Cada vez más adolescentes caen en la trampa de las apuestas deportivas y del juego online en España. La permisividad social y las facilidades que ofrecen las nuevas tecnologías hacen posible este negocio, pero el Ejecutivo tiene intención de ponerle freno, explica a Alfa y Omega la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí
«Cada vez llama más gente y cada vez son más jóvenes. A nuestras reuniones están viniendo chicos de 17 o 18 años, porque esta adicción afecta a todo tipo de personas», explica Javier [nombre ficticio], uno de los responsables de coger el teléfono en Jugadores Anónimos. «Para los chicos es muy complicado salir de ahí, porque recibes invitaciones constantes para seguir jugando, no puedes darte de baja fácilmente, te envían cheques regalo para que hagas apuestas al principio gratuitas…», continúa, destapando cómo el conocido método que usan los camellos de la droga para enganchar a futuros clientes se utiliza también para atrapar a muchos adolescentes y jóvenes.
El último barómetro del instituto de estudios sobre la familia The Family Watch, presentado el martes, da idea de la cada vez mayor preocupación en la sociedad por el fenómeno de las apuestas onlineentre los menores. El 65 % de los encuestados considera que el juego y las apuestas deportivas son «perjudiciales para la sociedad», mientras que casi el 80 % piensa que «el incremento de la publicidad de apuestas deportivas fomenta la ludopatía entre los jóvenes», al mismo tiempo que la mayoría opina que este fenómeno va en aumento en España.
La preocupación que muestran los datos de The Family Watch se confirma con un estudio de la Universidad Internacional de Valencia, que señala que la tasa de jugadores patológicos en tratamiento menores de 26 años pasó del 5,7 % en 2011 al 44 % en 2015. Y según la encuesta Estudes del Plan Nacional sobre sobre uso de drogas en Enseñanzas Secundarias en España, el 6,4 % de los chicos de entre 14 y 18 años declara haber jugado dinero en internet en el último año.
«Una enfermedad progresiva»
La presión de grupo, la permisividad social y el fácil acceso a las tecnologías en una sociedad en la que el 93 % de la población ya tiene móvil a los 14 años, según el Instituto Nacional de Estadística, conforman una combinación llena de riesgos potenciales. «La adicción al juego es una enfermedad progresiva e incurable. Si no la detienes, será ella la que te detendrá, porque te provoca problemas financieros, familiares y hasta de salud, y llegará el momento en que tendrás que robar para financiar tu juego, eso pasa mucho», afirma Javier, que reconoce que eso mismo fue lo que le pasó a él. Llegó a Jugadores Anónimos con 24 años, después de haber robado a sus padres.
Para María José Olesti, directora general de The Family Watch, el uso de los dispositivos móviles permite al juego online «la ventaja de ser anónimo, muy visual, disponible a cualquier hora, y al alcance solo con pequeñas cantidades de dinero. Sin duda son factores clave para que las cifras de adictos a las apuestas online no dejen de crecer. Además, el bombardeo publicitario no ayuda a la protección y el cuidado de los menores».
A esto hay que añadir que el juego online permite «saber si has ganado premio de forma rápida y luego poder hacer más apuestas a mayor velocidad. En no pocas ocasiones, este modo de jugar y de apostar te hace tener la impresión de ser un experto, es decir, que con poco conocimiento puedes acertar y, por consiguiente, repetir una y otra vez».
Familias afectadas
Toda esta problemática es la que se encuentran a diario los profesionales de al salud a los que acuden las familias en busca de una solución al problema que se les ha metido en casa de golpe. Para el doctor Francisco Ferre, jefe del servicio de Psiquiatría del hospital Gregorio Marañón de Madrid, «en España el caso más preocupante de adicciones comportamentales es el juego online de apuestas deportivas en personas jóvenes», debido a que «la progresiva aparición de nativos digitales aumenta seguramente el riesgo de uso problemático de internet a través de ordenador y móvil».
En este sentido, Ferre ofrece un dato concluyente: «Este tipo de adicciones es un problema para menos del 3 % de la población, pero la cifra se dobla en adolescentes, especialmente en las apuestas online, en videojuegos y en redes sociales». En todos ellos se repite «una pauta de conducta gratificante que se convierte en repetitiva y problemática para el individuo, que acaba desarrollando un cuadro clínico similar a una adicción a sustancias como alcohol o las drogas. Es decir, abusa de ella, cada vez necesita más y, si no puede acceder, padece un síndrome de abstinencia».
Cada vez más locales
A la hora de atajar el problema, muchas familias optan por la solución más rápida: cortar al adolescente o al joven el acceso a internet. Sin embargo, a menudo resulta inútil, pues cada vez hay más locales de apuestas deportivas y de juego online esparcidos por todas las ciudades de España. Solo en la Comunidad de Madrid, este tipo de negocios ha crecido en un 140 % en los últimos cuatro años, sobre todo en zonas más desfavorecidas y donde puede haber más necesidad de agarrase a la tentación del dinero rápido.
Los menores tienen el acceso prohibido a este tipo de locales, pero un reciente experimento llevado a cabo por la OCU en seis ciudades de España ha desvelado las facilidades de los menores para entrar e incluso para apostar en su interior. Además, el recurso al impreso de interdicción al juego, por el que una persona con problemas de adicción al juego solicita que no se le permita el acceso a los locales de apuestas, es muchas veces papel mojado, como explica Javier, de Jugadores Anónimos: «Cuando vas a cualquier centro de apuestas te dejan entrar, nadie te pide el DNI. En realidad, un jugador compulsivo es un buen cliente para estos negocios, porque nos gastamos lo que llevamos y todavía más. Es un impreso muy bonito pero no sirve de nada».
«Se puede salir»
El problema es más de fondo, señala el doctor Ferre, pues «más del 60% de las personas que podrían diagnosticarse de adicción comportamental presentan otros trastornos, especialmente depresión, ansiedad, déficit de atención y trastorno obsesivo-compulsivo, y también es muy frecuente la dependencia a la nicotina y al alcohol».
Pero hay solución, como atestigua Javier: «Se puede salir de esto. Yo llevo 21 años sin jugar, y sé que se puede dejar. Con ayuda, se puede».
Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
( Foto: Guillermo Navarro)
Un negocio acorralado
Si la exposición al juego es un riesgo para la sociedad, los menores han de estar todavía más protegidos. Para el doctor Francisco Ferre, «habría que tomar medidas legales que limiten la accesibilidad a los colectivos vulnerables a la ludopatía, y los jóvenes son uno de esos colectivos». Lo mismo opina la directora general de The Family Watch, María José Olesti: «Los menores son muy influenciables, y ver que las estrellas deportivas o los clubes deportivos que son sus referentes apoyan y patrocinan casas de apuestas, no favorece demasiado en su educación».
El problema es que es difícil dar marcha atrás a una inercia de negocio que, según el Anuario del juego 2018, mueve en España más de 13.000 millones de euros al año, lo que genera al Estado unos ingresos anuales de 1.700 millones de euros en impuestos.
Se trata de un sector en auge. Las apuestas online han crecido en un 30 %, y la media de jugadores activos – 650.000 al mes según el último estudio– sigue en aumento.
Desde Jugadores Anónimos dan la versión de la propia experiencia: «Cada vez hay más facilidades para jugar. Es como si a un alcohólico le metes una botella en el bolsillo. La diferencia es que el juego es algo que está bien visto socialmente, y el alcohol no. A cualquiera le choca que un amigo le cuente que se ha gastado 20 euros en una consumición de alcohol, pero si le dice que se lo has gastado en apostar, lo ve hasta gracioso. Lo promocionan famosos, futbolistas… Los jóvenes lo perciben como algo asimilado socialmente, algo que está bien. No lo ven como un peligro».
La publicidad… y algo más
Pero algo está empezando a cambiar. Cada vez hay más percepción del contraste entre las consecuencias de la adicción al juego y la tolerancia social que acompaña a esta conducta, algo parecido al proceso que tuvo lugar hace años con otras sustancias: «Hoy por hoy, los expertos consideran que las apuestas deportivas online deben ser tratadas, a efectos de publicidad, de igual manera que en su día se hizo con el alcohol o el tabaco. La restricción no puede quedarse en una etiqueta con un simple juego responsable», asegura Olesti.
Todavía no se ha llegado a las medidas adoptadas en Italia, el primer país europeo en prohibir la publicidad de las casas de apuestas. Pero en España ya se están dando pasos en este sentido, como el último Plan de Acción Sobre Adicciones 2017-2020, que ha incluido por vez primera la ludopatía como una de las nuevas adicciones. Su responsable, la delegada del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, Azucena Martí, dice a Alfa y Omega que «el control de publicidad es importante, por lo que se está ahora mismo abordando en una iniciativa legislativa que el Gobierno tiene en tramitación coordinada con la Dirección General de Ordenación del juego, que es la competente en este tema».
Sin embargo, Martí va más allá al señalar que «la prevención es un elemento fundamental en la población adolescente», por lo que la solución, «como en todos los programas de prevención universal de adicciones y consumo de drogas», depende «del trabajo en el entorno escolar y comunitario».
O, como señala Olesti, «el juego como adicción debe ser tratado con políticas de prevención en positivo, encaminadas a que los menores adquieran habilidades para la vida y no necesiten probar estas conductas de riesgo».