Necesidad de respetar la dignidad de las mujeres.
(ZENIT).- El Arzobispo Bernardito Auza, Nuncio Apostólico y Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, dirigió una intervención a la 63ª sesión de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer. El enfoque de la discusión de la comisión fue el desarrollo sostenible de la infraestructura para la igualdad entre los géneros y el empoderamiento de mujeres y niñas.
El Mons. Auza intervino el 15 de marzo de 2019, durante el mes internacional de la mujer. Durante su comentario, el prelado señaló tres áreas de enfoque en que se puede mejorar la situación concreta de la mujer. como él enfatizó, al abordar estas cuestiones, el mundo puede aprovecharse del “genio femenino con los programas que se enfocan en los dones profundos y únicos que solo las mujeres pueden ofrecer al mundo”.
Parte concreta de la sociedad, la familia y la economía
El Arzobispo Auza imploró a la Comisión que considerara las posiciones vitales y esenciales que mantienen las mujeres en la sociedad y la economía a nivel internacional y en comunidades particulares antes de tomar pasos concretos. El prelado dijo, “La sociedad y la economía en general se benefician de la dedicación, el trabajo arduo, y la contribución fundamental de las mujeres”.
Como ejemplo, el prelado citó el hecho que “las mujeres realizan una gran cantidad de trabajo doméstico no remunerado, incluso el cuidado de los niños, los enfermos y los ancianos, y contribuyen a aportar un elemento humano indispensable al tejido social”.
Sin embargo, estas posiciones que ocupan las mujeres también las hacen vulnerables a la explotación y, como Mons. Auza dijo, que a menudo las mujeres están “infravaloradas y mal pagadas… los programas de bienestar social deben ofrecerles el reconocimiento y la protección social que merecen”.
La vulnerabilidad de la mujer
Mons. Auza recordó a la Comision que la violencia y el abuso de las mujeres es lamentablemente común en todo el mundo. Este abuso, el prelado dijo, continúa aunque “ahora existe un mayor grado de conciencia social con respecto al problema”. Por esta razón, Arzobispo Auza enfatizó “la necesidad de una programación pública más adecuada en materia de prevención, justiciar, y atención”.
Al mismo tiempo, el prelado advirtió a la comisión que cualquier programa social debe implementarse “de manera libre de connotaciones ideológicas y políticas inútiles”. Si estos programas no se enfocan en temas no ideológicos como el aumento de oportunidades educativas, continuó, se puede arriesgar el objetivo común de la Comisiónque las mujeres “se conviertan en actores de nuestras sociedades y de nuestro mundo”.
Promoción para el mejoramiento de todos
El Arzobispo Auza concluyó su intervención recordando a la Comisión que promover la causa de la mujer es beneficioso para todos. Él amonestó a la Comisión que “el papel de las mujeres como madres físicas y espirituales, en la creación y crianza de los hijos” requiere el respeto por la dignidad de esta posición, señalando que “en algunos contextos, las mujeres también son particularmente vulnerables y estigmatizadas de manera indebida cuando se convierten en madres”.
Teniendo en cuenta tanto los aspectos vitales sobre el importante lugar que ocupa la mujer en la sociedad como sus vulnerabilidades, Mons. Auza reafirmó el potencial que tiene la Comisión para dar forma a programas beneficiosos. El prelado concluyó, los programas bien estructurados “pueden asegurar que las mujeres sean verdaderamente respetadas, integradas y puedan contribuir libremente con sus dones en todos los contextos de la sociedad”.
RICHARD MAHER
(Foto: © Cathopic)