En el 80 aniversario de Pío XII y de la encomienda de los romanos a María, el vicegerente de la diócesis de Roma explica cómo aquel voto implica el compromiso de ser portadores de paz, justicia y honradez: «El amor a la Virgen debe traducirse en actos concretos. Fe y obras deben caminar juntas». Gratitud al Papa por la carta enviada con motivo del aniversario.
Ciudad del Vaticano, 6 de junio 2024.- Aquel voto a la Salus Populi Romani de Pío XII y de los romanos el 4 de junio de 1944, que milagrosamente liberó a la Ciudad Eterna de la opresión nazi-fascista sin derramamiento de sangre, representa una gran responsabilidad también para hoy. El concepto expresado por monseñor Baldassare Reina, vicegerente de la diócesis de Roma, es claro y no deja lugar a interpretaciones. «El voto no era sólo la explicitación de una necesidad inminente frente al miedo, sino que debía implicar también un acto de conversión constante», explica en una entrevista a los medios vaticanos.
Agradecimiento al Papa: «Una emoción leer sus palabras»
Agradeciendo de corazón al Papa Francisco la carta dirigida a toda la diócesis con motivo del 80 aniversario de la encomienda a María durante la II Guerra Mundial, el vicegerente recuerda cómo el voto implica el esfuerzo intemporal de cada romano -pero fundamentalmente de todos los hombres de buena voluntad- por convertirse en portadores de paz, justicia y honestidad, en la propia familia y en la sociedad. «Es un verdadero compromiso. El pueblo romano -afirma el prelado- tiene una gran devoción a la Virgen, pero es necesario que esta devoción se traduzca en gestos concretos, porque de lo contrario se corre el riesgo de separar la devoción religiosa de la práctica cotidiana. La fe y las obras deben caminar siempre juntas».
Amar a María concretamente
Para explicar bien qué acciones concretas hay que poner en marcha para seguir haciendo honor a aquel voto hecho ante la Salus Populi Romani hace ahora ocho décadas y hacer tangible el amor sin límites que une a los romanos con María, monseñor Reina cita la reflexión que la propia diócesis de Roma está llevando a cabo sobre el tema de la injusticia y la desigualdad, refiriéndose también a la gran conferencia del pasado mes de febrero sobre los males de Roma. «Nuestra ciudad sufre cuatro formas de pobreza: pobreza habitacional, pobreza educativa, pobreza laboral y pobreza sanitaria. Se podría hacer mucho al respecto a distintos niveles», afirma.
Dar espacio a la ley de la caridad
A continuación, pone un ejemplo concreto sobre los miles de estudiantes del sur de Italia que han tenido que volver a casa porque no podían permitirse alquilar habitaciones caras: «Esto es desigualdad. Los cristianos que viven en Roma y tienen una devoción muy fuerte a la Virgen, recordada por los títulos más famosos de Salus Populi Romani o del Divino Amor, cuando tienen delante a un universitario tienen que elegir: o dejarse condicionar por las leyes del mercado o dar espacio a la ley de la caridad».
«Es un compromiso real. Y quien ama a la Virgen sólo puede seguir el Evangelio».
FEDERICO PIANA