comentar que todos los documentos del Pontífice incluyen la alegría. Y añadió: «Tenemos que recuperar el gozo y la alegría dentro de la Iglesia».
A su lado, el arzobispo de Valladolid, cardenal Blázquez, una vez finalizado su mandato como presidente, se despidió de los medios de comunicación y ofreció todo su apoyo y colaboración a su sucesor al frente del episcopado español.
El cardenal Osoro, vicepresidente
Por su parte, el cardenal Carlos Osoro, arzobispo de Madrid, fue elegido vicepresidente de la CEE, accediendo así a un cargo que ya ocupó entre 2014 y 2017. El purpurado felicitó en Twitter al cardenal Omella; «Cuenta con mi apoyo como vicepresidente y mi oración». También tuvo palabras para el presidente saliente, el cardenal Blázquez, al que agradeció «su gran trabajo».
Fran Otero
(Foto de portada: EFE/Víctor Lerena)