En septiembre, la Iglesia madrileña comenzará a movilizarse para acoger a los entre 15.000 y 20.000 jóvenes que participarán en el Encuentro Europeo de Taizé. El contacto con las comunidades locales es, para la comunidad ecuménica, uno de los principales atractivos de esta cita
La agenda que las parroquias madrileñas ya están terminando de perfilar para la vuelta de verano trae una novedad. Con el nuevo curso, llegará el momento de empezar a prepararse para el Encuentro Europeo de Jóvenes de Taizé que tendrá lugar en la capital del 28 de diciembre al 1 de enero. A mediados de septiembre se instalará ya en nuestra diócesis el equipo organizador, formado por seis hermanos de la comunidad ecuménica fundada por el hermano Roger Schutz, tres religiosas de la Comunidad de San Andrés que ayuda a los hermanos de Taizé en la acogida, y doce jóvenes de diversos países que están pasando una temporada como voluntarios en la localidad francesa.
Dos miembros de este futuro equipo, los hermanos Cristian y Rodrigo, ya pasaron en Madrid el mes de mayo, dando a conocer el encuentro en distintos arciprestazgos y colaborando con la Delegación diocesana de Infancia y Juventud en los preparativos. En conversación con Alfa y Omega, se muestran convencidos de que el rasgo distintivo que va a aportar Madrid a los jóvenes europeos es la acogida y la diversidad. «Es una capital cosmopolita –explica el hermano Rodrigo–, pero con unas raíces definidas; no como otras grandes ciudades donde te pierdes o no sabes bien cómo definirlas. El madrileño es acogedor, y los barrios tienen vida». A cambio, la diócesis recibirá «la riqueza propia que traerá cada joven de su país. Y entre todos, a su manera espontánea, transmitirán el mensaje de que siendo bonita cada tradición, siempre se puede estar abierto también a otras realidades».
Casa para 20.000 jóvenes
Una de las principales tareas del equipo será contactar con todas las parroquias, así como con otras iglesias cristianas, colegios y universidades, para que pongan en marcha equipos y comiencen el proceso de inscripciones de familias de acogida. Las estimaciones de la comunidad ecuménica apuntan a que se repetirán los datos de participación de los encuentros europeos previos, entre los 15.000 y los 20.000 jóvenes. Si se sigue la tendencia de los últimos años, gran parte de ellos serán polacos y ucranianos.
«Aspiramos a que todos puedan estar en familias», añade el hermano Rodrigo. En el encuentro en Valencia en 2015 se logró, y en Madrid también es posible: «Mucha gente tuvo una buena experiencia acogiendo a jóvenes en la JMJ, y quiere repetir». También se recuerda este acontecimiento en el Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. «Tienen muy buena actitud –continúa el hermano Cristian–. “Ya hemos vivido esto”, nos dicen cuando se lo contamos; y les parece hasta fácil» coordinar un encuentro de unas dimensiones mucho menores que las de entonces.
Para acoger, no hace falta tener mucho que ofrecer a los jóvenes: un espacio de unos dos metros cuadrados para que puedan dormir con esterilla y saco, el desayuno de los días que dure el encuentro e invitarles a compartir en familia la comida de Año Nuevo. Esta sencillez –añade el hermano Cristian– implica que no hace falta saber idiomas para tener en casa a jóvenes de otros países.
Las parroquias, clave
Con todo, el trabajo con las parroquias no busca solo ubicar a los jóvenes; también se quiere invitar a toda la comunidad a participar en el encuentro. La relación con una comunidad local es el principal valor añadido que ofrece el encuentro europeo respecto a la experiencia de pasar una semana en Taizé. Así, se pretende que los jóvenes vean la importancia de vincularse a alguna realidad cristiana en su lugar de origen. «Damos mucho valor a su contexto diario, porque es lo que les queda cerca y con lo que se pueden sentir identificados –profundiza el hermano Cristian–; no tienen que buscar algo extraordinario. Cuando vienen a nuestra comunidad, siempre les invitamos a volver a su parroquia, a integrarse en algún grupo en el lugar de donde son».
Los jóvenes madrileños, las familias de acogida y los feligreses de las parroquias están también invitados a participar en todas las actividades del encuentro. El hermano Cristian apunta a que la acogida puede ser incluso una forma interesante de llegar a personas del barrio que no están vinculadas con la parroquia. «Hay veces –comparte– que alguien de la parroquia invita a sus vecinos a acoger. Lo que estas personas viven con los jóvenes les parece interesante, van a alguna de las oraciones, y ahí se establece un contacto con la comunidad».
Por todo ello, dentro del programa del encuentro se dedica todas las mañanas a las parroquias. En ellas, tendrá lugar la primera oración del día, seguida de momentos de encuentro y testimonios durante los cuales personas comprometidas en la comunidad expliquen su labor en el barrio, a través de Cáritas, en alguna asociación… «Queremos destacar –continúa el religioso– el trabajo que mucha gente realiza en las parroquias, y que en ocasiones ni muchos miembros de la comunidad, ni los jóvenes, conocen».
Rodrigo y Cristian (primero y segundo por la derecha). (Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño)
Nochevieja diferente
Los peregrinos, después, formarán grupos para compartir experiencias. A la una de la tarde, la catedral de la Almudena y otros diez grandes templos del centro –la colegiata de San Isidro, San Francisco el Grande, San Cayetano, y tal vez también algún templo no católico…– acogerán la oración del mediodía.
Por las tardes, distintos talleres ofrecerán a los jóvenes pistas sobre cómo vivir algún aspecto específico del tema del encuentro, que está aún por concretar. Habrá reuniones sobre cuestiones de espiritualidad –como el silencio, la vocación, preguntas teológicas…–. Otros serán culturales y podrán tener lugar en museos; y los habrá también sociales y de solidaridad, presentando proyectos llevados a cabo por entidades cristianas. «Es muy interesante por ejemplo, y podría ser un taller atractivo, conocer cómo se trabaja y se vive en el barrio de Lavapiés, que siendo relativamente pequeño reúne a unas cien nacionalidades», sugiere el hermano Rodrigo. La jornada terminará en IFEMA, donde los jóvenes recibirán la cena y la comida de picnic para el día siguiente y tendrá lugar la oración vespertina.
La Nochevieja será diferente. En cada parroquia habrá a las 23 horas una vigilia de oración por la paz, a la que están invitadas toda la comunidad y las familias acogedoras. A medianoche, se comerán las uvas y comenzará la Fiesta de los Pueblos, donde cada país ofrecerá un baile o una actuación representativa.
María Martínez López
Imagen: Oración diocesana de jóvenes en la catedral de la Almudena,
acompañada por los hermanos de Taizé el día 1 de junio.
(Foto: Archimadrid/José Luis Bonaño)
Una peregrinación que da la vuelta al mundo
Los encuentros europeos de cada Navidad son, debido a su frecuencia anual y a la cantidad de jóvenes a los que atraen, la realidad más conocida de la Peregrinación de Confianza que desde hace décadas impulsa la Comunidad de Taizé. Pero no la única. Son muchos otros los lugares del mundo en los que, a través de eventos de mayor o menor tamaño, «los jóvenes se encuentran cara a cara con otras realidades, pueden compartir y rezar juntos, y la amistad crece y se va manifestando en acciones compartidas», explica el hermano Cristian.
Aunque de forma más esporádica que en Europa, otros continentes también acogen encuentros regionales. Del 12 al 16 del próximo agosto, por ejemplo, miles de jóvenes asiáticos se reunirán en Hong Kong. La cita ha sido coordinada por las iglesias católica y anglicana, junto con el Consejo Cristiano de la ciudad. Los organizadores, entre los que se encuentra el cardenal John Tong Hon, han explicado que esta iniciativa «no es un fin en sí mismo, sino un medio para que los cristianos, junto con todas las personas de buena voluntad, abran caminos de fe, esperanza y caridad». Educando a los jóvenes en estas virtudes, «ellos también podrán contribuir a transformar la sociedad humana».
Otra etapa de la Peregrinación de Confianza tendrá lugar la próxima primavera en el Líbano, donde 1.000 jóvenes tendrán la oportunidad de conocer la rica tradición de las iglesias orientales y las iniciativas de convivencia con musulmanes en la región. «Desde hace años los hermanos han participado varias veces en encuentros en ese país, invitados por la Iglesia local. El hermano Alois lo visitó también hace tres años, justo antes del encuentro europeo de Valencia», añade el hermano Cristian. Y, en septiembre de 2019, será el turno de Ciudad del Cabo, en Sudáfrica.
Un momento del encuentro en Ucrania en 2015. (Foto: Taizé)
Otros encuentros se producen a una escala incluso más reducida, y tienen como objetivo que algunos jóvenes se hagan presentes y conozcan realidades más problemáticas, que no permiten una convocatoria masiva. Es el caso del viaje que varios hermanos y un centenar de jóvenes realizaron el año pasado a Egipto, o de la peregrinación de 170 jóvenes a Ucrania y Rusia en el año 2015.