Los donantes internacionales otorgan cada vez menos fondos para tratamientos antirretrovirales
Las farmacéuticas están fallando a los menores con VIH; es necesario tomar medidas para salvar más vidas de menores
En 2017, casi un millón de personas murieron a causa del VIH. A pesar de la ciencia, las herramientas y los diagnósticos disponibles, las cifras globales de muertes por esta enfermedad apenas han disminuido en los últimos años. “El objetivo global de 150.000 muertes menos al año se cierne en el horizonte como un espejismo”, asegura Florence Anam, responsable de incidencia sobre VIH en Médicos Sin Fronteras (MSF).
Hoy en día, entre el 30 y el 40% de todas las personas con VIH que inician su tratamiento lo hacen en fases muy avanzadas de la enfermedad y con niveles de inmunidad muy bajos. Así, en gran parte de África Subsahariana, entre el 25 y el 30% de los pacientes de MSF mueren a las 48 horas de llegar a los hospitales de la organización o a los que esta apoya.
Los países de África occidental y central, donde se produce casi el 30% de las muertes relacionadas con esta enfermedad y el 21% de las nuevas infecciones (370.000 en 2017), deben hacer frente a una gran falta de fondos: los recursos necesarios para la estrategia de ‘aceleración’ prevista (fast-track) son un 81% mayores que los fondos que había disponibles en 2017, según recoge el informe de MSF Declive del tratamiento a la vista. Racionamiento de la respuesta al VIH a la sombra del éxito.
“Este año, ONUSIDA informa que el 75% de los 36,9 millones de personas que viven con VIH conocen que son portadoras del virus, en comparación con solo dos tercios (67%) en 2015, y sobre el hecho de que el 59% de las personas tiene acceso al tratamiento. Sin embargo, el progreso global sigue siendo muy desigual y hay indicios inquietantes de que los donantes internacionales se están desconectando de la lucha contra el VIH”, continúa Anam.
La diferencia entre lo que ocurre ahora y lo que ocurría hace treinta años es que hoy muchas de las personas que acuden a los centros de MSF ya conocen su estado y están en tratamiento con antirretrovirales. Sin embargo, este tratamiento se ve interrumpido debido a innumerables obstáculos como la falta de diagnóstico cuando el tratamiento falla o la falta de antirretrovirales de segunda y tercera línea. O casos incluso peores en los que el paciente sucumbe a enfermedades prevenibles y tratables como tuberculosis, infecciones bacterianas, meningitis criptocócica, toxoplasmosis y neumonía por pneumocystis.
Los países que se quedan atrás
Según indica el informe de MSF, la República Centroafricana y Guinea enfrentan un déficit de financiación para el tratamiento del VIH con antirretrovirales para el periodo entre 2018 y 2020. Sin recursos adicionales, estos países se verán obligados a reducir el número de tratamientos que se inician en lugar de ampliar los existentes. En Mozambique, la implementación por parte de la administración de Estados Unidos de la Política de la Ciudad de México ha afectado e interrumpido indirectamente los servicios de atención al VIH para los más vulnerables. Por último, Zimbabue tiene una brecha proyectada de 85 millones de dólares para 2020 en lo que se refiere a sus necesidades para tratamientos antirretrovirales.
ONUSIDA debe arrojar luz sobre estas brechas y liderar la movilización de donantes internacionales donde se necesitan recursos adicionales. “En los países que dependen en gran medida de la financiación de los donantes, específicamente para los antirretrovirales, el déficit de financiación internacional para el VIH y la reducción del tratamiento parecen inminentes en el momento más crucial. Donde en los últimos 20 años se salvó una generación de vidas gracias a la solidaridad internacional, hoy una nueva generación corre el riesgo de perderse a medida que los donantes se retiran”, explica la responsable de incidencia de MSF.
Sin medicamentos pediátricos para el VIH
Los países en desarrollo están pasando por verdaderos apuros para proporcionar a los niños con VIH los tratamientos recomendados por la Organización Mundial de la Salud (OMS). Las versiones pediátricas de estos medicamentos antirretrovirales no están disponibles en los lugares donde más se necesitan debido en parte al retraso de las farmacéuticas en el desarrollo de las fórmulas adecuadas.
“Las corporaciones farmacéuticas simplemente no consideran que los niños con VIH sean una prioridad, y esto nos obliga a utilizar tratamientos más antiguos y menos eficientes, haciendo que sea más difícil seguir con la medicación”, explica el doctor David Maman, coordinador médico de MSF en Malawi. “Aunque puede ser peor, el aumento de la resistencia a los medicamentos existentes en África subsahariana significa que los tratamientos más antiguos podrían dejar de ser efectivos en bebés y niños. ¿Por cuánto tiempo tendrán que seguir sufriendo o muriendo los niños con VIH debido a la indiferencia?», añade.
El VIH pediátrico sigue siendo una enfermedad desatendida. Nunca ha sido una prioridad para las corporaciones farmacéuticas multinacionales ni para los fabricantes de genéricos. Por ejemplo, el dolutegravir, medicamento recomendado por la OMS para bebés y niños, todavía no está disponible porque la corporación farmacéutica ViiV Healthcare aún tiene que finalizar los estudios necesarios y registrar una fórmula de comprimidos para niños. Ya existe una fórmula pediátrica en gránulos de otro medicamento clave, el raltegravir, pero la empresa farmacéutica Merck ha tardado en registrarlo en los países en desarrollo.
La alternativa al dolutegravir recomendada por la OMS es la combinación de lopinavir y ritonavir, pero su fórmula pediátrica se ha visto afectada por la lentitud de los fabricantes de genéricos Mylan y Cipla a la hora de ampliar el suministro de dichas fórmulas (comprimidos y gránulados). También el precio de estos es tres veces mayor que el del jarabe de lopinavir y ritonavir, de un fuerte sabor y que se supone debe ser reemplazado por estos productos.
En una cumbre en la Ciudad del Vaticano realizada hace un año, organizaciones de salud globales y corporaciones farmacéuticas se comprometieron a aumentar el acceso al tratamiento para niños y adolescentes con VIH, pero se ha avanzado muy poco. La cumbre se celebra de nuevo este año del 6 al 7 de diciembre.
«Los niños necesitan acceso a los mejores y más sólidos medicamentos posibles, pues necesitan seguir con el tratamiento del VIH de por vida», explica Jessica Burry, farmacéutica de VIH en la Campaña de Acceso a medicamentos de MSF. «Las corporaciones farmacéuticas deben dejar de arrastrar sus pies y comenzar a tomar medidas más concretas para poder salvar más vidas de jóvenes. Ya no hay tiempo para promesas vacías».
Médicos Sin Fronteras (MSF) está involucrada en la atención del VIH desde el año 2000. En 2017, MSF brindó tratamiento antirretroviral a 215,900 personas en 27 países de África, Asia y Europa del Este, con un enfoque en la implementación de estrategias de tratamiento para llegar antes a más personas. MSF está desarrollando cada vez más enfoques para tratar el SIDA y abordar el fracaso del tratamiento, mejorar la atención del VIH en niños y adolescentes, y mejorar la prestación de tratamiento en contextos desatendidos como África Occidental y Central y países afectados por conflictos.